Este 22 de febrero se cumplen 40 años de aquel inolvidable momento en el que a Diego Armando Maradona se le dibujó en la piel los colores azul y oro. Aquel día de 1981, el mejor futbolista de todos los tiempos, comenzó su idilio con Boca. Fue su presentación oficial, su debut, y fue contra Talleres en el torneo Metropolitano, donde el elenco xeneize ganó por 4-1.
A los 20 minutos fue bajado en el área por el arquero Héctor Baley y el penal lo ejecutó el propio Maradona que engañó al “Chocolate” y abrió el marcador. De todas las maneras le ponía su magia.
Y tras dos goles de Brindisi, el descuento de la “Pepona” Reinaldi para Talleres, llegó el segundo del Diez. Fue a dos minutos del final para cerrar el 4-1 con otro penal.
Fueron 60 mil almas en la Bombonera que fueron testigo del sueño cumplido de Diego. En ese torneo el Pelusa brilló con 17 goles en 28 partidos.
La contratación estaba dando sus frutos, la cual se había logrado hacía unos días luego de ganarle la pulseada a River. Fue toda una ingeniería económica diagramada entre el entonces presidente del club, Martín Benito Noel, y el mandamás de Argentinos, Próspero Cónsoli.
Maradona se incorporó entonces a préstamo por un año y medio con opción de compra definitiva en 2.500.000 dólares, más una deuda de 100.000 dólares que Argentinos tenía con el Banco San Miguel, otra de 400.000 dólares con la AFA y los 600.000 dólares el porcentaje que correspondía al jugador. Además, Boca le cedió a los de La Paternal a cuatro jugadores en forma definitiva, Carlos Randazzo, Carlos Salinas, Eduardo Rotondi y Osvaldo Santos, y dos a préstamo, Mario Zanabria y Miguel Bordón.
El Diez solo jugó ese año con Boca y luego lo hizo muy poco en el primer semestre de 1982, porque estaba preparándose con la Selección Argentina para el Mundial de España. Luego, el club hizo uso de la opción de compra definitiva e inmediatamente lo vendió al Barcelona, donde comenzaría su carrera europea que tuvo como punto máximo su paso por el Napoli y en el epílogo un regreso a España para jugar en el Sevilla.
Diego volvió a la Ribera en 1995 para terminar su carrera en 1997, y el 7 de marzo del año pasado, antes de la pandemia de coronavirus, pisó por última vez La Bombonera. Siendo el técnico de Gimnasia La Plata, se dio el gusta de dar una simbólica vuelta olímpica. .