La emotiva inauguración del Cerro de la Gloria

eEl Gobierno nacional obsequió al pueblo mendocino el monumento al Ejército de los Andes que corona ese lugar, bautizado así desde entonces.

La emotiva inauguración del Cerro de la Gloria
La emotiva inauguración del Cerro de la Gloria

El Monumento al Ejército de los Andes, que constituye una de las grandes postales provinciales, fue planificado y llevado a cabo por el Gobierno nacional. Su realización quedó a cargo del joven artista uruguayo Juan Manuel Ferrari, quien falleció poco después de la inauguración.

Hacia 1909 el país se preparaba para festejar el centenario de la Revolución de Mayo, así que se proyectaron y llevaron a cabo grandes obras. En este marco la Comisión Nacional del Centenario aprobó el boceto presentado por Ferrari y comenzó la construcción.

En enero de 1913 el escultor hizo saber al Gobierno de Mendoza que algunas partes de la obra serían enviadas en abril, por lo que era necesario que se encargaran de generar la base del monumento. Consecuentemente se decretó:

"Art. 1°. El llamado cerro del Pilar se designará en adelante con el nombre de 'Cerro de la Gloria'.

"Art. 2°. Destínese la suma de ciento veinte mil pesos moneda para costear los gastos de erección del pedestal del monumento al Ejército de los Andes, en la cima del cerro de la Gloria y sus caminos de acceso."

Nuestro gobernador era por entonces Rufino Ortega (hijo) y consideró fundamental el cambio de nombre del lugar para que armonizara  con la obra patria. En cercanías de la cima existía una rotonda, por lo que el lugar era bastante visitado. De inmediato fue remplazado el desparejo y estrecho camino de tierra utilizado por las carretas y se plantaron numerosos árboles.   

Las piezas de la gran obra comenzaron a llegar y a instalarse. Días antes de la inauguración, este diario tuvo acceso al lugar y detalló a los mendocinos algunos aspectos de la misma: "Ayer visitamos el monumento al Ejército de los Andes, cuya impresión apuntaremos siquiera sea someramente y a manera de crónica informativa, dado que la crítica artística escapa, por así decirlo, al análisis precipitado (...). En los bajorrelieves aparece en primer término la fundición de los cañones dirigidos por Fray Luis Beltrán, de modelado vigoroso; hay figuras que adquieren verdadero relieve, sobre todo la del herrero del extremo izquierdo (...). Seguidamente viene el de las Patricias, entregando las joyas y el paso de los Andes (...). El artista se ha esmerado verdaderamente, y desde los baqueanos hasta el convoy de guerra no deja nada que desear".

Luego sigue: "Delante del monumento álzase el Libertador en una actitud del todo semejante a la del Napoleón que Messioner pintara. Pensamos que esta figura ecuestre de nuestro capitán general es de una concepción enteramente pobre y que contrasta harto desfavorablemente con el valor general del documento".

A pesar de esta crítica poco favorable los mendocinos asistieron con entusiasmo a la inauguración, que tuvo lugar el 12 de febrero de 1914.

Aquella jornada contó con la presencia del gobernador Ortega y el ministro de Guerra, Gregorio Vélez, en representación del presidente. Además asistieron numerosas autoridades provinciales y chilenas.

Las actividades comenzaron con el saludo al sol de Chacabuco y una misa a las 8, en la Avenida Los Plátanos del Parque General San Martín, conocido entonces como "del Oeste". A las 16, en Casa de Gobierno, se hizo entrega a las comisiones de la Bandera de los Andes y junto a ésta todos marcharon hacia el cerro de la Gloria. Más tarde, casi daban las 17 cuando se inauguró el monumento, y la multitud entonó entusiasta los himnos de Argentina y Chile.

El ministro Vélez descubrió la figura ecuestre de San Martín y se la obsequió con ese acto al pueblo de Mendoza. Pronunció algunas palabras de las que destacamos "Dichosos los pueblos que tienen hombres ilustres y hechos salientes en que apoyar el pasado (...). Ambos constituyen la historia, que es el alma de las naciones".

"En lo mejor de la ceremonia -detalló Los Andes al día siguiente- y cuando el gobernador pronunciaba su discurso, hizo su aparición en los aires Teodoro Fels con su aparato volador a mil metros de altura. El conocido piloto hizo diversos virajes y maniobras y por último, parando la marcha del motor, se dejó ir casi perpendicularmente sobre el cerro entre los aplausos del público hasta que, cuando lo creyó oportuno, tomó nuevamente altura y continuó con sus evoluciones".

Luego de esta peligrosa hazaña, que podría haber terminado en tragedia, los 25.000 presentes observaron un desfile encabezado por los míticos Granaderos.

Se devolvió la Bandera de los Andes al gobernador e inmediatamente las autoridades partieron hacia el recién fundado Club Regatas, donde disfrutaron de un banquete. Posteriormente se llevó a cabo una fiesta de máscaras y, como broche de oro, hubo fuegos artificiales.

Los actos se iniciaron a las 8 con una misa. A las 16, en casa de Gobierno, se honró una bandera de los Andes. Y a las 17, con himnos de Argentina y Chile, se inauguró el monumento.

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