Juan Manuel Carletto: "Se gana más alquilando la tierra que teniendo durazno”

Asegura que debido a la baja rentabilidad que se logra con la fruta, en varias zonas de la provincia se está erradicando los montes frutales. Destaca que el negocio hoy pasa por la horticultura.

Juan Manuel Carletto: "Se gana más alquilando la tierra que teniendo durazno”
Juan Manuel Carletto: "Se gana más alquilando la tierra que teniendo durazno”

Los Carletto están instalados en El Divisadero, departamento San Martín,  desde 1902. En tres generaciones llegaron a tener, en los mejores tiempos, más de 15 fincas en producción, hasta que el año pasado decidieron separar los bienes y repartieron las últimas cuatro propiedades que quedaban.

Juan Manuel Carletto era referente del grupo familiar que en los últimos años producía, en esas cuatro propiedades, uvas para vino y mosto, y unos 2 millones de kilos de duraznos para consumo en fresco, cuya mayor parte era procesado en el empaque que tenían en uno de los establecimientos.

Carletto es reconocido en la zona como un productor muy eficiente y proclive a explorar nuevas opciones productivas. Sus quintas de duraznos mostraban un amplio espectro de variedades –más de 40, entre las de maduración temprana, media y tardía.

-¿Cómo está el negocio del durazno?

-Las cosas han cambiado desde que usted visitó mi finca. El año pasado dividimos los bienes; yo me quedé en “El Porvenir”, donde sigo viviendo. Son 130 hectáreas más o menos, de las cuales 40 están en producción, pero sólo con uva.

Mi hermano se quedó con la finca “El Divisadero”, donde estaban el empaque y las cámaras de frío. De las 45 o 50 hectáreas que había con duraznos, deben quedar 20. Las otras dos propiedades quedaron para mi cuñado. Una, de 25 hectáreas, que estaba totalmente cultivada con duraznos y que en este momento tiene ajo.

-¿Qué pasó con el durazno?

-El problema del durazno es muy simple: con los precios que no son rentables, todo el mundo lo está abandonando. En el caso nuestro, sacábamos 2 millones de kilos. Después de la división de las propiedades, mi hermano sacó unos 400 mil kilos; y este año está arrancando y poniendo viña, y no sé si llegue a los 200 mil kilos en la próxima cosecha.

-¿Qué superficie trabajaban ustedes?

-Teníamos prácticamente 80 hectáreas con duraznos, y no sé si en este momento está quedando la cuarta parte, después de tres años. Yo ya había empezado a arrancar quintas que daban de 25 mil a 30 mil kilos por hectárea.

Mi cuñado, el año pasado para éste arrancó las 25 hectáreas de duraznos que tenía una de las fincas y la entregó a un mediero; se gana más alquilando la tierra que teniendo durazno. Mi hermano, como le dije, erradicó prácticamente la mitad. Mire, yo le aseguro que no pondría una planta de durazno ni para comer. Lo que pagan es miseria.

-¿La decisión de erradicar los montes de duraznos es generalizada en la zona?

-En Tres Porteñas y en El Divisadero ya no queda nada. No queda fruta prácticamente; solamente los españoles con la plantación de almendras. En Rivadavia y Junín, pasa más o menos lo mismo, por lo menos con el durazno. Usted viene a esta zona y está todo con medieros. Las camionetas nuevas que ven son de horticultores que están alquilando tierras para producir.

Si usted pregunta, por ejemplo, en la Cooperativa Giagnoni, prácticamente todos los productores que tenían el cultivo de viña consociado con durazno, lo han arrancado. Porque el precio no es remunerativo. Los costos se han ido muy arriba.

-Pero los costos de producción de vid también han crecido…

-Sí, pero dentro de todo, la uva -a pesar de que el precio no es extraordinario-, si es criolla, cereza o mezcla, usted puede sacar  entre 300 o 350 quintales o más. En cambio, el durazno tiene que ser de muy buena calidad, y le pagan muy poco. Aparte, han quedado pocas empresas que compran.

Los dos galpones de empaque que había en El Divisadero -uno era el nuestro- no están más. Hace unos días estuve con el dueño del otro empaque que había en la zona y me dijo que ha cerrado el galpón y se ha quedado con los viñedos.

-Si no se hubiera dado esta situación de la subdivisión, ¿usted hubiera seguido con los duraznos o hubiera erradicado?

-Probablemente hubiera seguido con algo, porque al tener viñedos también, uno se puede defender. Pero si se queda sólo con el producto que menos vale, no tiene posibilidad de defenderse. Al que le tocó el durazno, erradicó y ahí  puso viña.

Si nos hubiéramos quedado con el empaque, en vez de haber vendido el durazno al precio que lo vendió mi hermano tal vez le hubiera sacado un poco más; pero tendría el costo del galpón, las cámara de frío. No sé si hubiera sido mejor.

-¿Con la uva alcanza?

-Tampoco está tan fácil. La situación agraria, en general, está bastante grave. El que se está manteniendo es el que vive en la finca y vivió siempre de esto.

Como le pasó a mi padre: había años que con 20.000 litros de vino comprábamos un último modelo, y otros años necesitábamos 300.000 litros para comprar un auto. Siempre fue muy fluctuante, por una razón o por otra.

-¿De qué depende ahora la capacidad de compra del productor vitícola?

-En este momento dependemos del precio del mosto sulfitado. Porque en definitiva eso es azúcar, y en todo el mundo se va a usar siempre. Entonces, si usted me pregunta qué estoy haciendo, le digo que me voy a meter en variedades de alta producción, para hacer mosto.

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