Iñaki Urlezaga, el artista que no tiene límites

El artista llegó a Mendoza para dictar una masterclass y aprovechamos para charlar con él sobre su oficio y el potencial existe en el país.

Iñaki Urlezaga, el artista que no tiene límites
Iñaki Urlezaga, el artista que no tiene límites

En el marco de Mendozadanza 2019, actividad que organiza la Secretaría de Cultura; el bailarín y coreógrafo Iñaki Urlezaga viajó a San Rafael para brindar una clase magistral. 

Urlezaga siempre tuvo claro su propósito de vida: ser artista. De pequeño ya percibía que su cuerpo hablaba el lenguaje de la danza. En los '80 el estudio de danza de su tía Lilian se transformó en su casa. A los 6 años comenzó a tomar clases en su ciudad natal.

Hijo de un pediatra y una profesora (Esteban y Nélida), el joven nacido en La Plata jamás postergó sus sueños y, a pesar de los "claros y oscuros" de la vida de un bailarín, supo ponerse en pie y avanzar. Hoy, con 43 años y 25 de trayectoria, Urlezaga sigue luciendo como aquel niño que, al pasar por el Teatro Colón, descubrió cuál era su lugar en el mundo. 

Su camino por el mundo artístico es admirable. En 1991 debutó profesionalmente como primer bailarín del Teatro Argentino de La Plata; rol que dos años más tarde ejerció en el Teatro Colón. En 1995 se produce otro salto internacional: invitado por Anthony Dowel, se une al Royal Ballet de Londres, donde permaneció hasta 2005 como primera figura.

Durante esta experiencia, se presentó en todas las temporadas del Covent Garden Royal Opera House. Más tarde continuó como Principal Guest Dancer del Dutch National Ballet de Holanda. 

En 2003, y en paralelo a su carrera, incursionó como coreógrafo, creando obras que cosecharon elogios en festivales y teatros del mundo. Además, mostró su calidad en escenarios de Rusia, Italia, Argentina, Japón, Estados Unidos, Canadá, España, Francia, Cuba y Escocia; entre otros. 

En 2012, fue convocado por el Ministerio de Desarrollo de la Nación para dictar un ciclo de clases magistrales en las que la danza sea tomada como herramienta de inclusión sociocultural. A partir de los logros con ese ciclo, se impulsó la formación del Ballet Clásico Nacional, compañía en la que Iñaki ocupó el rol de director artístico.


Compromiso: Iñaki busca ayudar al autoconocimiento del artista.
Compromiso: Iñaki busca ayudar al autoconocimiento del artista.

Tristemente, este proyecto -que fortalecía la danza clásica nacional-, cerró sus puertas luego de sufrir el traspaso a la órbita de Cultura de la Nación, resolviendo discontinuar el financiamiento.

Bajo una lluvia de pétalos se despidió de los escenarios en noviembre pasado, luego de interpretar el protagónico de una de las historias de amor más inolvidables: "Romeo y Julieta". Hoy, luego de su vasta trayectoria, Urlezaga entiende que es hora de que el público disfrute de otros bailarines.

- Estás haciendo un recorrido por diferentes puntos del país brindando clases magistrales, ¿qué has podido descubrir en esas clases?

- Siempre es bastante disímil porque a veces te encontrás con personas que tienen más estudio, otros tienen más formación. Trato de puntualizar en cada uno, ver dónde están las limitaciones personales para poder ir un poco más allá: descubrir cómo tomar un nuevo camino y seguir desarrollando el potencial.

-¿Creés que existe una nueva camada de bailarines?

- Argentina es proclive a tener un buen recurso humano. Por ahí hay lugares donde hay posibilidades de tener mejor educación académica y artística, con eso se termina de ensamblar un poco la conjunción de las dos necesidades. A veces se dificulta mucho, porque los chicos no tienen buena docencia, o no hay un lugar público de calidad donde estudiar y la carrera es muy costosa. Argentina es muy compleja y muy vulnerable. Para que haya una camada interesante tiene que haber una educación que funcione muy bien.  
- ¿Creés que la danza es una herramienta de inclusión?

- El arte, en su totalidad. La pintura, la música, la danza son elementos que construyen al ciudadano y lo hacen ser necesario para la sociedad. Además, es una gran herramienta que suma valores e inquietudes humanas.

- ¿Extrañás el escenario, el público, la danza?

- Extraño la plasticidad que tiene el bailarín, así como la elegancia, el cuerpo, la forma estética (tener un buen vestuario) y usar un personaje para disfrutar de la noche. Pero la danza es muy exigida. El cuerpo se ve muy exigido además de las inquietudes humanas y, cuando todo eso ya no responde, no se puede hacer a medias.

- ¿Qué cambió entre el "Iñaki bailarín" y el actual?

- La vida es un devenir. No me rijo por un calendario lineal, pero uno se va relajando de ciertas tareas y obligaciones; también vas tomando otras. Estar del otro lado del escenario -si bien lo he hecho toda la vida, pero ahora con mayor exigencia-, implica otra responsabilidad.

-Practicás yoga y meditación hace muchos años. ¿Colaboraron para desapegarte y aprender a soltar?

- Sí. Vengo de una familia italiana y en ese aspecto, soy muy desapegado. Gracias a eso viví lo que tenía que vivir arriba del escenario. Lo disfruté, lo hice lo mejor posible, ¡espero! (risas). La vida continúa. Uno tiene que tratar de evolucionar y aceptar lo que viene; porque lo que viene es lo que es, es irrefutable.

- En cuanto a tu trayectoria artística: ¿recordás un momento clave?

- Uno hace la carrera que puede, no la que quiere. Yo siempre fui detrás de mis ideales. Prioricé lo que sentía: bailar los roles que me gustaban y en los que me sentía cómodo.

Lo más importante para mí, fue siempre la ética frente al trabajo, la responsabilidad, la dignidad de la entrega. Me rijo más por eso que por lo rimbombante y los flashes. Para mí la vida tiene una sola mirada: de frente al público, de una manera muy honesta. Ese es el único camino que me interesa transitar.

- ¿Qué pensás de la situación cultural actual de Argentina?

- Siempre fue difícil. Argentina es rara, tiene los mejores bailarines del mundo y la mayoría se va del país porque no hay fuentes de trabajo. Después vuelven, se resignan. Es una sociedad muy dispar, muy vulnerable. Hasta que la educación no tenga fortalecimiento federal, va a ser muy difícil que las artes puedan prosperar.

- ¿Qué le dirías a todas esas personas que aman la danza y se ven abatidos por la falta de oportunidades?

- El estudio, la disciplina, la humildad, la honestidad frente al maestro, a uno mismo. Entender que la profesión es larga, que uno estudia todos los días. Es un camino de ida: uno no se recibe nunca de nada en esta profesión. Al contrario, se es un eterno aprendiz. Mi intención con las clases magistrales es lograr que cada uno se autodescubra y sean un puntapié para seguir adelante.

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