El hijo favorito sí existe

Lo demostró la ciencia. El varón más grande suele ser el preferido de la mamá y la nena más chica la del papá.

El hijo favorito sí existe
El hijo favorito sí existe

Los padres los niegan pero que los hay los hay. Ahora la ciencia transforma al conocimiento popular en certeza: el hijo favorito existe. Jeffrey Kluger, autor de "El efecto fraterno: lo que los vínculos entre hermanos y hermanas dicen de nosotros", demuestra con sobrados fundamentos que los padres indefectiblemente eligen a uno de sus hijos.

El sexo es uno de los factores. Las mamás adoran a los varones y los papás a las nenas. Un estudio de la Universidad de Redlands en California clarificó el tema: “El favorito de la madre suele ser el primogénito varón, mientras que el del padre es la hija más pequeña”.

Otro factor que determina al favorito es el momento del nacimiento. El primero lleva las de ganar. Si no es el primero entonces el favorito será el menor pero en raras ocasiones pasará lo mismo con el del medio. Otro mito comprobado por la misma Universidad de California.

El tipo de relación que establecen los niños con sus papás también los condiciona a la hora de ser el preferido. Lo determinó una investigación de Catherine Conger, profesora de Desarrollo Humano y Comunitario de la Universidad de California en Davis. Esta experta analizó 384 pares de hermanos durante tres años y los grabó.

Su conclusión fue que el 65 por ciento de las madres y el 70 de los padres tienen una clara preferencia por el hermano mayor con quien establecen vínculos más profundos.

El autor del libro Kluger analizó el fenómeno: “Ya que la familia no tiene otro objetivo más que el de hacer perdurar nuestra especie en las generaciones siguientes. Por eso, el acto narcisista de reproducirnos impulsa a los padres en favor del hijo mayor, el más saludable y el que tendrá más éxito reproductor”.

Así este experto se aventuró a una gran afirmación: "El 95% de los padres tiene un hijo preferido, y el otro 5% miente”, dijo.

Un dato para tener en cuenta, el favoritismo tiene sus consecuencias. Clare Stoker, del departamento de Psicología de la Universidad de Denver, investigó a 272 hermanos y determinó que: “Los que se sentían menos queridos eran más propensos a desarrollar ansiedad, baja autoestima y depresión en su madurez”.

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