Cerezas: se espera una buena producción pero la logística será el desafío de este año

Los productores esperan superar las 2.200 toneladas que se cosecharon el año pasado. Las plantas vienen con buen estado.

El sector exportador espera que para noviembre haya menos restricciones para tener una buena temporada.
El sector exportador espera que para noviembre haya menos restricciones para tener una buena temporada.

Faltan algunos meses para la cosecha de la cereza, cuyo fuerte se da a mediados de noviembre. Ya con menos restricciones para el comercio internacional, el sector exportador se esperanza con una buena temporada. Así se preparan para la posibilidad de anticiparse a los productores chilenos y con ello poder obtener un buen precio. Sin embargo, la logística para llegar a los países de destino y conseguir mano de obra para levantar la fruta, podría ser un problema si las restricciones por la pandemia no ceden.

“Esperamos poder trabajar normalmente y que esto no se agrave. Las perspectivas se sostienen al igual que en años anteriores. Todavía es prematuro para acertar un pronóstico, pero pienso que los resultados van a ser buenos porque la cereza es un producto muy codiciado, y lo están esperando en el mundo”, señala Saro Fragappane, un productor que tiene cultivos en el Valle de Uco, y en las zonas Norte y Este de la provincia.

Hasta el momento, el productor señala que se ha podido trabajar sin mayores inconvenientes y, con la experiencia de sus colegas de otros cultivos, se ve que para los alimentos la situación de pandemia no ha impedido que se trabaje. Aún así, “la pandemia es mundial”, y la vista está puesta en lo que hagan los otros países y “que no se restrinja la llegada de la mercadería a los puertos”.

“Esperemos que esto acabe lo antes posible y que mejore la situación para todos”, señala el productor.

Las expectativas del productor del Valle de Uco son compartidas en general por el sector cerecero de la provincia. El presidente de la Cámara de Cerezas de Mendoza, Diego Aguilar, adelantó que “el otoño fue bueno, el frío es bueno para las cerezas, y el invierno ha estado tranquilo”, con lo que cabe esperar una “buena cantidad de fruta”.

El peligro para la planta se verá durante las primeras semanas de setiembre y se agravará hacia fin de mes, pero es algo con lo que el sector lidia todos los años. “El año pasado, a principios de setiembre, hubo una helada que hizo mucho daño, y generó que las plantas tuvieran poca carga. Este año están más fertilizadas y se espera que haya más frutas”, agregó Aguilar.

De acuerdo con el referente del sector, resulta irónico, pero “a veces lo malo (la helada del último setiembre), redunda en un beneficio para la temporada siguiente”.

Superar las 2.200 toneladas

El Instituto de Desarrollo Rural elaboró en noviembre del año pasado el último informe sobre la cosecha de cerezas (Prunus avium), en el que indicó que se alcanzarían las 2.245 toneladas, un 4% por debajo del año anterior, pero muy por debajo de la cosecha completa que se registró en 2010 y 2011 (más de 6.200 toneladas).

Así, de continuar todo con normalidad, y si el tiempo acompaña, este año los productores esperan superar los datos de la última temporada. No obstante, el mismo organismo señala que durante la última década se produjo una continua “erradicación de montes de cereza” (disminución de superficie), que explica, junto con las heladas, la caída de la producción respecto de su mejor momento.

El IDR obtuvo los resultados del último informe de cosecha tras medir 57 cuarteles de diferentes propiedades con cereza, del oasis Norte (Maipú, Guaymallén, Luján de Cuyo y Las Heras) y del Valle de Uco (Tunuyán, Tupungato y San Carlos), en los que se contó toda la fruta de 228 plantas y se midió con calibres electrónicos 4.715 frutos.

Protocolos y mano de obra

La cuarentena que comenzó en Argentina el 20 de marzo ya lleva mucho más de cuarenta días, y “cursando el quinto mes, y sin un panorama concreto”. Los productores que están por iniciar una nueva temporada, comenzaron a preocuparse.

“Estamos buscando la mejor solución posible. Éste es un cultivo que demanda mucha mano de obra, la cosecha mecanizada todavía no es una opción, y se va a requerir de mucho cuidado para evitar inconvenientes”, señaló Aguilar.

Es que cada trabajador puede cosechar entre 200 kilos y 250 kilos de cereza diarios, y para las 2.000 toneladas que hay en Mendoza, se requerirán jornaleros suficientes para cubrir el arduo trabajo que implicará “el pico de cosecha” que se suele dar entre el 25 de noviembre y el 10 de diciembre, “quince días en los que se concentra el grueso del volumen de la fruta”.

“Durante ese pico, sí o sí, hay que contratar mano de obra, que no siempre está disponible en la zona, y viene gente de Santiago del Estero y de Tucumán”, comentó el titular de la Cámara de Cerezas.

En el sector de empaque sucede algo similar. Se requiere mano de obra para realizar los trabajos y parte de ese personal viene de otras provincias. “Utilizamos alrededor de 110 personas para empacar entre 500 y 600 toneladas de cereza”, comentó Aguilar.

Pero ese transporte interjurisdiccional está restringido y no se prevé una solución inmediata. La coordinación para que la temporada transcurra sin problemas dependerá de mucho más que de la voluntad del gobierno mendocino. El mismo trabajo se deberá hacer entre los departamentos, hacia el interior de la provincia, para permitir la circulación de gente, minimizando riesgos de contagios.

“Nos va a traer algunos problemas, porque, después de cada jornada, necesariamente la gente se relaciona con su grupo familiar, y con la gente del trabajo, y va a ser difícil controlar eso. Quizás se requiera de más personal este año para separar bien los grupos de trabajo, organizar turnos rotativos y otras alternativas que se plantean en las Cámaras”, señaló el empresario.

Otra dificultad, aunque quizás menor, será la de “unificar criterios”, y ver qué protocolo realmente se adapta al de la nueva temporada, pero las experiencias de otros productores han sido positivas, y en “la cosecha de nueces, peras, y olivas, que se dio en plena pandemia, se pudo hacer”.

“El problema es que la circulación local hoy es preocupante, pero apelaremos a la responsabilidad de cada uno y al entendimiento de los trabajadores que nos acompañan desde hace años, para que sea posible trabajar con normas de conducta y de distanciamiento social”, señaló el empresario de la cereza.

La competencia por el espacio aéreo

La logística será un desafío extra este año. La pandemia afectó fuertemente al sector aerocomercial y esto terminará por golpear a los productores locales que tendrán que competir por “el espacio aéreo”, con otros sectores productivos, e incluso con aquellos pertenecientes al país vecino.

“Mucha de la fruta que se comercializa va en las bodegas de los vuelos de línea. Ahí se cargan los palets y, al no tener vuelos regulares, se tendrán que contratar vuelos chárter que van a menos destinos y la situación se puede complicar”, explicó Aguilar.

Además, contratar un vuelo por fuera de los canales habituales de venta significará un incremento en los costos, con la consecuente pérdida de rentabilidad. Para ir a los principales destinos de la cereza, como son Inglaterra, España o Hong Kong, y este año también se sumará la China Continental, se requerían de u$s 2 a u$s 2,50 por kilo de fruta, pero algunas líneas ya anunciaron que se retirarán de Argentina, como Latam, “y otras no van a volar con Buenos Aires, que es en donde se acopia la mercadería para salir a destino. Eso va a hacer que el precio del flete se encarezca y se reduzca la posibilidad de exportar”.

El poco tiempo para encontrar espacio aéreo, y la inexactitud con la que se debe hacer, porque “la fruta alcanza color y calidad para exportar de un momento a otro”, y es entonces cuando hay que “salir a buscar espacio aéreo”, hace que la situación sea aún más compleja para los exportadores.

“La competencia por el espacio es grande, inclusive con la fruta chilena que viene a Ezeiza para salir desde allí, porque históricamente el aeropuerto ha tenido buena conectividad con los destinos. También se suma el salmón chileno a la competencia, la misma que venimos sufriendo desde hace años, pero que éste va a ser particularmente difícil”, apuntó el titular de la Cámara.

Aunque el sector ha pedido que se le dé prioridad en este aspecto, reconocen que es difícil hacer mucho al respecto, porque para las aerolíneas posiblemente se trate de una oportunidad para recuperar parte de lo perdido durante las prohibiciones por la cuarentena, y tendrán que sacar provecho de ello.

No obstante, la apertura del mercado chino (continental) que tuvo lugar el año pasado para Mendoza, sumó oportunidades al mercado argentino y, para algunos productores, ésta será la primera temporada en que habrá envíos con ese destino. “Esto podría traccionar los precios para arriba, y que se abran cupos para ir a España o Portugal, otros destinos interesantes desde lo comercial”, agregó Aguilar.

El año del buey

Este año, la ventana de comercialización para llegar a China, antes de que se concentre el grueso de las ventas en ese país, que es el principal consumidor de cerezas, se amplía. En 2020, la fecha se dio el 25 de enero (responde a los ciclos lunares), y aunque los mendocinos pudieron completar sus envíos, hubo competidores de otros países que no llegaron a cumplir con las fechas antes del cierre de las fronteras.

En este escenario, “quedó fruta sin poder comercializarse, o que llegó justo cuando estaban cerrando los mercados, y las ventas se hicieron a cuenta gotas, y a precios inferiores”. No obstante, Aguilar señaló que fue alrededor del 10% de la producción. El resto alcanzó a venderse bien.

Para 2021, al estirarse la posibilidad de que la fruta llegue antes del “festival de primavera”, o del inicio del año del “buey de metal”, que tendrá lugar el 12 de febrero, la expectativa de venta es mayor. “Si hay normalidad en los mercados, el consumo de cereza será elástico. Hay que llegar 10 días antes del año nuevo chino, porque ellos tienen mucho gusto en esa época por la cereza, la utilizan como un sofisticado regalo para la gente querida”, explicó el empresario cerecero.

Es que la cereza llega en el momento justo para ser consumida en el año nuevo lunar, con el color preciso, ya que el rojo es símbolo de la buena suerte para el gigante asiático, y su precio la convierte en un regalo muy buscado (se valora que se pague un alto valor por ella).

El año nuevo lunar es el período de mayor consumo de cerezas en China. La cereza llega en el momento preciso. Es de color rojo, el símbolo de la buena suerte en ese país, y también es cara, lo que la convierte en un regalo muy buscado para esa época.

El año pasado se vendió sin restricciones antes de esa fecha, porque Mendoza tuvo una ventaja frente a sus competidores, y fue la de sacar la fruta con la anticipación requerida para llegar antes de que comenzaran los cinco días feriados que preceden al año nuevo chino (del 20 al 25 de enero de 2020). “La gente de la Patagonia no tuvo la misma ventaja, y para este año la expectativa es buena para todos”, agregó el productor.

Precios y rentabilidad

La cereza se comporta como commodity, los precios son muy parecidos año a año, y la oportunidad de mejorar las condiciones de venta se relacionan con la fecha de llegada a destino. Las primicias pueden venderse en hasta u$s 10 dólares por kilo, pero en general se mueven entre u$s 5,50 y u$s 7 dólares.

La fruta del Valle de Uco, que se cosecha en la primera quincena de noviembre, llega a alcanzar valores altos, pero la calidad de exportación todavía es un desafío para los productores locales, y hace relativamente poco que empezaron a trabajar las “variedades tempranas”. El calibre también será algo que resta ver porque, mientras más grande sea el fruto, tendrá mayores posibilidades de colocarse a buen precio.

Costos en dólares

La devaluación y las inequidades que se generan para los productores por la cantidad de mercados que hay en el país para colocar divisas (oficial, paralelo, y bolsa), afectan igualmente al sector de la cereza, que exporta al dólar oficial, menos retenciones, y cuando compra agroquímicos, debe hacerlo al oficial, más impuestos.

Así, el titular de la cámara de la cereza señaló que mientras que el dólar exportador ronda los $ 70, los costos se manejan en una paridad con la divisa de $ 100 o más.

“Hay variaciones en cuanto a los costos, y manejamos por hectárea, costos de entre 6 mil y 8 mil dólares anuales de presupuesto. El 30% de eso es fertilizantes y agroquímicos, con lo que representan un costo importante, y los vaivenes de la economía representan pérdidas, sobre todo cuando el dólar oficial está barato, frente al que realmente se maneja en el mercado”, agregó.

El país formador de precios

Chile cuenta con una producción “cincuenta veces más grande que la nuestra”, y si la fruta mendocina se envía al mismo tiempo que la del vecino país, “el precio lo manejarán ellos”, comentó Aguilar. “Si le escapamos a Chile, que empieza a cosechar un poco más tarde, tendremos mayores oportunidades de poner precio”, cerró el empresario.

El potencial exportador del vecino país para la temporada 2020-2021 todavía no está claro. Al igual que en Argentina, las plantas aún están en floración, y faltan algunas semanas para considerar que el riesgo de heladas o las lluvias de primavera, dejaron de ser un peligro, y acertar cálculos precisos.

Sin embargo, el fuerte crecimiento de las plantaciones de cerezas, les permite aguardar números positivos. En Chile se plantan alrededor de 4.000 hectáreas por año, y con ello garantizan por lo menos el ingreso de 600 mil a 700 mil cajas anuales.

Según consignó el diario El Mercurio, del vecino país, en la temporada 2016-2017 se exportaron 83.765 toneladas y en 2019-2020 se cerró con 228.591 toneladas en envíos de cerezas, un crecimiento de 172% en cuatro años.

Así, las expectativas son optimistas para 2020-2021, también para ellos (aguardan un récord exportador de 250 mil toneladas). La economía de China retomó el crecimiento y el mercado ya se comienza a mover, y en este escenario conocedores de la industria concuerdan que los compradores de ese país se han mostrado bastante activos en las últimas semanas en la búsqueda de proveedores de cerezas, y habrá mercado para todos, si se logran sortear las dificultades que la logística pueda sumarse en un año en que la pandemia todavía sigue siendo un tema a considerar.

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