Avanza en Diputados la jubilación anticipada para trabajadores viñateros

El proyecto de Anabel Fernández Sagasti obtuvo dictamen en un plenario de comisiones, aunque recibió cambios y una vez aprobado deberá volver al Senado. Los trabajadores y contratistas de viñas podrán jubilarse a los 57 años, igual que los peones rurales.

Los legisladores mendocinos coincidieron de manera unánime en el proyecto. - Ignacio Blanco / Los Andes
Los legisladores mendocinos coincidieron de manera unánime en el proyecto. - Ignacio Blanco / Los Andes

Un proyecto para que los trabajadores y contratistas de viñas puedan jubilarse a los 57 años obtuvo dictamen en un plenario de comisiones de la Cámara de Diputados, pero dado que recibió modificaciones, una vez aprobado en el recinto deberá volver al Senado para ser convertido en ley.

La iniciativa avanzó en las comisiones de Previsión y Seguridad Social y de Legislación del Trabajo, donde hubo consenso de todos los bloques. El próximo paso será la Comisión de Presupuesto y Hacienda, que emitirá dictamen mañana para que el proyecto pueda ser tratado en la sesión de este miércoles.

Los cambios introducidos fueron acordados con el Ministerio de Trabajo y la Secretaría de Seguridad Social y no alteran el espíritu del proyecto, sino que buscan clarificar la redacción. La autora de la propuesta original, la senadora Anabel Fernández Sagasti, se comprometió a que se acepten las modificaciones una vez que el debate vuelva a la Cámara alta.

El nuevo texto establece un “régimen previsional diferencial para trabajadores vitícolas comprendidos en el convenio colectivo 154/91 o el que en el futuro lo reemplace, y contratistas comprendidos en la Ley 23.154, en tanto desarrollen actividades que generen un envejecimiento prematuro”.

Así, se iguala a los trabajadores viñateros con los peones rurales, otorgándoles la posibilidad de jubilarse a los 57 años, sin distinción de sexo, con 25 años de aportes. La contribución patronal será la que rija en el régimen común del SIPA (Sistema Integrado Previsional Argentino), incrementada en un 2%.

El proyecto además indica que cuando se haya alternado este trabajo con otras actividades, a los fines de determinar los requisitos para la jubilación “se efectuará un prorrateo en función de los límites de edad y de servicios requeridos para cada clase de tareas o actividades”.

Juntos por el Cambio acompañó el dictamen pero en disidencia, al advertir que falta información sobre el impacto que tendrá este régimen especial en el sistema previsional. En ese sentido, el radical Alejandro Cacace pidió contar con un informe de la Oficina de Presupuesto del Congreso.

Acuerdo unánime de mendocinos

Sin grieta, diputados del oficialismo y la oposición por la provincia de Mendoza coincidieron en que las condiciones climáticas y el carácter forzoso de la tarea atentan contra la salud de los viñateros, por lo cual merecen un régimen jubilatorio diferencial.

Marisa Uceda (Frente de Todos) informó que Mendoza “tiene un promedio de temperaturas invernales que ronda los 3 y 4 grados bajo cero” (por eso se la incluyó como “zona fría” en el descuento del gas) mientras que, en el verano, las temperaturas “llegan a los 40 grados”.

“Los trabajadores no dejan de hacer su esfuerzo por más que exista ese frío que congela los huesos o ese calor que hierve la sangre: el trabajo de la viña es todo el año”, afirmó.

Uceda apuntó también que obreros de 50 años tienen “una apariencia de más de 70” y que sufren artrosis, escoriaciones en la piel y dolencias lumbares, entre otras afecciones. “La mayoría no llega a jubilarse porque mueren antes: el promedio de vida supera escasamente los 65 años”, señaló.

Por su parte, Federico Zamarbide (UCR) explicó que se trata de “una tarea eminentemente manual, aún con los últimos avances tecnológicos en cuanto a riego y cosecha mecanizada”. También marcó que se da una situación paradójica: “Hay empleados que pertenecen a distintos gremios que trabajan en la misma finca, bajo las mismas directivas, y uno se jubila a los 57 y otro a los 65”.

José Luis Ramón, jefe de Unidad Federal para el Desarrollo, resaltó que “esto significa un reconocimiento a más de 44 mil trabajadores de las 15 provincias que tienen viticultura en toda la Argentina, y a más de 3.500 contratistas de viñas”.

En efecto, si bien la actividad está concentrada en Mendoza y San Juan, también se desarrolla en Salta, La Rioja, Catamarca, Neuquén, Río Negro, Córdoba, La Pampa, Tucumán, Buenos Aires, San Luis, Chubut, Jujuy y Entre Ríos.

También defendieron el proyecto Claudia Najul (UCR) y Omar De Marchi (Pro). “No se genera un privilegio, sino que se le da igualdad a una tarea muy sacrificada”, dijo De Marchi, intendente tres veces de Luján de Cuyo, localidad que “aporta más de la mitad del Malbec de toda la Argentina”.

La voz del sector

Juan Carlos Aguirre, secretario Gremial de FOEVA (Federación de Obreros y Empleados Vitivinícolas y Afines), sostuvo que se trata de un “pedido histórico” del sector. Explicó que los viñateros “empiezan a trabajar a edad temprana y tienen una larga vida laboral” en la cual “desarrollan tareas a la intemperie, trabajan durante todo el año y transitan las inclemencias del tiempo”.

A su vez, María Belén Anchi Villareal, de SOEVA (Sindicato de Obreros y Empleados Vitivinícolas y Afines) de Valle de Uco, coincidió en que “el deterioro del cuerpo de los trabajadores de viñas es innegable”, al poner como ejemplo que hay obreros “de 40 años con hernia de disco”.

Villareal afirmó que el convenio de la actividad “es muy viejo” y “no refleja la totalidad de la problemática del sector”, y agregó que “los sueldos siguen siendo magros comparados con otras actividades”.

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