Pedro Almodóvar: el cineasta que esta semana le ganó a Instagram

El póster de “Madres paralelas”, su última película, que tiene un pezón lactante en primer plano, agitó las redes sociales y causó una ola de censura por la que la plataforma tuvo que salir a disculparse. “El algoritmo nunca tendrá corazón”, dijo en un comunicado.

Pedro Almodóvar en la alfombra roja de los premios Bafta 2017. (DPA)
Pedro Almodóvar en la alfombra roja de los premios Bafta 2017. (DPA)

Sorpresa, ternura, incomodidad. Y otras emociones contradictorias más suscitó el lunes pasado la difusión del primer póster de “Madres paralelas”, la última película de Pedro Almodóvar. Después de las primeras sensaciones que produjo la imagen entre sus fanáticos y detractores (que los tiene, y muchos), se sirvió la polémica.

Transgresor o provocador según la óptica, el manchego no deja a los cinéfilos indiferentes, aunque hay que reconocerle algo muy importante: la fidelidad absoluta a su universo, compuesto por temáticas y estéticas que devana una y otra vez, como la maternidad. “Madres paralelas”, como suele hacer, ya estaba anunciada en un póster que se ve en una escena de “Los abrazos rotos” (2009).

El póster en cuestión, diseñado por Javier Jaén, es un pezón lactante en primerísimo plano, cuyos bordes redondeados se transfiguran en una pupila, porque hay dos líneas curvas que lo enmarcan y diseñan un ojo perfecto. Pero lo que transforma al afiche en una poderosa metáfora es la gota de leche materna que emana del pezón y que se convierte entonces en una lágrima, que parece estar a punto de chorrear el fondo rojo y las letras rosadas del título.

Además de una obra maestra del diseño, es la puesta gráfica de un dolor indescriptible. Y también una imagen controversial. Especialmente en esta era, donde todo circula a través de redes sociales que controlan (no sin sesgo ideológico ni decisiones arbitrarias) los contenidos que los usuarios comparten. Y los pezones han estado frecuentemente en el ojo de la tormenta. Tanto así que hay un movimiento a nivel global, el #FreeTheNipple (liberen el pezón), que pide la igualdad entre hombres y mujeres en lo que ha mostrar libremente el cuerpo respecta: pues los pezones masculinos no son contenido explícito que merezca sanción.

Durante los días que siguieron la imagen se viralizó y los algoritmos, especialmente de Instagram, cumplieron en darle de baja. Lo supo Cecilia Roth, la chica que interpretó quizás a la “madre almodóvar” más famosa (“Todo sobre mi madre”). Ella publicó en su Instagram el póster y luego lo eliminaron. Lo volvió a publicar y, por el riesgo de que volvieran a hacerlo, grabó un video escribiendo en un papel: “Si la censuran otra vez, qué mediocre!”. Miles de likes.

Lo cierto es que el debate volvió a agitarse, con argumentos que vienen no solo de activistas por la igualdad de género sino también de teóricos del arte, pues bajo ese mismo criterio deberían censurarse a todas las chicas “curvy” de Rubens, por nombrar solo un pintor de desnudos célebres.

Incluso la imagen tenía cómo sostenerse por sí misma en cuanto concepto, porque sirve de primer acercamiento a una historia que equipara la maternidad al dolor, acudiendo además al hecho que nos define como mamíferos: el acto amoroso y cálido de amamantar. “Cada cartel crea un imaginario mental en la audiencia que persigue llevarla a las salas, pero también uno que determina la lectura del filme”, reflexionaba en una columna publicada en El País de España el investigador y docente Endika Rey. “En este caso, el significante no puede ser más poderoso: sabemos que Almodóvar vuelve a hablar de la maternidad, pero parece que el acercamiento tendrá una fuerza novedosa y simpar, directa y sin recatos, iluminada pero con claroscuros”.

Ciertamente la imagen pertenecía a ese contexto y no permitía lecturas eróticas, como sí lo hacen innumerables pósters de la cultura de masas que, pese a no contener desnudos explícitos, apelan al deseo sexual de los espectadores (¿hace falta nombrar la trikini de Sol Pérez en el afiche de “Bañeros 5”?).

Tampoco sirvió de argumento el hecho de que, en la filmografía de Almodóvar, ni siquiera se trata del póster más polémico que hizo. En su primera etapa como cineasta, durante el destape cultural de la movida madrileña, no dudó en publicitar sus películas con un dibujo de dos nalgas que agachadas forman un corazón cuyo centro es una boca lasciva que tapa la vagina (“Laberinto de pasiones”, diseñado por el también cineasta Iván Zulueta) o un Sagrado Corazón de Jesús pinchado por varias jeringas de heroína (“Entre tinieblas”).

Póster original de "Laberinto de pasiones", la segunda película de Almodóvar.
Póster original de "Laberinto de pasiones", la segunda película de Almodóvar.

El punto es que Instagram tuvo que tomar una postura a contrarreloj y así lo hizo: “Hacemos excepciones para permitir la desnudez en algunas circunstancias, como cuando hay un contexto artístico”, se podía leer en su comunicado que lanzó. “Hemos restaurado los posts que compartían el póster de la película de Almodóvar en Instagram y pedimos perdón por cualquier confusión causada”.

La decisión se entiende: “Madres paralelas”, protagonizada por populares actrices como Penélope Cruz y Aitana Sánchez-Gijón, abrirá La Mostra de Venecia en septiembre, lo que iniciará su recorrido por los distintos certámenes y festivales y quizás la vuelva en una de las películas del año.

Incluso dejando de lado el hecho de que esta polémica también sirvió de resorte publicitario, pues muchos irán a verla para saber de qué se trata (todavía no hay fecha de estreno en Argentina), lo cierto es que el revuelo puso sobre la mesa temas urgentes como las miradas machistas que sexualizan los cuerpos femeninos, la no neutralidad de los algoritmos y el peligro de que ellos uniformen nuestras vidas. Esa es la verdadera victoria de Pedro Almodóvar, a quien Endika Rey llama, no sin méritos, un “agitador cultural”.

Fue a través de su hermano Agustín, su socio en la productora El Deseo, que el manchego dio a conocer su descargo: “Muchas gracias a todos los que habéis apoyado el cartel de ‘Madres paralelas’, a los que lo habéis posteado más de una vez, a los que habéis debatido sobre la necesidad de un poco de cordura ante la visión de un pezón femenino, a los que habéis hablado de ello en los medios”.

Habéis conseguido que las mentes que hay detrás del algoritmo que decide qué es o no es obsceno y ofensivo hayan dado marcha atrás y permitan que el cartel circule libremente. Es una victoria vuestra, una gran victoria”, sentenció.

Entonces, recordando la frase más célebre de “Un tranvía llamado deseo”, alertó sobre los peligros de confiar nuestra vida a la inteligencia artificial: “Hay que estar alerta antes de que las máquinas decidan qué podemos hacer y qué no podemos hacer. Siempre he confiado en la amabilidad de los desconocidos, pero siempre que sean humanos y un algoritmo no es humano”. “Por mucha información que posea el algoritmo nunca tendrá corazón ni sentido común”, cerró.

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