“Gruazo”: el “grito desesperado” que le lanza el teatro a la cultura mendocina y a la Vendimia

Tomando como inspiración el accidente de la grúa en el Frank Romero Day en 2017, esta creación colectiva intenta echar nuevas luces sobre la situación de los artistas en nuestra provincia y la propia Fiesta. Las palabras del actor Santiago Borremans.

Escena del primer estreno en 2019.
Escena del primer estreno en 2019.

La noche del ensayo general de la Vendimia de 2017 quedará (tristemente) para la historia. Todo estaba listo para calibrar los últimos detalles de la fiesta, pero una grúa mal ubicada cedió ante el peso de la enorme parrilla de luces, que terminó desplomándose sobre algunos artistas, quienes lograron escapar rápidamente, y que provocó que el pesado vehículo cayera gradas abajo en el Frank Romero Day. Literalmente, un “gruazo”.

El actor y director teatral Santiago Borremans vio todo desde su casa. “Yo no estaba haciendo ese año Vendimia, entonces lo vi por televisión y me impresionó muchísimo. ¿Será esta la gota que rebalse el vaso? Me pregunté. Y no porque faltaran gotas rebalsadoras de vasos, sino que pensé que ese caso podría mover a la reflexión y fuera posible una modificación. Era un simulacro que tenía que demostrar lo bien hechas que estaban las cosas, pero no fue así”, recuerda.

Entonces, este hecho fue el punto de partida para concebir una obra que hablara de esto y también de muchas cosas más: desde la Fiesta de la Vendimia, cada vez más cuestionada y acusada de cosificar a la mujer, hasta la larga precarización en la que viven los artistas de Mendoza: un reclamo que durante la pandemia vivió sus episodios más dramáticos por la paralización del sector. Todo tomó forma en “Gruazo”, que hoy llega a la sala Ana Frank (ver ficha más abajo).

En efecto, la obra surge como una especie de “reacción, denuncia y reclamo”, define Borremans, quien se integra en un elenco que completan Liza Rule (bailarina), Franco Quagliarella (actor), Patricia Benito (técnica lumínica) y Juan de Borbón (diseño sonoro).

Se trata de una creación colectiva donde no hay director “que lleve la voz cantante de la dirección o decisiones, sino que se da como un acuerdo entre los diferentes integrantes del elenco”. Tuvo una primera versión allá por el 2019, en el marco de una varieté, y se reformuló (en forma y elenco) a principio de este año, actualizándose en varios aspectos.

Momento en que se retira la grúa caída del teatro griego.
Momento en que se retira la grúa caída del teatro griego.

Borremans destaca lo interdisciplinar del proyecto: “Hay algo del orden de la espontaneidad, y creo que ahí radica la organicidad de este trabajo. Pusimos los recursos que tenemos, que siempre son escasos, a favor de un objetivo: llevar adelante esta obra”.

La explica así: “‘Gruazo’ rescata los símbolos: la reina, la bendición de los frutos, la figura de la Iglesia, el poder patriarcal, el binarismo, el biologicismo, la cursilería naif de familias mamá-papá. Los rescata y los pone en juego en una escena propuesta en una circunstancia”.

Es que lo difícil fue integrar todas estas temáticas en una narrativa. En ese sentido, el equipo decidió trabajar sin una línea “realista” y nutrir la puesta de distintas estéticas. “No responde ni le interesa pertenecer a una estética particular, pero se puede leer a partir de ciertos criterios”, apunta.

Y explica: “Por ejemplo, a la luz del situacionismo: propone una situación en la que una parte de la obra está dejada en manos de un dj set, en este caso a cargo de Molusco. La gente circula en el espacio, toma un trago de vino, charla, ve dónde se ubica, etcétera. Se invita al espectador a ser parte de una situación. La obra implica cosas más allá del espacio de la representación”, dice sobre esa cuarta pared derribada.

“También puede ser analizada a la luz de la posverdad y el posdrama: de hecho, el relato de los medios más locales está presente, está presente una suerte de monólogo, cual voz en off vendimial, que relata las cosas sin caer en el lugar común del costumbrismo. Se bromea con eso y se ironiza con eso, y se pone a este relato omnisciente cuestionando lo que va sucediendo todo el tiempo. En ese sentido, coquetea con lo panfletario”.

Y sigue hilvanando: “En ese sentido, también se puede ver desde una óptica brechtiana: el teatro épico - político. Porque hay un reclamo político y una tesis intelectual puesta en juego: La mujer, ¿es o no es un adorno? Y también sobre los trabajadores estéticos: ¿Les pinta que los precaricen así? Se les desploman las grúas en la cabeza y siguen arrodillados frente a un olmo pidiéndole peras”, dice sobre los cuestionamientos de la obra, a la que define también como “un grito desesperado”.

La ficha

“Gruazo”, creación colectiva.

Fecha y hora: Hoy, a las 21.

Lugar: Sala Ana Frank (Maipú 230, Ciudad)

Reservas: www.salaanaframk.com

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