Gala lírica en el Teatro Plaza: la soprano Graciela Armendáriz habla de su regreso a Mendoza

Después de 18 años, volvió a radicarse por un tiempo en su provincia. La fe en la música y los sentires de la pandemia, en una charla previa al recital de hoy en la sala de Godoy Cruz.

De izquierda a derecha: Julián Salcedo, Cristian Mella, Graciela Armendáriz y Leonardo Pittella Lahoz.
De izquierda a derecha: Julián Salcedo, Cristian Mella, Graciela Armendáriz y Leonardo Pittella Lahoz.

A Graciela Armendáriz la conocemos: le debemos muchas noches memorables para la lírica mendocina. Aunque partió, aun siendo muy joven, para perfeccionarse en el extranjero, hace 18 años, esta soprano nunca cortó el vínculo con su provincia.

Sin embargo, la pandemia impuso otros tiempos y otras prioridades. Eso la motivó a pasar una temporada en Mendoza más larga de lo común, razón por la cual la hemos visto actuar de forma más asidua entre nosotros: desde la reapertura paulatina de los espectáculos, en febrero, cantó en la Noche de los Museos, en el ciclo Clásica y Patrimonial de Godoy Cruz, en el concierto de cierre de Música Clásica por los Caminos del Vino (junto a Escalandrum) y, ahora, en una gala lírica en el Teatro Plaza.

La invitación es interesante, pues es la primera vez que se unen ella y su pianista durante estos meses, Leonardo Pittella Lahoz, y el tenor Cristian Mella con el suyo, Julián Salcedo. Un equilibrio que también corresponde al repertorio del recital, que se titula “Ópera y Zarzuela”. Es decir, una selección de piezas cuidadosamente armada, para pasearnos por diferentes estados de ánimos y de idiomas.

Armendáriz en la previa al concierto de hoy.
Armendáriz en la previa al concierto de hoy.

Armendáriz, a quien en los últimos años escuchamos en importantes producciones como “La Traviata” (en el Teatro Independencia, con la Orquesta Filarmónica de Mendoza) y “Carmina Burana” (en la explanada de la Casa de Gobierno, con el mismo organismo), ahora interpretará, entre otras, “Je veux vivre”, un aria valseada y virtuosa de la protagonista de la ópera “Romeo y Julieta” de Charles Gounod. “Es un rol que me gusta mucho y que me encantaría hacer completo. Creo que ahora mismo es para mi tipo de voz. Tiene de todo: un poco de agilidad, lirismo y el personaje además tiene su parte dramática”, apunta Graciela.

También le dedicará una parte del repertorio a la zarzuela, un género al que ella se siente muy cercana, pues está radicada en Madrid desde hace años. “Voy a interpretar la ‘Canción del ruiseñor’, de ‘Doña Francisquita’”, anticipa sobre el espectáculo.

Un antes y un después

Es inevitable remitirse al hecho de que Graciela Armendáriz haya decidido asentarse en Mendoza por un tiempo indefinido. Era algo que ya venía pensando desde antes de la pandemia, confiesa. “En mi caso particular, había pasado un último año en España en el cual empecé a plantearme que quizás era momento de volver a Argentina a pasar una pequeña temporada, un año quizás. Esto surgió un poco antes de que se desatara el gran caos de la pandemia. Volví esta temporada por una cuestión de afectos, de estar cerca de mis padres y mi hija”, resume.

Los recuerdos vuelan. Graciela había actuado en noviembre de 2019 en “Burbujas y sabores”, el festival de Guaymallén, y ese es el último recuerdo que tiene de un show en nuestra provincia en “circunstancias normales”. “Yo vine, quería pasar el verano acá. Después volví a Europa, fui a Suiza a cumplir con unos compromisos y después pasé por Madrid”. En marzo, la cuarentena la tomó por sorpresa en Madrid, donde los casos subían exponencialmente semana tras semana, y así decidió “confinarse” con unos amigos, el tenor Francisco “Paco” Sánchez y la mezzosoprano Lola Casariego, “dos grandísimos artistas madrileños”.

“Fue muy duro, porque habían cien casos en Madrid y a la semana siguiente había 2700. Recuerdo que ellos decidieron a las 20 horas salir todos los días a los balcones a aplaudir en señal de aliento y agradecimiento a los profesionales sanitarios, al cuerpo policial y a toda esa gente que no paró desde el primer momento. Recuerdo esto y me emociono”, dice sobre esos primeros momentos y esa iniciativa que aquí también se replicó y que (injustamente) hoy parece completamente olvidada.

Fue casi un golpe de suerte que ella pudiera volver justo un par de días antes de que aquí comenzara la cuarentena: el 17 de marzo. Llegó directo a aislarse en su casa y estar completamente sola durante un largo tiempo. “Muchas veces en mi vida siento que tengo un ángel que me va guiando y me va quitando del alud que viene por detrás, porque en este caso no nos imaginábamos que iba a ser tan tremendo”, define.

Se trata de un alud que los artistas líricos, como el resto de la cultura, lo sufre de una forma dramática. Los desafíos que el Covid-19 impuso al mundo de la lírica son enormes y ella también los vive, en una incertidumbre que no acaba. En Buenos Aires, los cantantes llegaron (autoconvocándose) a ofrecer arias a la gorra en las escalinatas de la Facultad de Derecho, ante la falta de respuestas del Estado y el cierre (que ahora se volvió a producir) de los coliseos líricos y el riesgo de cantar con ensambles corales.

“Pero creo que es también un momento que nos ha hecho reflexionar sobre nuestros estilos de vida, decisiones, escalas de valores, necesidades”, reflexiona Graciela. “Nos hemos dado cuenta que podemos vivir con menos, o con poco. Que hay cosas que son banales y antes considerábamos esenciales. A mí me ha servido para valorar más mi salud, empezando por mi alimentación. También he visto en muchos casos de personas cercanas cómo han cambiado. Esta situación les ha tocado muy fuerte. En mi caso, el deseo de venir a pasar una temporada se transformó en que un día me encontré en mi casa sola, encerrada, lejos de donde pasé los últimos 18 años de mi vida. Ha sido muy intenso, pero también ocasión para reflexionar y revisar cosas. Ahora creo que no hay que planear y hay que fluir día día”, asegura.

Pero lo que más agradece Armendáriz es poder cantar de nuevo después de tanto tiempo. Un silencio de más de un año, que recién en febrero pudo romperse. “Ha sido un momento muy duro, con un montón de planteos, de dudas, de temores. Por momentos sentís que se te ha ido tu vida en el arte y tu propia voz”, lamenta.

Por estos días, además de los conciertos esporádicos que da, empezó a dar clases de canto a personas que se han acercado a la música no solo por interés en la lírica u otros géneros, sino porque ven en este arte una forma de terapia. Todos sienten, y nosotros también, que la música puede salvar.

La ficha

Gala Lírica: Ópera y Zarzuela

Con Graciela Armendáriz (soprano), Cristian Mella (tenor), Leonardo Pittella Lahoz y Julián Salcedo (pianistas).

Fecha y hora: Hoy, a las 20.30

Lugar: Teatro Plaza (Colón 27, Godoy Cruz).

Entradas: $350, en entradaweb.com.ar

Espectáculo sujeto a los protocolos vigentes.

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