Entre lo clásico y lo nuevo: ¿Existe el “cine para padres”?

El auge de películas serializadas y protagonizadas por estrellas que se hicieron en los ’90 pone en discusión este “subgénero”, inventado por millennials. ¿A qué se refiere? ¿Es posible definirlo?

"El día del fin del mundo" ("Greenland") es uno de los éxitos de Amazon Prime Video.
"El día del fin del mundo" ("Greenland") es uno de los éxitos de Amazon Prime Video.

El miércoles pasado, llegó a Netflix “Noticias del gran mundo”, el último western entre los estrenos, y el primero protagonizado por Tom Hanks. Rápidamente, se convirtió en uno de los contenidos favoritos de la plataforma, a fuerza de repetir un argumento visto muchas veces: un hombre honrado y experto en escenas de acción acompaña a una niña en una travesía peligrosa por el Lejano Oeste.

En días previos al estreno, Hanks dio una entrevista al diario La Vanguardia de España, donde volvió a encender nuevamente la polémica: “Yo creo que [los westerns] han sido suplantados por las películas de ciencia ficción -dijo-, porque muchos terminan a tiros y es mejor hacerlo como ‘The Mandalorian’ o ‘Capitán América’ que como un hombre a caballo que tarda seis días en ir de un lugar a otro”, bromeó.

Pero en el fondo, habla de una realidad: la sala de cine, tan agonizantes en medio de la pandemia, se ha vuelto en el reducto sensacionalista de superproducciones y ha dejado de ser el santuario oscuro al que uno iba, simplemente, a ver historias. Como alertaba un alto ejecutivo de la industria en Vanity Fair hace un tiempo, el drama tradicional de Hollywood se ha “evaporado” y la gente ya no cree que valga la pena pagar una entrada para ver una película de este tipo.

En cambio, muchas de esas producciones de mediano presupuesto han pasado a engrosar los catálogos interminables que “scrolleamos” desde el mullido sillón de nuestro living: Netflix, Amazon, Apple TV, HBO y un cada vez más largo etcétera.

El suplemento Icon de El País de España también se hizo eco de lo que está pasando, y trajo a colación el extraño suceso que tienen durante la pandemia esas películas con argumentos convencionales, protagonizadas por ídolos ya entrados en madurez, que se transforman indefectiblemente en la opción perfecta para los padres de los millennials y centennials. Si usted es uno de ellos, considere ser un adepto a las “películas de padres”.

Ese rótulo motivó una acalorada discusión en Twitter durante los últimos días, cuando un tuitero, Ian McNabb, criticó a través de su cuenta la película “Master & Commander” (2003) y Russell Crow, ¡¡el propio protagonista!!, le respondió diciendo que era una película brillante, que exigía concentración y que, “definitivamente, es una película para adultos”. Escándalo seguido, muchos le dijeron a Crow: “Ok, boomer” (una muletilla popularizada a través de un meme, que no es más que un gesto condescendiente para desacreditar las opiniones de los “baby boomer”).

Fue The Ringer, una web estadounidense especializada en cultura pop y deporte, que creó el término “dad movie” en 2019. “Cualquier película que le guste a un padre puede ser una ‘película de padre’. Pero, como la mayoría de padres son bastantes similares, acaba convirtiéndose en una categoría acotada”, explicó a la nota mencionada de Icon Kevin Clark, uno de los autores intelectuales de la expresión.

“Recuerdo que Hanks siempre dice que suele interpretar a hombres corrientes enfrentándose a situaciones extraordinarias, y ese es para mí el alma del género. Desde ‘Apolo 13’ a ‘El puente de los espías’, a él le encanta ponerse en mitad de la historia del siglo XX interpretando casi siempre al mismo personaje”, dijo, pocos días antes de que “Noticias del gran mundo” confirmara sus palabras.

Haciendo una panorámica (y al margen de las películas de terror, de superhéroes e infantiles), parece que las aguas dividen dos grandes aguas en Hollywood: las “películas de padre” y las “películas de inclusión”, que es esa tendencia (a veces demasiado demagógica) por contar historias protagonizadas por mujeres y hombres no blancos, no heterosexuales ni de clase alta.

Pero acercándonos más a la fisonomía de ese género extraño, quizás nos sea útil recordar los nombres de sus estrellas: Hanks, Denzel Washington, Liam Neeson, Mel Gibson, Bruce Willis, Russell Crowe, Kevin Costner, Ben Affleck. Muchos ya sabrán con qué clase de películas asociamos estos nombres.

“Si quisiéramos diseccionar los aspectos básicos que convierten a un film en particular en una ‘película de padre’, deberíamos empezar diciendo que son obras basadas habitualmente en hechos históricos o situadas en un contexto muy concreto en el tiempo”, explicaba Carlos Megía en la nota citada.

“Contadas de forma cronológica (...) y protagonizadas por hombres normativos, de pocas palabras, algo traumatizados, pero inequívocamente buenos, que acostumbran a proteger o vengar a miembros de su familia o a cualquier otro huérfano que se cruce en su camino para expiar los pecados del pasado. Son imprescindibles las escenas de acción, aunque ni demasiado adrenalínicas ni demasiado sangrientas y apuestan por un riguroso academicismo en los movimientos de cámara y su puesta en escena. Pueden tener forma de westerns, de thrillers, bélicas, deportivas o de ciencia-ficción –nada de superhéroes–, pero comparten ese espíritu de reflexión sobre la masculinidad clásica y la importancia de valores como el honor, el sacrificio y el valor”. Una descripción que da en el clavo.

La pandemia y las intermitentes cuarentenas han propiciado un florecimiento del género, además. ¿A ver? El hito netflixiano de fin de año fue la historia de un científico que debe salvar a la humanidad mientras protege, al mismo tiempo, a una niña perdida (George Clooney en “Cielo de medianoche”).

Actualmente Amazon Prime Video junta miles de reproducciones en “El día del fin del mundo”, donde un honrado Gerard Butler debe salvar a su esposa e hijo mientras una lluvia de meteoritos agujerea la tierra.

Ahora, Hanks hace lo suyo interpretando a un aguerrido ex soldado que descubre la ternura en su vida apadrinando a una niña huérfana. Historias repetitivas hasta la náusea, pero que garpan.

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