El Tata Cedrón sorprende a su barrio cantando desde la puerta

A sus 81 años, el legendario tanguero regala “canciones al paso” desde el zaguán de su casa. Y lejos de quedarse solo con esta idea, ya piensa en salir a tocar a plazas y jardines. 

Con el mismo pulso creativo que le impuso al tango y que irrumpe en una obra con casi 60 años de presencia, Juan “el Tata” Cedrón decide burlar las restricciones que dicta la pandemia respetando el protocolo, ofrece canciones desde el zaguán de su casa en el barrio porteño de Villa del Parque y propone “hacer algo que nos gusta apelando a la inventiva popular”.

“De esta manera me la paso bien yo, me encuentro con la gente del barrio y es una manera de darle ideas a la gente que gobierna para que vea que esta es una posibilidad para que los músicos puedan tocar y cantar”, asegura en una charla difundida por Télam.

El “Tata”, figura fundamental de la cultura popular argentina, abre así no solamente la puerta de su casa sino, además, una posibilidad de hacer música respetando protocolos.

Es que, a la hora de definir estas “Canciones al paso” confiesa: “Lo hice porque uno está encerrado y a pesar de que soy veterano venía tocando casi todos los sábados y ensayaba todas las semanas. Así que estuve mal y estaba buscando la manera que como ciudadanos aportemos alguna idea, no esperar que vengan de arriba para superar este problema”, dice el Tata, quien se calza guitarra y canta, a partir de piezas propias o del conjunto que lleva su apellido y que creó en 1964 (primero como terceto y desde fines de esa misma década establecido como cuarteto).

“Respetando los protocolos se nos ocurrió hacer esto porque no daba más sin cantar. Abro la puerta de mi casa y me meto un metro y medio para atrás y de a una persona a la que le damos turnos como si fuera al médico le indicamos que se pare al lado del cordón y hago un tema o dos y viene otra y armamos tres o cuatro pasajes durante una hora”, revela.

Como suerte de síntesis de la experiencia que junto a su compañera, la escritora Antonia García Castro, comenzó el jueves 30 de julio y está documentada, además, en la imprescindible bitácora virtual que es elcedroniano.blogspot.com, resume: “Me la paso bien yo y la gente del barrio está contentísima porque nos encontramos y les canto una canción”.

“Cuando los chicos empezaron a poder salir los fines de semana, mi señora puso libros que primero desinfectamos en la ventana para que los chicos los lleven y luego los devuelvan, un vecino pintor expone los cuadros en el balcón, una mujer deja adivinanzas en los negocios, se pintó una rayuela y se está armando una pelota linda en este ‘rioba’”, añade.

El Tata Cedrón, a la derecha de Cortázar.
El Tata Cedrón, a la derecha de Cortázar.

En definitiva, el Tata considera que esta propuesta “busca poder darle una vida un poco más amena, espiritual y artística a las personas. Que no sea la cosa penosa de estar encerrado y los problemas económicos por esta peste que es grave y frente a la que el Gobierno está haciendo cosas extraordinarias”.

“Se habla mucho de organizar, de protocolo y rentabilidad, todas cosas técnicas pero del arte no habla nadie. Hay que partir del arte como aquel que hace tomates debe partir del tomate y no del puesto para vender tomates”, ejemplifica Cedrón, quien supo musicalizar a Bertolt Brecht, Jorge Luis Borges, Dylan Thomas, Juan Gelman, Roberto Arlt, Julio Cortázar y Oliverio Girondo, entre muchos otros.

Y lejos de quedarse quieto, quiere llevar la idea mucho más allá en los próximos meses: “Estoy tratando de estudiar un poco para el mes que viene, con el sol, si Dios quiere y la cosa mejora tratar de hacer estos recitales en plazas o jardines para 40 o 50 personas con distanciamiento y con gente que controle”.

Capaz de ponerle situaciones concretas al sueño, Cedrón balbucea la chance de “hacer espectáculos de dúos o tríos, o de payadores en cada punta del escenario o con dos tipos haciendo rap también”, propone, cosa de no dejar afuera a ninguna generación.

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