Cuando los chicos esperan un pago por ayudar en casa

El objetivo es que el chico tenga claro si el acuerdo es para que colabore en la casa o para que aprenda a administrar su dinero, de lo contrario parecerá que los padres tienen obligación de pagarle.

Muchas familias se plantean la posibilidad de educar financieramente a sus hijos mediante el pago de un canon, establecido por los padres, como retribución por la ayuda que los pequeños realizan en las tareas del hogar. En principio se plantea como una buena forma de que los hijos vayan aprendiendo a administrar el dinero, conocer su valor y, sobre todo, entender que el esfuerzo tiene una remuneración económica. Sin embargo, el tema de darles dinero a los chicos para gastos personales tiene distintos aspectos a tener en cuenta.

Por un lado, si la familia puede afrontar ese gasto, si los chicos entienden la consigna inicial y si los padres supieron explicar asertivamente el motivo de la transacción. Aquí no hay reglas que se apliquen a todos por igual. Va a depender de los chicos, de la situación financiera de la familia y de las creencias personales de cada uno.

Los niños y el dinero: ¿cuánto hay que darles?
Los niños y el dinero: ¿cuánto hay que darles?

La idea es que los pequeños empiecen a comprender el valor del dinero, y para algunos padres también es gratificante darles dinero a sus hijos a cambio de algunas tareas en la casa. Si, por ejemplo, sacan a pasear al perro todos los días reciben una compensación. Cuando no lo hacen, no. Lo que se busca enseñar en este caso es la relación entre esfuerzo y dinero.

La contracara de esto es que, sin el manejo adecuado, sin consignas claras o sin motivación suficiente, los chicos sólo hagan las cosas que deben hacer por dinero. Muy pronto los tendrás diciendo ‘está bien, saco la basura, ¿pero cuánto me pagás por hacerlo?’, cuando en realidad deben hacerlo porque es una tarea del hogar en la que conviven todos, y no porque van a recibir plata.

Por otro lado, teniendo en cuenta que muchos chicos tienen un deseo natural de colaborar, ¿No se lo estaremos coartando al ofrecerles una motivación monetaria?

Otra opción es la de darles una asignación por semana o mes sin necesidad de hacer nada a cambio, sólo por el hecho de enseñarles el valor del dinero y a ser disciplinados en el manejo del mismo. Acá, el riesgo será que crean que el dinero es fácil de recibir y que no hay que hacer nada a cambio para recibirlo.

Una alternativa distinta es la de diferenciar aquellas tareas por las que reciben dinero de las que no. Por ejemplo, hacer la cama u ordenar la habitación no es negociable, pero regar las plantas, cuidar a un hermanito, o sacar a pasear al perro, podría serlo. Como ven, una vez más este tema va a depender de cada niño y cada familia

Niños y productos de limpieza (Web)
Niños y productos de limpieza (Web)

Qué queremos enseñar

Una clave será ver qué es lo que buscamos enseñar. Si estamos priorizando el valor del dinero o el valor de sentirnos parte de la familia y colaborar los unos con los otros.

Muchos profesionales en psicología infantil consideran que las tareas del hogar deben estar repartidas, pero no pagas, comprendiendo que cada miembro de la familia tiene responsabilidades y obligaciones que se deben realizar para tener una convivencia armoniosa, no por una pretensión económica.

Estas colaboraciones estarán asignadas en función de la edad y posibilidades de los chicos, y se van incrementando conforme van creciendo. De lo que estamos hablando es de la motivación y el sentido de la responsabilidad. Si le pago a mi hija por ordenar su habitación, ¿qué mensaje le estoy dando, que se le debe algo por hacerse cargo de su propio orden?

La diferencia radica en si se les paga una contribución para enseñarle el valor del dinero, o porque es la única manera en la que los padres logran que haga lo que se les pide.

Existe una gran diferencia entre criar y educar. Educar implica más tiempo, más paciencia y estar más en el aquí y ahora. Con el sinfín de compromisos y tareas que llevamos a cabo en estos tiempos estar presentes en la vida de nuestros hijos parece, a veces, ciencia ficción.

La mesada o pago mensual

Las mesadas ayudan a los niños a aprender a administrar y controlar la necesidad de recibir una gratificación instantánea. Las tareas familiares los ayudan a aprender a desarrollar una ética del trabajo.

Pagarles por hacer tareas extra lleva un mensaje sano: el dinero y el trabajo duro van de la mano. Retener su mesada porque no hicieron sus tareas envía un mensaje menos sano: el dinero puede usarse para castigarlos. Si los niños no hacen las tareas familiares, debe haber consecuencias. Pero las consecuencias no deberían involucrar su mesada. Después de todo, el problema no es que están abusando de su dinero sino que no están cumpliendo con sus tareas.

Las mesadas tienen propósitos: enseñarles a los niños a controlar su dinero de manera responsable y ayudarlos a resistir la necesidad de gratificación inmediata.

Esperamos que los niños realicen tareas del hogar sin recibir un pago porque son miembros de la familia y comparten los recursos de la familia. Es importante enseñarle a un niño las consecuencias naturales del dinero. Lo que significa que la única forma de obtener dinero es ganándolo. No es un derecho.

Pero también queremos que desarrollen una ética del trabajo, que es tener pasión por el éxito y saber que tienen que rendir cuentas.

Los pagos extra

Hay dos clases de tareas en una casa: “Ciudadano del hogar”, sin paga, y “Trabajo por dinero”.

Las tareas de Ciudadanos del hogar son cosas personales: lavarse los dientes, mantener ordenado el espacio propio o guardar los juguetes. Trabajo por dinero incluye todas las tareas domésticas, como poner la mesa o lavar la ropa. Esas tareas se pagan con un salario semanal. Las tareas de Ciudadanos del hogar son de “buen comportamiento”, y si no se cumplen, el castigo es la eliminación de un privilegio, como la televisión. Si las tareas de Trabajo por dinero no se cumplen, no hay dinero.

En este caso, podemos ofrecerles dinero a los niños por realizar tareas extra, es decir, aquellas que no entran dentro de sus asignaciones habituales. Por ejemplo, si las tareas de tu hijo en el hogar consisten en hacer la cama cada mañana, ordenar su habitación y poner el lavavajillas, no has de ofrecerle ninguna paga a cambio. Sin embargo, puedes proponerle realizar otros quehaceres a cambio de dinero.

Los padres pueden colocar un precio a cada tarea en función de la dificultad, la implicación que conlleve o el tiempo que requiera. Pero has de tener en cuenta que son actividades optativas que tu hijo puede escoger o no.

Siempre que el niño quiera un dinero extra, se le puede ofrecer realizar alguno de estos proyectos. E incluso puedes permitir que sea él mismo quien piense en tareas que puede realizar para obtener la recompensa económica.

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