Crímenes y mafia con gusto a cerveza en Netflix: la serie imperdible sobre el origen de la Oktoberfest moderna

“Oktoberfest: cerveza y sangre” repasa el sangriento origen de la versión actual de la celebración alemana que tiene lugar cada vez que comienza octubre. El rol de un oscuro cervecero que impuso su estilo de celebración (inspirado en un personaje real) es el eje de la trama. Este año, en Villa General Belgrano, la fiesta fue suspendida por la pandemia.

"Oktoberfest: cerveza y sangre" es la serie alemana de Netflix que repasa la oscura historia del la celebración moderna. Foto: Instagram @giackhomo
"Oktoberfest: cerveza y sangre" es la serie alemana de Netflix que repasa la oscura historia del la celebración moderna. Foto: Instagram @giackhomo

Históricamente octubre ha sido considerado como sinónimo de cerveza: en Alemania, en Brasil, en Córdoba, en Mendoza y en cualquier parte del mundo. Y es que la tradicional Oktoberfest, con orígenes en la Múnich de principios del siglo XIX se ha convertido en una celebración mundial –de la mano de la globalización- y cada vez que llega el mes de octubre los fanáticos de esta bebida se sienten en su salsa (o en su cebada).

"Oktoberfest: cerveza y sangre" es la serie alemana de Netflix que repasa la oscura historia del la celebración moderna. Foto: Instagram @giackhomo
"Oktoberfest: cerveza y sangre" es la serie alemana de Netflix que repasa la oscura historia del la celebración moderna. Foto: Instagram @giackhomo

Más allá de lo pintoresco y alegre de la celebración en la actualidad, y que lleva a que cada octubre cientos de miles de personas de todo el mundo viajen a Múnich (y en Argentina otros tantos de miles conviertan la localidad cordobesa de Villa General Belgrano en su hábitat por algunos días -aunque este año, al igual que en 2020, no se celebró por la pandemia), detrás del formato actual de esta celebración hay una trágica historia de mafia, crímenes y venganza. En octubre del 2020, en plena pandemia que derivó en que la celebración tradicional sufriera un inevitable contratiempo, esta historia llegó a la plataforma de streaming Netflix.

“Oktoberfest: cerveza y sangre” es el atrapante título de esta producción alemana, que cuenta con seis episodios –todavía disponibles- y repasa la historia del tradicional festival cervecero en la ciudad de Múnich, así como también de todo el trasfondo oscuro que hubo en el cambio de paradigma de esta celebración que, en los inicios del formato actual, fue manejada de forma espuria y con prácticas mafiosas y criminales por los cerveceros más importantes de esa ciudad.

“Oktoberfest: cerveza y sangre”, una historia real

En “Oktoberfest: cerveza y sangre” encontramos al principal y lúgubre protagonista identificado como Curt Prank e interpretado por Misel Maticevic. Este personaje representa a un turbio cervecero que desembarca a fines del siglo XIX y comienzos del siglo XX en Múnich con su pequeña cerveza y que no tiene ningún límite en sus estrategias para instalarse en el oligopólico mercado de las cervecerías. Sobre todo porque, como vemos en la serie –y como ocurrió en la vida real en los comienzos- los puestos de la multitudinaria Oktoberfest estaba reservada para los fabricantes locales.

Las prácticas de Prank para instalarse en el mercado y deshacerse de los cerveceros rivales o distintos obstáculos, un romance prohibido entre la hija de este fabricante y el heredero de una de las cervecerías rivales y la violencia que marca el rumbo de todas las estrategias de marketing (por decirlo de algún modo) son los principales condimentos de esta historia, que extiende su rasgo de atractivo más allá del nombre taquillero –o “clickbait”- y que también atrapa con el argumento.

"Oktoberfest: cerveza y sangre" es la serie alemana de Netflix que repasa la oscura historia del la celebración moderna. Foto: Instagram @giackhomo
"Oktoberfest: cerveza y sangre" es la serie alemana de Netflix que repasa la oscura historia del la celebración moderna. Foto: Instagram @giackhomo

El detalle es que la historia de “Oktoberfest: cerveza y sangre” está inspirada en hechos reales, en personajes que existieron, de los que quedan registros y que realmente marcaron un quiebre en la tradicional Oktoberfest y la forma en que se celebraba, así como también entre quienes participaban.

El ambicioso cervecero Curt Prank no existió como tal, pero su historia, participación y alusiones en la historia de la serie alemana de Netflix nos remiten a Georg Lang, un empresario que existió y que llegó a Múnich a fines del siglo XIX proveniente de Nuremberg para instalarse y comenzar a crecer.

Los “dueños” de la Oktoberfest y que manejaban el mercado de la cerveza en la gran ciudad, como era de esperarse, no se la hicieron fácil a Lang (en la vida real) ni a Prank (en la serie histórica de Netflix). Y es aquí donde ejecutó sus ardides para ganar protagonismo y terminar por convertirse en el único amo de la Oktoberfest.

Con Christian Limmer, Ronny Schalk y Alexis Wittgenstein a la cabeza, “Oktoberfest: cerveza y sangre” fue estrenada hace un año y en algunos puntos de su trama, la composición de sus personajes y la forma de “resolver” los imprevistos tiene similitudes con la también popular Peaky Blinders, centrada en las pandillas callejeras del Reino Unido de comienzos y mediados del siglo XX y que también es un éxito en Netflix (con el protagónico de Cillian Murphy).

La Oktoberfest contemporánea

El matrimonio entre el príncipe Luis I de Baviera y la princesa Teresa de Sajonia y Hildburghausen celebrado en 1810 fue la génesis de la Oktoberfest en la actual Alemania. Sin embargo, en sus orígenes prácticamente no había ni un mínimo protagonismo de la cerveza y, por ende, tampoco de manejos pocos claros para ser parte del mercado.

Fue con el transcurrir de los años que esta bebida típica fue convirtiéndose en el eje de la celebración y, del mismo modo en que se ve en la atractiva serie de Netflix, en la vida real tampoco resultaba fácil para un cervecero foráneo instalarse en la gran feria, puesto que se exigía el pago de una verdadera fortuna para participar, además de un mínimo de producción de cerveza para que poner a la venta y de características que debía cumplir en su elaboración. En pocas palabras, los cerveceros de Múnich tenían todo armado de tal forma de que siempre fueran los mismos los protagonistas de esta multitudinaria celebración y, bajo ningún punto de vista, pudiera intervenir un extraño.

Sin embargo, Lang (en la vida real, Prank en la producción) no estaba dispuesto a darse por vencido tan rápido. Por lo que, con un trabajo de hormiga y prácticas por demás desdeñables, logró obtener su primera licencia para la edición de la Oktoberfest de 1898. Poco a poco y de la mano de algunos testaferros, fue quedándose con el control de la tradicional fiesta cervecera, mientras que los otrora poderosos e invencibles cerveceros fueron viendo como cedían su poder.

Una postal de la tradicional Oktoberfest en Múnich.
Una postal de la tradicional Oktoberfest en Múnich.

Además de ganar el control casi total de las siguientes ediciones, Lang logró imponer su formato de celebración por lo que, una vez que el control absoluto estuvo en sus manos, hasta impuso el formato de la mega carpa cervecera con todos los puestos en su interior.

“La serie está basada en un muchacho del norte de Alemania llamado Curt Prank, quien está inspirado en un personaje real llamado Georg Lang. Él llegó al sur con el sueño de construir una enorme carpa para 6.000 personas en la Oktoberfest”, destacó al momento del estreno de “Oktoberfest: cerveza y sangre” el director de la serie, Hannu Salonen.

“Hasta que él (Lang) llegó, todo el festival consistió más o menos en un montón de cabañas de madera con algunos granjeros y niños divirtiéndose en un simple carrusel. Era prácticamente imposible que un forastero operara de manera empresarial en la Oktoberfest y no se permitía cerveza elaborada fuera de Múnich. Pero esta persona real, Georg Lang, logró llevarlo adelante”, agregó Salonen.

La Oktoberfest a lo largo de la historia

La fiesta de matrimonio entre los mencionados Luis I de Baviera y Teresa de Sajonia y Hildburghausen en 1810 es considerada el origen de la Oktoberfest, aunque –vale destacar- no tuvo ninguna similitud con la celebración actual ni con la que fue ganando lugar en los años posteriores (antes y después de Lang).

La celebración del matrimonio de los príncipes consistió en una carrera de caballos realizada en el Theresienwiese (también conocido como Wiesn o Prado de Teresa en español), un campo abierto junto a la muralla de Múnich. Desde entonces, cada vez que septiembre llega a su fin y hasta el primer domingo de octubre se celebra en Múnich la tradicional Oktoberfest, celebración que solamente llegó a ser suspendida en los periodos de guerra u otras situaciones excepcionales (en más de 200 años solamente no se hizo en 24 oportunidades).

La primera vez que la cerveza tomó protagonismo indispensable en este evento fue en 1887, cuando se reunieron en el Wiesn por primera vez los propietarios de las cervecerías locales (identificados como Wirte) junto a los feriantes para inaugurar la fiesta. A partir de ese año se pasó a considerar la llegada de los cerveceros como la apertura oficial de la Oktoberfest.

Guerras mundiales y Oktoberfest

La Primera Guerra Mundial se extendió entre 1914 y 1918, por lo que en ese período no hubo celebración de la Oktoberfest. La post guerra también fue una etapa dura y de alta inflación, por lo que en los años 1919, 1920, 1923 y 1924 tampoco hubo celebración. Durante los primeros años, de hecho, intentó reemplazarse la celebración tradicional por un provisorio Festival de Otoño (Herbstfest).

Oktoberfest (archivo)
Oktoberfest (archivo)

En la década del 30, el nazismo fue tomando protagonismo en la vida política alemana, mientras que entre 1939 y 1945 (período en que tuvo lugar la Segunda Guerra Mundial) tampoco hubo Oktoberfest. Ni siquiera se retomó una vez culminado el conflicto bélico, ya que durante la postguerra no se permitía la venta de cerveza.

La Oktoberfest moderna

En la actualidad, 211 años después de la boda entre los príncipes que dio vida a la celebración y a más de un siglo de la irrupción de Georg Lang y que permitió redefinir la Oktoberfest, la fiesta mantiene aspectos tradicionales e históricos. Aunque están alejados de esa época de enfrentamientos y asesinatos a sangre fría.

Cada vez que comienza la celebración, el alcalde de Múnich y un personaje que representa al Münchner Kindl (figura que aparece en el escudo oficial de Múnich) son los encargados de encabezar el desfile inaugural. Detrás de ellos los acompañan carros de caballos cargados con barriles de cerveza, además de los carruajes de los Wiesnwirte (Cerveceros) y feriantes. También participan de este desfile bandas de música, que siguen aportando color y calor a lo largo de toda la Oktoberfest.

También son infaltables los desfiles de trajes tradicionales, que integran una de las tradiciones de cada Oktoberfest. En 1835, al cumplirse los 25 años de casados de Luis I de Baviera y Teresa (Bodas de Plata) se celebró por primera vez este desfile. No obstante, anualmente y de forma ininterrumpida se celebra desde 1950 y se ha convertido en uno de los íconos de cada edición de la fiesta.

Este año, al igual que en 2020, la Oktoberfest de Villa General Belgrano no se celebró por las recomendaciones de pandemia. Foto: Archivo la Voz.
Este año, al igual que en 2020, la Oktoberfest de Villa General Belgrano no se celebró por las recomendaciones de pandemia. Foto: Archivo la Voz.

Uno de los momentos más emblemáticos de la celebración es la apertura del primer barril, cuya imagen suele dar la vuelta al mundo cada año. Ya culminado el desfile, que tiene su punto de partida en el centro de Múnich y su fin en el Prado de Teresa (Theresienwiese), es también el alcalde el encargado de abrir el primer barril de cerveza en la carpa Schottenhammel.

“¡O ‘zapft is!” es el esperado grito que emana de las entrañas de esta figura y que en español tiene un significado más que gráfico y contundente: “¡Ya está abierto!”. La ceremonia inaugural tiene su cierre con 12 salvas de cañón que se disparan en el lugar. Esta es la esperada señal para que los cerveceros comiencen a servir. Y, de acuerdo a la tradición, debe ser el presidente de Baviera quien toma la primera maß (jarra de cerveza de un litro).

Según se aclara en la página web de la Oktoberfest de Villa General Belgrano (Córdoba, y que se ha convertido en la sede infaltable de la fiesta en Argentina -a excepción de los últimos dos años-) al momento de repasar la historia y las curiosidades de esta celebración, un dato de color tiene que ver con estar atentos a la cantidad de golpes que deberá dar el alcalde para lograr abrir el primer barril de cerveza. De hecho, suelen celebrarse apuestas para intentar acertar cuántas veces lo hará y agregar un nuevo entretenimiento a una celebración de por sí divertida. “El récord está en dos golpes (los dio el alcalde Ude en 2005 y 2008), pero, en 1950, Thomas Wimmer necesitó 19”, destacan en la web.

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