Carlos Escoriza y una obra que se enriquece entre el pasado y el presente

El artista plástico mendocino muestra en “Horizontes de color” las últimas pinturas de “El deseo de los otros”, una serie que se actualiza a medida que cambian sus vínculos familiares y sus búsquedas estéticas. Expone junto a Ruth Hansen en Bodega Santa Julia.

Escoriza expone sus series junto a las pinturas de Ruth Hansen.
Escoriza expone sus series junto a las pinturas de Ruth Hansen.

Las series de Carlos Escoriza son líneas que se extienden en el tiempo, evolucionan y se enriquecen con nuevas lecturas. Esa actitud, que lo aleja de abrir y cerrar su trabajo en meros bloques temáticos, nos lleva a estar pendiente de su producción todos los años.

En “Horizontes de color”, muestra que comparte con Ruth Hansen y que cuenta con la curaduría de Pupi Agüero, vemos la continuación de “El deseo de los otros”, una serie que viene ocupándolo desde hace años.

En ella rescata escenas de su memoria infantil, vinculadas a su familia y a los paisajes (a menudo áridos). Pero también en esta muestra se ve el comienzo otra serie, derivada de aquélla, pero con un concepto propio, en el que se omite la figura humana y se simplifican los trazos hasta un punto “naïf”, según califica el artista. .

La exposición, que está expuesta desde el 8 de julio en la Cava de Arte de Bodega Santa Julia, se puede visitar gratuitamente hasta el 10 de septiembre, de 9 a 18.

Carlos Escoriza nació en San Rafael e inició sus estudios en Artes a los 11 años. Parte de su formación la realizó en Suiza y expuso su obra en Estados Unidos y España. En 2010, 2011 y 2013 obtiene la beca del Fondo Nacional de las Artes. Fue uno de los creadores del espacio de visualización y experimentación artística “Bitácora” e integra el colectivo artístico Nicola Tourett.

El lector podrá conocerlo a través de 12 obras, acrílicos sobre tela, en pequeño y gran formato.

Así explica “El deseo de los otros”: “Esta es una serie que viene desde hace mucho tiempo, que habla del deseo del Gran Otro, que es una imagen del psicoanálisis circunscripta a la cuestión de la familia. Son imágenes rescatadas de la memoria y en gran parte autobiográficas. Retratan escenas que pueden estar vinculadas a recuerdos, a imágenes arquetípicas de la familia, o de esas construcciones que se van generando en nuestra primera infancia y que van determinando nuestra personalidad. Esos recuerdos que después vuelven permanentemente”.

Esta serie tiene distintos componentes: “Tiene un trabajo de figuración en el que rescato la iconografía infantil. Trabajé con dibujos míos y de mis hermanos cuando éramos pequeños y traté de dilucidar en ese mundo, esa cosmovisión de un niño, cómo es el entorno. Quise recrear esas escenas, esos dibujos que hablan de quiénes éramos y cómo percibíamos el mundo”, explica.

-¿Cómo ha sido la producción de estas piezas?

-Estas piezas están conectadas con esas primeras obras que hice hace algunos años atrás, pero ahora están resignificadas, porque el vínculo familiar que hoy experimento tiene que ver con mi relación con mi hija. Ya no como hijo yo, sino como padre. Es por eso que he retomado esta serie de trabajo y las últimas obras muestran otra mirada. Son obras recientes, que empecé a trabajar de vuelta hace dos años atrás, y si bien están conectadas con “El deseo de los otros” hay una búsqueda distinta.

-¿A nivel plástico, cómo quisiste tratar este mundo de recuerdos? Sobre todo el manejo de la luz y los colores.

-A mí siempre me interesa mucho el tratamiento del color y de la luz. Creo que tiene que ver con mi experiencia en el teatro. Lo que siempre trato de reflejar son escenas, que pueden ser perfectamente escenas dramáticas, donde aparecen uno o dos focos de luz, como la cenital. Son, casi podría decirse, dispositivos escenográficos, en donde las figuras humanas habitan en un espacio en el que el entorno las vinculan a una escena más dramática. Colores más bien puros, con mucha intensidad, que están matizados por el trabajo de textura a nivel técnico. Utilizo una técnica que es el acrílico seco aplicado con espátula.

-Por otra parte, exponés una serie de pinturas sobre animales-personajes. ¿Cómo surgió la idea y desde cuándo venís trabajando en ella?

-Bueno, también he incluido en esta muestra algunas obras en las cuales esa iconografía infantil se expresa despojada de la figura humana. Tratan de vincularnos a esta temática del Gran Otro pero con trazos muy simples, muy gestuales, casi “naïf” en algún punto. Esta serie se llama “Madre Nutricia” y no la había expuesto anteriormente. Vengo trabajando en ella hace tiempo. Habla de lo mismo: cómo ese Gran Otro nos nutre, nos protege, pero también va construyendo nuestro mundo simbólico y nuestros deseos. El crecimiento, la nutrición, la dependencia que después puede ser no solo material sino emocional... Son algunas escenas con contenidos tal vez más irónicos. Es una serie que disfruto mucho hacer porque me conecta con una cosa más despojada o primitiva, porque es directamente usar el lenguaje de los niños: ese trazo accidentado que va buscando y va construyendo el espacio y va reflejando el mundo no como es sino como se siente.

-¿En qué otras cosas estás trabajando actualmente?

-Últimamente he estado trabajando en varios proyectos. Por un lado, una serie que comencé el año pasado y que tiene que ver con el arte abstracto, una expresión más matérica de la pintura, vinculada con el arte geométrico. Son unos experimentos que me tienen muy entusiasmado, porque es completamente distinto a lo que venía trabajando anteriormente. Y por otro lado, estoy experimentando con una serie de acuarelas, que tampoco he mostrado todavía, y que me vinculan con un mundo de mayor sutileza, más gestual.

Sobre Ruth Hansen

Es odontóloga de profesión. Artista plástica, casi autodidacta, desde muy temprana edad descubrió su pasión por la pintura. Concurrió al taller de los profesores Orlando Prado y Luis Ciceri, y luego continuó trabajando y estudiando por su cuenta. Ha realizado numerosas exposiciones individuales e intervino en salones importantes del medio artístico local, obteniendo premios y menciones. Algunas de sus obras se encuentran en colecciones particulares de Inglaterra, Estados Unidos y Australia.

Ruth Hansen
Ruth Hansen

Hace bastante tiempo que me dediqué particularmente a pintar mujeres. Mujeres diversas, valientes que abrieron caminos a otras en épocas difíciles, en las que no teníamos demasiadas posibilidades, ni en nuestra vida privada, ni en la pública. Las mujeres que represento son coloridas y fuertes”, sostiene Hansen. En sus obras pueden verse desde las cautivas perseguidas hasta las rebeldes que rompen esquemas, y a la vez íconos como Alfonsina Storni, Greta Garbo, Tita Merello y Evita.

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