Antonio Birabent: Cómo es la vida del polifacético artista

El músico, compositor, actor y ahora también escritor, habló con Los Andes acerca de los tres discos que editó en 2020, los dos discos -uno de rock y otro con quinteto de cuerdas- que hizo este año, y el libro que está por salir. También habló de traer el homenaje a Moris a Mendoza

Grabación del concierto organizado en el Teatro Coliseo para conmemorar el 52mo aniversario del Beat Baires del 1969, con varios artistas argentinos.
Foto: Enrico Fantoni/Teatro Coliseo
Grabación del concierto organizado en el Teatro Coliseo para conmemorar el 52mo aniversario del Beat Baires del 1969, con varios artistas argentinos. Foto: Enrico Fantoni/Teatro Coliseo

Antonio Birabent es de esos creativos -porque músico es un concepto limitado para su actividad- que no cesa de procesar hechos cotidianos y convertirlos en manifestaciones artísticas. Con 27 años de trayectoria y 22 discos grabados, también tuvo tiempo para compartir su inspiración con otros artistas y, recientemente, escribir un libro.

Comenzó en 1990 como parte de la banda de su padre, Moris, y posteriormente inició su carrera solista. En el ‘93 grabó “Todo este tiempo”, producido por Carlos Narea, y acompañado por la banda que ya lo secundaba en sus presentaciones en vivo. En esta oportunidad, estuvo acompañado por Fito Páez y Andrés Calamaro. Ante la repercusión, su nombre trascendió fuera de las fronteras argentinas a través de la rotación de sus videos. En su segundo disco, “Morir y matar” contó con la producción de Cachorro López y con la voz de León Gieco en la canción “Siete vidas”. Otros temas de este segundo disco fueron “Hay pibes”, “Oasis”, “El juego”, “Tres de amor” y la versión de “Across the universe” junto al stickista Guillermo Cides.

A través de los años, Antonio Birabent ha demostrado un talento singular en distintas ramas del arte. Como urgido de una búsqueda interior que lo llevará a otros caminos, en 1996 asumió uno de los principales roles del ciclo “Verdad-Consecuencia”, iniciando de manera profesional su otra pasión, la actuación.

En 2015 produjo un hecho discográfico muy ambicioso: sacó al mismo tiempo dos discos (“O” e “Hijos del Rock”). Este último tiene 17 canciones compuestas y cantadas a dúo con artistas muy disímiles de la escena nacional: Leon Gieco, Lisandro Aristimuño, Kevin Johansen, Mex Urtizberea, Gillespie y una larga lista. En 2018 edita el disco libro “Oficio Juglar”, donde musicaliza a poetas bonaerenses como Fogwill, Aurora Venturini, Alejandra Pizarnik, Abelardo Castillo, Roberto Juarroz y otros. En el 2020 grabó y produjo más que nunca. Salieron a la luz tres discos: “El Interior del Volcan”, “Flores en Versalles” y “La Última Montaña”, este último junto a su padre Moris.

Actualmente prepara la edición de su primer libro y la salida de su primer disco con Las Lenguas Muertas (la banda que lidera junto a Ariel Minimal) y otro con canciones suyas interpretadas y cantadas con un quinteto de cuerdas.

Foto: Enrico Fantoni/Teatro Coliseo
Foto: Enrico Fantoni/Teatro Coliseo

En esta entrevista con Los Andes, cuenta cómo se reparte entre tantas actividades y habla acerca de sus expectativas de presentar el Homenaje a Moris en Mendoza.

“La última montaña” es tu último disco ¡¿lo grabaste durante la pandemia?

Es el último disco del famoso año 2020 Pero en ese año salieron tres discos míos Rompí mi propio récord que no sé qué utilidad tiene, y “Última montaña fue el último de esos discos Con mi padre con quién te habíamos hecho hace 10 años antes un dijo que se llamaba familia canción Y reincidimos de una forma un poco Voluntaria porque no pensábamos hacer un segundo disco pero se dio y lo hemos estado tocando en el último concierto que hemos hecho Fue en el cck en el marco capitalino y la verdad Fue Algo extraordinario porque no fue solamente el concierto sino que también fue un homenaje a él Y al rock argentino. un poco algo que tiene que ver con el hecho de estar hablando Con Mendoza es el hecho de que en esa oportunidad Estuvo la voluntad de Tristán Bauer Estuvo ahí presente y le pareció que era algo interesantísimo para presentar en otros lugares del país. Así que estamos con el ánimo de mostrarlo no solamente en Buenos Aires.

Este último disco tiene la parte artística de tu mamá

Si la tapa es un cuadro de mi madre que no fue hecho ad hoc, sino que estaba, y lo elegimos porque es una montaña

Lapa del último disco del 2020 es un cuadro de su madre
Lapa del último disco del 2020 es un cuadro de su madre

¿Cómo es trabajar con tus padres?

Las relaciones padre e hijo son cambiantes, son intensas y cada familia tiene su manera. Yo entiendo que estas dos palabras cambiante e intensa le caben a casi toda familia. Mi hermano y yo somos muy cercanos a mis padres y nos hemos dado cuenta, con el paso del tiempo, que somos una familia mucho más cercana de lo que creíamos. Mi madre hace mucho fue manager mía también fue manager de mi papá, yo empecé a tocar la guitarra con mi padre, mi hermana ha hecho tapas de discos míos, en fin, estamos todos ahí metidos en un viaje en común.

¿Cómo fue el homenaje a Moris?

Sí bien tocamos temas del disco, aprovechamos el ámbito del CCK en “La ballena azul” que es el nombre de la sala, para hacer algo que a mí me encantó. Me gustaría poder hacerlo desde ya en Mendoza -por eso te nombre está posibilidad que había a través de la gestión de Cultura- e hicimos algo interesante que fue empezar el concierto hablando de cómo empezó el rock argentino, de las circunstancias sociales, políticas y musicales que él vivió acá, y por lo que nos fuimos a España. Y esa charla la íbamos acompañando con canciones en el piano. Eso dura un rato largo, después empezamos el concierto propiamente dicho, donde estuvieron Litto Nebbia y Ricardo Mollo cantando dos temas. Lo extraordinario, como suele pasar casi siempre, es que lo que más gustó fue lo que menos se espera, que fue la charla. Tanto es así que cuando terminamos y empezamos a planear cómo sería el concierto siguiente, que fue en un teatro acá en Buenos Aires, nos preguntaron si lo íbamos a hacer igual.

¿El año pasado hiciste dos discos más aparte de “La última montaña”?

Sí, dos discos más porque siempre tengo la inquietud de grabar, de hecho ahora ya tengo dos discos más listos y prefiero hablar de eso porque en el 2020 salieron tres discos y este año hay unas canciones sueltas pero el año va a salir un disco con una banda que se llama Las lenguas muertas, que hemos tocado muy poco en Buenos Aires, pero tenemos un disco de vinilo listo para salir en marzo. Es nuestro disco debut con la banda. Después hay proyectos en otro sentido que me entusiasma muchísimo, que son unas canciones mías qué voy a interpretar con un quinteto de cuerdas. Es un proyecto que mezcla lo clásico con las canciones de rock. Estoy haciendolo con Víctor Volpi, que es un gran compañero productor de “La última montaña”, miembro de la banda.

Y otra novedad es que hemos grabado con mi padre una versión de “El Oso” nueva, que tenemos muchas ganas de mostrar y que va a salir el 17 de diciembre en las plataformas. Si bien respeta la versión original tiene un sonido nuevo, tiene cuerdas, así que estamos con ese entusiasmo también.

¿Cómo hacer para producir tantas cosas?

A veces me lo pregunto pero creo que en realidad la clave es que para mí es una necesidad, es la forma que tengo de vivir y no solo por la situación económica solamente, sino mucho más. Hago esto porque me alimento y me encanta hacer discos, grabar. Hay un dicho español que dice “El que tiene tienda que la atienda”, es decir que si haces algo te tenés que ocupar. Entonces, en estos días me di cuenta que la versión de “El Oso” tengo que promocionarla. Cómo trabajo muy desde la autogestión, me tengo que ocupar de un montón de cosas.

Y los dos discos son muy distintos, uno es de una banda que es muy de rock and roll -hay algunas canciones que están en en YouTube, de Las lenguas muertas, qué son las canciones que anticipan el disco- y el otro es un proyecto que no tiene nada de la sonoridad del rock and roll porque es un quinteto de cuerdas con viola celo y dos violines. Es una apuesta de la que todavía no he hablado en ninguna nota, porque está listo pero aún no lo hemos lanzado. Es una puesta extraordinaria y estamos muy contentos porque es un desafío muy distinto a cantar con una banda. Con un Quinteto de cuerdas la voz está muy sola y no hay donde se pueda esconder, entonces todo es muy diáfano.

Con todo eso parece que te quedó tiempo también para escribir un libro

El libro lo vengo escribiendo hace mucho. No pensé de entrada que necesariamente iba a ser un libro. Empecé a escribir en un viaje a Brasil en 2018. Eran relatos, observaciones, reflexiones de la memoria, una mezcla de cosas que no eran canciones y un gran amigo mío Juan José Becerra me embaló para hacer un libro, ahí empecé a escribir más. Este año hice un arreglo con una editorial independiente que se entusiasmó con la idea el libro. Está listo, estoy definiendo el título porque no lo tengo aún claro, pero si todo va bien en marzo va a estar listo y es un género en el medio entre varios géneros: No es novela tampoco son ensayos, no son cuentos porque no hay ficción. Son textos bastante cortos y reflexiones.

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