Miguel Pérez Mateos: La plena vigencia de un poeta

Al igual que en la columna del domingo anterior, Marta Castellino continúa en la línea de valorar voces contemporáneas de la poesía mendocina. En este caso, un poeta nacido en España, pero que reconoce en esta provincia su lugar en el mundo.

Miguel Pérez Mateos, un poética vigente en nuestra literatura. Foto: Facebook.
Miguel Pérez Mateos, un poética vigente en nuestra literatura. Foto: Facebook.

“Habitar la palabra. / Dotarla de sentido. / Hacerla imprescindible […]”

Miguel Pérez Mateos. “Cartografía itinerante”.

En la reciente Feria del Libro de San Rafael, Miguel Pérez Mateos presentó un nuevo libro de poemas, “Cartografía itinerante” (2022), que viene a sumarse a sus poemarios ya publicados: “Poemas de agua y viento” (1984); “Instantes” (1990); “Imágenes dispersas” (1994); “Llaves y candados” (2011); “Poemas de junio” (2013); “Manchas sobre el asfalto” (2017); “Obstinada palabra”; “Antología” (2019) y “Vértigos y artificios” (2021).

Miguel Pérez Mateos nació en Almería -España- el 4 de junio de 1947. Reside en el país, al que adoptó como suyo, desde 1954. Actualmente vive en el departamento de San Rafael, Mendoza y (como dice en la contratapa de su último libro) considera que ese es “su lugar en el mundo”.

Es Maestro Normal Nacional y Profesor en Psicología. Desde muy joven incursionó en el teatro, la plástica (a través del collage) y la literatura. Participó y participa de la actividad cultural del departamento sureño, integrando algunas entidades del medio, como ILEA (Integración Literaria de Escritores Argentinos), Teatro del Centro Argentino, Biblioteca Mariano Moreno, Grupo Expresión, Grupo Claraboya, y otras. En 2014, junto con Nélida Almécija y Néstor Rodríguez, creó el “Colectivo Literario Tres Voces”. En teatro, actuó, escribió y dirigió obras: “Panorama desde el puente”, “Los de la mesa 10″, “Matar la noche”, “Bodas de sangre”, “Alegato” y otras. También escribió libretos y dirigió algunas fiestas departamentales de la vendimia.

Ha publicado además algunas plaquetas literarias y ha participado en antologías y ediciones colectivas, obteniendo premios locales, provinciales y nacionales; ha participado de encuentros y congresos literarios. Tiene además inéditos varios libros poéticos, obras literarias para niños, colecciones de cuentos y varias piezas teatrales. En 1980 fue galardonado con la Flor de Lis de Plata por su aporte a la cultura sanrafaelina.

Además, continúa exponiendo sus collages; su primera muestra individual fue a mediados de los 80, invitado por la Galería Huara-có para exponer en el Kalton Hotel. También ha expuesto en el Museo de Bellas Artes del Centro Argentino (hoy Museo de Arte Omar Reina); en el ECA (Espacio de Arte Contemporáneo) Sur; en la Facultad de Ciencias Aplicadas a la Industria (UNCuyo), en Diario UNO San Rafael, en la Dirección Municipal de Turismo y ha participado en numerosas muestras colectivas.

En cuanto a la obra literaria, su evolución poética discurre signada por la interiorización creciente de la mirada y una vivencia cada vez más claramente existencial y agónica, en una expresión lírica que se hace más y más críptica y sugerente, y en la que la connotación a menudo simbólica va sustituyendo la denotación prístina de los primeros textos.

Este temple vital es anunciado por el propio poeta que, en el poema “Manera”, confiesa: “Esta manera mía de estar, / solo / y estando / como el humo sin peso, / asido de una nube, a la deriva, / o de una luna sin rostro / que disipa, / su luz en la madrugada” (2022, p. 43).

Otra constante de la poesía de Pérez Mateos es la reiteración de la isotopía del viaje, también reiterada –ya desde el título- en el último volumen publicado: “Cartografía itinerante”, siempre en relación con sucesos vitales; por ejemplo, la sugestión de viaje se hace presente en el poema “Fellini 2020″, a través de la mención de ciudades que sugieren el fracaso de alguna experiencia amorosa: “Roma, la moneda en la fuente / los tres deseos maltrechos”; “París, / aquel anillo/ y algún candado roto en el fondo del Sena”; “Venecia/ que se ahoga en los canales , sucios / y se pierde / en la voz de Aznavour… / ‘Qué tristeza sin ti’” (2022, p. 28).

Todo ello, en medio de la desazón que aqueja al poeta a causa de una realidad que se vuelve amenazante, con ribetes de pesadilla, tal como pone de manifiesto la enumeración caótica: “impúdico aquelarre de imágenes: / el genocidio nazi, / el hongo de Hiroshima, / la niña de Vietnan corriendo despavorida […]” (2022, p. 27).

El quehacer poético es otra temática recurrente en la obra poética de Pérez Mateos, y en este libro aparece representado cabalmente en un poema, y aludido en otros; en todo caso, la labor creadora parecería relacionarse con el intento de fijar el momento fugaz, detenerlo en palabras: “Lo escribo con la lengua, / el tiempo que ejecuta torbellinos, /dejándome empapar por las palabras / para tañer campanas de finales” (2022, p.16).

Como se advierte, la angustia por el fluir temporal aporta densidad y sentido a la poesía de Miguel Pérez Mateos, como se advierte en el poema que abre “Cartografía…”, titulado “Mareas” y en el que leemos: “Pensé / en los instantes que enhebran / los minutos de turbación y miedos. / Pensé / cómo las horas / explayan su atavío de ansiedades / y las jornadas tienden rutinas y liturgias / en semanas dolorosas” (2022, p. 14).

Y en este último volumen puede entreverse, como al trasluz, un anclaje biográfico que no se alcanza a precisar, pero que tiñe de un tono elegíaco varias composiciones; es la alusión a un momento crucial fijo en el pasado, algo que sugiere un antes y un después vital, a partir de “aquella ofuscación / que desató / recodos de asperezas en umbrales de bruma / y selló desaciertos por encima del agua” (2022, p. 19). A partir de ese instante, “Creció, la inabordable máscara / que sepultó ilusiones, / y sumó extranjería a las palabras” (2022, p.22).

A partir de esa suerte de inautenticidad que sugiere la palabra “máscara” va tomando consistencia una atmósfera opresiva, que –por la magia poética- envuelve en un mismo clima tanto al poeta como a la naturaleza: “La siesta teje espumas, / y honduras que arrinconan y enmarañan / la sangre. / No hay espacio. No hay aire. / Se disipan con la fugacidad de los suspiros. / Penélope persiste. / Ulises desentona” (2022, p. 17).

Es el destierro del alma en el mundo, esa vivencia de exilio, lo que el poeta expone en poemas, en muchos de los cuales prevalece la modalización predominantemente lírica, la que asemeja el poema a la canción, sea la efusión de sentimientos felices, sea el lamento de amor, hasta la elegía; variedad de matices y tonos que afirman la plena vigencia de este poeta sanrafaelino.

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