Recordando al poeta y escritor Eduardo Gregorio

Apenas ocho años atrás, la apacible noche del Este mendocino se quebró con un trueno que marcó la partida de quien es -y será- hijo dilecto de Junín. Artífice de iniciativas que volaron más allá de los confines terrenales.

Eduardo Gregorio, el escritor, el periodista (trabajó en Los Andes), el hombre de ideas firmes, padre y abuelo afectuoso, decidió alejarse del dolor.

Lo hizo con la sencillez y decisión que delinearon su manera de vivir.

Fue preso político (era peronista), carpintero, sastre… pero dejó su huella más grande como poeta exquisito.

Tal vez por eso diseñó un certamen literario que sigue siendo, junto con los premios Vendimia, el más trascendente de Mendoza y que hoy (es justo que así sea) lleva su nombre.

Encerrar su alma en los estrechos límites de un suelto periodístico es imposible.

Eduardo Gregorio, “el Flaco”, fue siempre un espíritu libre, dispuesto a amar y ser amado, a compartir una mesa con los amigos con la misma generosidad con la que acercaba un comentario o formulaba una crítica, ya en las letras como en la música.

El tiempo atempera el dolor.

Pero algunas ausencias, cuesta soportarlas.

Son las que dejan los hombres íntegros.

Ése, con el que sigo tomando café.

Roque Grillo

Periodista y escritor. Junín