Pararse sobre hombros de gigantes

La nota de Miguel Títiro (Los Andes, 15/8/20), sobre la trayectoria de Virgilio Roig, invita a reflexionar sobre el impacto de quienes nos precedieron en el desarrollo del conocimiento e investigaciones científicas, y refresca la metáfora de pararse sobre hombros de gigantes.

Virgilio Roig
Virgilio Roig

Conocía a Virgilio por alguno de sus artículos sobre observaciones de animales en el zoo de Mendoza, y personalmente en el Iadiza, al regreso de la democracia. Sin ahondar en los múltiples aspectos que llevan su impronta, la creación del Iadiza y Reserva de Ñacuñán son hitos fundamentales para la investigación científica y entendimiento de la diversidad biológica de ecosistemas áridos.

Estas infraestructuras físicas albergan, no solo laboratorios y ejemplares que constituyen las referencias de la biodiversidad, como son las colecciones científicas, sino también al nutrido, diverso y calificado grupo de profesionales que constituyen la comunidad científica, y que a través de sus investigaciones, dirección de tesis, docencia y servicios, proyectan a escala mundial el entendimiento biológico y ecológico de la biodiversidad de los biomas áridos.

Ante los crecientes conflictos socio-ambientales y conservación de la naturaleza en el Antropoceno, recordemos que su conocimiento descansa, no solo en la vocación y dedicación de les investigadores, sino también en los cimientos construidos por centenares de personas, que como Virgilio Roig, tuvieron la pasión, visión y decisión de contribuir al desarrollo del conocimiento biológico de las tierras áridas.

*El autor es Biólogo, investigador del Conicet

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