¿Era nazi? Quién fue Ramón Carrillo, ministro de Perón que suena para el billete de $5.000

Es destacado como el "sanitarista ejemplar" por políticas de salud pública. Sin embargo, hay cuestionamientos por "simpatía" con el nazismo.

En medio de la posible emisión del billete de 5.000 pesos, algo desmentido por el presidente Alberto Fernández pero afirmado por La Nación en base a actas reservadas del Banco Central, se instaló el debate en las redes sociales en torno a la figura de Ramón Carrillo, el ex ministro de Salud de Juan Domingo Perón que podría aparecer en el papel junto a Cecilia Grierson.

Quienes defendieron con firmeza a Carrillo, primer ministro de Salud del país y reconocido como "sanitarista ejemplar" durante su gestión, fueron los nietos Facundo y Ramón. Desde Twitter lanzaron varios mensajes para repudiar a las personas que cuestionaron la labor de su abuelo, fallecido en 1956. Los tuits tuvieron fuerte repercusión, ya que incluyeron pruebas sobre cada argumento.

Todo había comenzado una vez trascendida la elección de la cara de Carrillo para el posible billete de $ 5.000. Para el Centro Wiesenthal, prestigioso por su documentación del Holocausto, Carrillo era un "admirador de Hitler". La misma posición fue sostenida por la embajadora de Israel en Argentina, Galit Ronen, quien dijo en Twitter: "Cuando decimos 'Nunca más' refiriendo al Holocausto, no hace sentido conmemorar alguien que, por lo menos, fue un simpatizante con este ideología".

Sin embargo, el presidente de la Delegación de Asociaciones Israelitas Argentinas (DAIA), Jorge Knoblovits, se despegó de la acusación de nazi contra Carrillo.

"Pedimos prudencia para salir a condenar en un momento de pandemia, donde hay una parte manifiesta de Ramón Carrillo, que tiene más de 200 hospitales a su nombre en el país, que fue un hombre que trabajó contra las viruelas, contra la peste bubómica, que fue un excelente sanitarista, que ayudó a aumentar la expectativa de vida de los argentinos", dijo en una entrevista con La Once Diez / Radio de la Ciudad.

"No se puede salir a condenarlo sin tener la verdad de la investigación histórica. Yo no he visto que esté acreditado que era nazi. Hay una placa entregada por el Estado de Israel en 1949 a Ramón Carrillo, creo que eso desmiente algunas cosas", consideró el titular de la DAIA, quien adecuó ciertos principios del ex ministro a la época. "Esa posición homofóbica probablemente la tenían mis abuelos y los tuyos, porque ese momento era absolutamente otro", relativizó.

"Si Ramón Carrillo tuvo posiciones filofascistas y filonazis, merece ser condenado en la medida que esté acreditado. Pero yo quiero ser serio, no puede ser que estemos permanentemente agitando fantasmas que no existen, no está bien", declaró.

Las acusaciones de nazista provienen de las reconocidas inclinaciones eugenésicas, es decir, el perfeccionamiento de una raza.

"No puede decirse que lo tendencia a la prostitución sea hereditaria, pero es evidente que ciertas enfermedades o anormalidades que se presenta con frecuencia entre las prostitutas son hereditarias, como la deficiencia mental y las psicopatías. Sin duda alguna, estos hechos hereditarios juegan un gran rol entre las causas de la prostitución", había manifestado, por ejemplo, el ministro en su momento.

Carrillo, anticomunista y ferviente católico, sostenía la idea del sujeto ideal: "Hay que fijar un tipo argentino ideal, en estatura en conformación somática, visceral, psíquica al que tenemos que aproximarnos para poder decir algún día con orgullo, que tenemos un pueblo sano y fuerte".

También, durante su etapa como funcionario, a Argentina arribó Carl Peter Værnet, un mayor de las SS de Dinamarca que trabajó en el campo de concentración de Buchenwald, en línea directa con Heinrich Himmler. Værnet dedicó su vida a experimentar con hormonas intentando "curar" la homosexualidad, con tratamientos que incluían castraciones y altas dosis de testosterona. Al menos 13 personas murieron en las semanas sucesivas con estos tratamientos en Buchenwald. El danés trabajó en el Ministerio de Salud e investigó a pacientes.

La trayectoria del "sanitarista ejemplar"

Ramón Carrillo nació en Santiago del Estero el 7 de marzo de 1906. Fue un estudiante destacado en todos los niveles y, en 1929 se recibió con medalla de oro de la carrera de Medicina. Fue un destacado neurólogo neurocirujano, que se abocó a trabajar en la salud pública, y que tenía la convicción de que la medicina debía orientarse "no hacia los factores directos de la enfermedad -los gérmenes microbianos- sino hacia los indirectos", es decir, hacia el contexto y los hábitos de vida de las personas.

En 1930 ganó una beca de la Universidad de Buenos Aires y se marchó a Europa. Desembarcó en Hamburgo, puerto del Elba de la convulsionada República de Weimar. En total, viajó unos tres años por el Viejo Continente, estudiando, investigando y aprendiendo neurociencias en Ámsterdam, Berlín y París.

Tras ser derrocado Ramón Castillo en 1943, asumió un gobierno militar. Fue en ese contexto que Carrillo conoció en el hospital Militar a Juan Domingo Perón, funcionario en el nuevo gobierno que ya entablaba diálogo con otros sectores y dirigentes para el futuro. Cuando Perón fue electo por vía democrática en 1945, Carrillo se puso al frente de la Secretaría de Salud Pública, luego convertida en el Ministerio de Salud Pública y Asistencia Social de la Nación: de esta manera, el médico santiagueño fue el primer ministro de Salud del país.

Durante toda su gestión, que duró ocho años, construyó 21 hospitales con una capacidad de 22.000 camas. Fue el encargado de liderar el proyecto del tren sanitario que recorría el país durante cuatro meses al año. La función de este tren era hacer análisis clínicos y radiografías, ofrecer asistencia médica y odontológica en distintos lugares del país a donde no llegaban algunas especialidades o donde no había aparatos de alta complejidad, es decir, asegurar el derecho a la salud en los sectores vulnerables. Carrillo también creó la Empresa de Medicamentos del Estado Argentino (Emesta), la primera fábrica nacional de medicamentos que tenía el fin de abastecer de remedios al país por un bajo costo.

En su gestión, el ministro logró erradicar enfermedades endémicas como el paludismo, con campañas sumamente agresivas. Hizo desaparecer prácticamente la sífilis y las enfermedades venéreas. Siempre hizo énfasis en la vacunación. Tras la muerte de Eva Duarte de Perón, el vínculo de Carrillo con el peronismo comenzó a desgastarse. Después, terminó su cargo en julio de 1954, antes que el segundo gobierno de Juan Domingo Perón fuera derrocado por los militares el 16 de septiembre de 1955.

Entonces, Carrillo decidió permanecer fuera del país, más precisamente en Estados Unidos. Una carta de Carrillo de esta época recuerda que el médico descubrió una enfermedad, la papilitis aguda epidémica, pero nunca la patentó.

A Carrillo, el gobierno de facto de la "Revolución Libertadora" lo persiguió y hasta lo acusó de enriquecimiento ilícito. Lo llamaron el "ladrón de nafta". Ya instalado en Brasil, en 1956, Carrillo falleció en la pobreza tras sufrir un ACV. En su casa de Belém, hay una placa recordatoria en su honor.

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