11 de marzo de 2018 - 00:00

El flamenco llora aún la partida del maestro

Hace más de un mes falleció el maestro y referente del flamenco cuyano, Miguel de Mendoza.

Hace más de un mes, el obituario decía: “Miguel Ángel Saturnino, Q.P.D. Falleció el 26-01-2018, sus hermanas Nilda y Rosa participan con profundo dolor su fallecimiento. Sus restos fueron inhumados ayer”.

La noticia era, entonces, que el maestro Miguel de Mendoza se había ido, sin que nadie lo notara. Su corazón se detuvo a las 5 de la tarde en todos los relojes. Hora flamenca y ganada con cada uno de sus 50 años abocados a la danza y la poesía.

El periódico no habló de él ese día, ni al siguiente, ni al de más allá. Pero cuántas veces su nombre estuvo impreso en las carteleras, cuántas en los festivales de las comunidades españolas, cuántas en los programas que lo citaban para darse lustre, cuántas en espectáculos de beneficencia.

Cuántas veces su firma con sombrero y flor.

El arte de la provincia había perdido a un grande. Perdió al artista extravagante del flamenco de la resistencia, allá en una época en que no era moda.

Pionero de un género que se saltó los límites. Todo arte es una expresión, pero el que Miguel pretendía vaya, vaya...: el fuego sagrado que anida en los vientres flamencos.

“Hasta que no lo sepas en letanía, como al Padrenuestro, niña, no avanzamos, debes repetirlo para olvidarlo, que luego saldrás tú”, decía él, como clave y consejo con el que se logra el estilo propio. O “muy bien el paseíllo por alegrías, pero: ¿dónde has dejado tu nostalgia que no la veo? ¿Dónde aquello que te ha dolío?”, decía. Pretendía de sus alumnos, eso: el flamenco. Y lo logró.

Miguel se apagó en absoluta soledad en su humilde casa de Las Heras. Un largo pasillo, sus plantas, sus perras; entre la belleza bizarra de sus artesanías, que solía regalar a los amigos y alumnos más queridos.

Todos sus recuerdos en recortes: el Chico Artés, Casiano Gómez, Juanito Figueroa, Maricarmen, Moraima... La foto de la bailaora y maestra María Reyes, su gran compañera de baile y de obstinación por más de 50 años en el lugar de lo urgente, lo amado y lo necesario: la puerta de la heladera. Se supo en España, y no se supo acá.

Y eso que Miguel recibió la distinción Sanmartiniana, el “más alto honor” que la Provincia les concede a algunas personas por sus logros científicos o artísticos. Ahora, lo saben: murió Miguel de Mendoza, puro flamenco.

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