Uso y abuso del mundial de fútbol

Lamentablemente, la popularidad del fútbol en nuestra sociedad generalmente es aprovechada por los gobiernos para obtener un alivio ante las demandas concretas y los problemas de gestión.

Qatar 2022: el estadio construido con materiales reutilizados
Qatar 2022: el estadio construido con materiales reutilizados

En una reciente entrevista periodística, la ministra de Trabajo de la Nación, Raquel Olmos, efectuó un desafortunado comentario cuando le preguntaron si prefería que la Argentina ganara el Mundial de fútbol, próximo a comenzar, o que bajara la inflación en nuestro país.

“Después seguimos trabajando con la inflación, pero primero que gane Argentina”. “Considero que hay que trabajar todo el tiempo por la inflación, pero un mes no va a hacer la gran diferencia”, sentenció la funcionaria nacional, quien también consideró que un éxito futbolístico puede ser importante desde el punto de vista anímico de la población.

Ante la lógica repercusión negativa que tuvieron sus conceptos, la ministra Olmos pidió rápidamente disculpas a través de las redes sociales, argumentando que se expresó incorrectamente, pero que no era su idea generar el rechazo que produjo.

La funcionaria se sumó, así, a una serie de lamentables apreciaciones públicas recientes por parte de representantes del oficialismo.

En esa línea, en días previos la portavoz presidencial, Gabriela Cerruti, difundió un video en el cual le comentó a una funcionaria del gobierno español que las piedras ubicadas en Plaza de Mayo por familiares de víctimas de la pandemia fueron allí depositadas por sectores de derecha.

Una lamentable y deplorable ofensa sobre la cual Cerruti pidió tibias disculpas pero no acerca del fondo de la cuestión, esa barbaridad de dividir a los fallecidos por el covid según razones miserablemente ideológicas.

Sólo estas dos apreciaciones de funcionarias del gobierno nacional ponen de manifiesto una paupérrima calidad política y, a la vez, un grado de cinismo preocupante.

En el caso concreto de Raquel Olmos, se trata, nada menos, de quien debe pilotear, en nombre del Estado, las relaciones laborales entre el empresariado y los trabajadores privados. Una función crucial en tiempos difíciles como los que nos toca vivir. Asumió hace poco en remplazo de un ministro que se fue desbordado por las tensiones.

La ministra no puede aducir que no se expresó claramente ante la pregunta periodística. En todo caso blanqueó un deseo, o una especulación suya, o de todo el Gobierno, teniendo en cuenta la delicadísima situación social que atraviesa la mayor parte de los argentinos por el deterioro de la economía.

Lamentablemente, la popularidad del fútbol en nuestra sociedad generalmente es aprovechada por los gobiernos para obtener un alivio ante las demandas concretas y los problemas de gestión. En ese sentido, hasta la dictadura militar se valió del Mundial ‘78 en medio de la violencia y la represión de aquellos años.

Pero el fervor por el fútbol que expresa la mayoría de los argentinos no debería generar estas apreciaciones desacomodadas que, como señalábamos, también podrían estar blanqueando estrategias políticas ante el desmadre económico.

No hay dudas de que este gran evento internacional que hoy se inicia, una vez más convocará a millones de personas, que seguirán con ansiedad el desempeño de la Selección de nuestro país. Y la esperanza de que la Copa del Mundo sea levantada por un jugador argentino viene siendo postergada por los amantes del más popular de los deportes.

Pero, el resultado de la contienda deportiva, por más exitosa que sea, nunca solucionará los errores políticos de las autoridades y, menos aún, corregirá el desacertado rumbo en materia económica y social.

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