¡Qué mejor que proteger el ambiente!

Los mendocinos tenemos la gran posibilidad, a partir de ahora, de preservar los ambientes naturales que tenemos en el territorio, cuidar más los espacios de la fauna y flora silvestres, las plazas y parques y dar un respiro a la contaminación de cauces de todo tipo, desde ríos, arroyos a canales y acequias.

Se comprobó que, en estos días de cuarentena, la contaminación ambiental ha disminuido
Se comprobó que, en estos días de cuarentena, la contaminación ambiental ha disminuido

En el contexto de la circulación del peligroso virus, se producen situaciones que favorecen a los ciudadanos debido al aislamiento social y la cuarentena.

Nos referimos a la siniestralidad vial que, afortunadamente, disminuyó su impacto por un menor desplazamiento de automotores y, consecuentemente, registró una más baja ocurrencia de incidentes de tránsito seguidos de lesiones graves y/o muerte de las personas involucradas en colisiones u otros incidentes en calles y rutas.

Obviamente, no complace a nadie que esta morigeración de los incidentes viales se haya dado como contrapartida de la amenazante circulación del mortal patógeno; hubiéramos deseado que esa merma de la otra pandemia, que son los accidentes de tránsito, deviniera de una toma de conciencia y apego de los conductores a las correctas normas de manejo.

Lo mismo ha ocurrido en el capítulo del cuidado ambiental. Los habitantes del territorio teníamos (o tenemos) muchas cuentas pendientes.

Diversos estudios revelan que el aislamiento social, ha determinado cambios en hábitos, costumbres y modos del uso del tiempo libre.

También se comprobó que, en estos días de cuarentena, la contaminación ambiental ha disminuido en ciertos niveles en las grandes ciudades, donde el transporte y la producción industrial se vieron reducidos por el retraimiento de actividades.

Asimismo, en ciertas zonas, un menor o más restringido desplazamiento de contingentes en los variados escenarios del llano o el piedemonte, de diversas maneras, permitió que en algunas zonas los animales descendieran de sus hábitats naturales ante una menor contaminación sonora y presencia humana.

Entonces, concretamente, los mendocinos tenemos la gran posibilidad, a partir de ahora, de preservar los ambientes naturales que tenemos en el territorio, cuidar más los espacios de la fauna y flora silvestres, las plazas y parques y dar un respiro a la contaminación de cauces de todo tipo, desde ríos, arroyos a canales y acequias.

Todo esto que nos ha pasado puede brindar la oportunidad de un salto cualitativo hacia una sanidad ambiental que sea otro valor agregado a la hora de la venta de nuestros productos primarios, la ponderación de las privilegiadas áreas de cultivo de la vid que nos caracterizan y el afianzamiento del ecoturismo y otras actividades vinculadas al aprovechamiento del tiempo libre. 

Si una de las máximas generales ecologistas es “a cuidar nuestro mundo”, partamos nosotros del axioma localista de ¡cuidemos el terruño!, con procederes e ideas sensatas en relación con los bienes naturales.

Confiamos mucho en los alumnos de las escuelas primarias y en los cursantes en el nivel medio de enseñanza, porque de esa forma se podrá propiciar un cambio de hábitos, las prácticas y las conductas hacia estilos y modos de vida más saludables.

Es lo que siempre se ha descripto como responsabilidad ambiental, que ahora podemos afianzar, toda vez que en algo nos hemos capacitados tras los largos meses de enfrentar la la pandemia que cercó o limitó nuestras existencias.

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