Otra vez, una lamentable crítica al periodismo

El presidente Alberto Fernández poco aporta con sus reacciones intolerantes al clima de unidad que pregonó tanto en su campaña electoral como ya instalado al frente del Ejecutivo nacional.

Alberto Fernández poco aporta con sus reacciones intolerantes al clima de unidad que pregonó tanto en su campaña electoral como ya instalado al frente del Ejecutivo nacional.
Alberto Fernández poco aporta con sus reacciones intolerantes al clima de unidad que pregonó tanto en su campaña electoral como ya instalado al frente del Ejecutivo nacional.

El presidente de la Nación, Alberto Fernández, criticó, una vez más, a periodistas y políticos opositores por las repercusiones de la vacunación de privilegio a funcionarios y amigos del poder.

Alberto Fernández se sumó así, lamentablemente, al coro oficialista que intenta tapar con reacciones de intolerancia un escándalo mayúsculo.

Lo hizo tanto durante su visita a México como a su regreso al país.

Responsabilizar a la prensa por la denominación de “vacunatorio VIP” al espacio dispuesto por el Ministerio de Salud para aplicar dosis de la vacuna contra el coronavirus por afuera del circuito oficialmente establecido, constituye una artera agresión a los medios.

Si no se lo hubiese denominado VIP, el sistema de vacunación orquestado por el Gobierno podría haberse denominado tranquilamente clandestino, ya que realmente lo es.

De lo contrario, no estaría actuando la Justicia para determinar los alcances de ese secreto plan de vacunación de privilegio.

Y para acentuar la confusión, el Presidente intentó justificar la inoculación de quienes estuvieron incluidos en el listado dado a conocer oficialmente como personal estratégico, lo que no sólo no puso ninguna claridad en el caso, sino que acentuó la percepción de que nadie en el oficialismo podía desconocer lo que estaba pasando a metros del despacho del exministro Ginés González García.

Hasta el director del hospital Posadas admitió ante la jueza del caso haber recibido órdenes para vacunar en Salud.

Ya de regreso, Fernández dijo en Yapeyú, en un acto con motivo de un nuevo aniversario del natalicio de José de San Martín, que “los hombres del 1800 no tenían que luchar contra la prédica malintencionada de los medios”.

Una lamentable apreciación sobre las bases del periodismo argentino en tiempos de consolidación de nuestra libertad, con un contexto totalmente diferente al actual.

En aquellos años abrirse paso con un medio resultaba trabajoso y su simple publicación era un acto de enorme mérito ciudadano.

Por eso, ante tan hirientes apreciaciones resulta importante recordar la prédica de Mariano Moreno, fundador de La Gaceta de Buenos Aires el 7 de junio de 1810, a los patriotas congregados en el Cabildo de Buenos Aires en el histórico 25 de Mayo, cuando instó a “promover el remedio de los males que afligen al Estado, excitar y dirigir el espíritu público, educar al pueblo…”.

Y llamó a no mantener dentro del nuevo gobierno patrio “la alianza con la corrupción y el desorden” que imperaba en los tiempos finales de la administración virreinal.

El presidente Alberto Fernández poco aporta con sus reacciones intolerantes al clima de unidad que pregonó tanto en su campaña electoral como ya instalado al frente del Ejecutivo nacional.

La ofensa a la credibilidad pública que significan las vacunaciones de privilegio justifica el repudio generalizado de una amplia franja de la sociedad argentina, agobiada por una situación económica crítica y un escenario de pandemia de incierto final todavía.

Los gobernantes deberian, de una vez por todas, asumir la responsabilidad por sus errores en vez de buscar culpabilizar a cualquier otro.

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