Nueva advertencia de la Iglesia por la crisis en el país

La Iglesia realiza una tarea de asistencia a los necesitados que, sin embargo, cada vez se torna más insuficiente por el nivel de deterioro social y laboral que sufren millones de habitantes de nuestro país.

La Iglesias advierte sobre el crecimiento de la pobreza y la crisis social en el país. Foto:José Gutierrez / Los Andes
La Iglesias advierte sobre el crecimiento de la pobreza y la crisis social en el país. Foto:José Gutierrez / Los Andes

Representantes de la Iglesia argentina volvieron a expresar preocupación por la delicada situación económica y social que vive el país. Lo hicieron a través de sus homilías con motivo de los recientes festejos del Día de la Independencia.

En esa línea, el arzobispo de Tucumán, monseñor Carlos Sánchez, lanzó una fuerte reflexión durante el Tedeum que presidió como parte de los festejos centrales en la Argentina. “No sólo hay hambre de pan, sino, también, de aprender a compartir con los que piensan distinto”. Obviamente, la mayor advertencia efectuada a través de estos dichos va dirigida a la clase dirigente en general.

Agregó monseñor Sánchez que es prioritario buscar “la reconciliación y el bienestar, en un país en el que hay hambre de diálogo, de paz social y de libertad. Hoy nuestra patria es un pueblo hambriento, desconcertado, preocupado, herido. En muchas familias faltan el pan cotidiano y el trabajo digno. Ha crecido la pobreza”, enfatizó, para reflexionar de inmediato que “el pan que no se comparte se endurece: en cambio, el pan que se comparte se multiplica”. Además, pidió justicia, dignidad, respeto y cuidado de la vida en todas sus etapas.

Por su parte, el titular del Epicospado argentino, monseñor Oscar Ojea, también centró su mensaje apostólico en los problemas sociales de gran parte de la población, responsabilizando a los políticos. “Estamos en una crisis muy grande, muy profunda, no solamente económica, también política”, expresó. Y sostuvo que hace falta “coraje para que los vínculos se recompongan de alguna manera”. En otro tramo de su homilía, Ojea se refirió a la creciente tendencia a abandonar el país por parte de jóvenes que no encuentran un futuro alentador en la Argentina.

Sin duda, una nueva advertencia de la Iglesia católica por el derrumbe económico y social que define a la Argentina de hoy ante la mirada indiferente de una dirigencia política que no parece entender en su plenitud el drama que crece.

En varias oportunidades hemos señalado desde este espacio que la comunidad católica suele tener un diagnóstico muy preciso de la realidad social en cada rincón del país por el despliegue organizativo que la caracteriza. La Iglesia realiza una tarea de asistencia a los necesitados que, sin embargo, cada vez se torna más insuficiente por el nivel de deterioro social y laboral que sufren millones de habitantes de nuestro país.

Por lo tanto, no debe dudarse del acertado diagnóstico de los obispos, una vez más, con motivo del reciente festejo patrio. La pobreza invade, galopante, a los núcleos más desprotegidos de los conurbanos más importantes del país, mientras los índices de pobreza se aproximan mes a mes a sectores de clase media, que van cayendo en su nivel de vida en virtud de la inflación y las limitaciones de todo tipo que impone una economía carente de rumbo.

Como señalan los obispos, la dirigencia política en general no puede permanecer indiferente ante el reclamo social y sólo esmerarse para cumplir con sus peleas para disputar el poder.

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