El sistema jubilatorio no se soluciona con parches

El bono de $5 mil pesos para los pasivos que perciben hasta dos haberes mínimos revela la falta de equidad y los problemas ya históricos de la jubilación en la Argentina.

El régimen previsional debe dejar de lado los parches y asumir una profunda reforma para que la clase pasiva alcance un estado de bienestar. / Foto: Orlando Pelichotti
El régimen previsional debe dejar de lado los parches y asumir una profunda reforma para que la clase pasiva alcance un estado de bienestar. / Foto: Orlando Pelichotti

Las autoridades nacionales anunciaron un bono extraordinario de 5 mil pesos para jubilados y para pensionados nacionales que cobran hasta dos haberes mínimos. La titular de la Administración Nacional de la Seguridad Social (Anses), Fernanda Raverta, destacó que percibirán esa ayuda unos seis millones de beneficiarios que cobran hasta 46.130 pesos mensuales.

La medida se fundamentó en que la inflación del primer semestre alcanzó el 25%, por encima de los aumentos que habían sido otorgados a los pasivos. Sin embargo, esa resolución desnuda los graves problemas que enfrenta la economía y el fracaso de las autoridades para controlar la suba de precios, tal como habían prometido en la campaña electoral.

Es, además, otro parche a las graves deficiencias que muestra el sistema previsional argentino: 8 de cada 10 pasivos tendrán un bono que equivale a menos de 170 pesos diarios, con los cuales apenas podrán comprar 1 kilo de pan y 1 litro de leche. El haber mínimo de 23.065 pesos que perciben casi dos de cada tres beneficiarios de la Anses es una cifra que revela la miseria a la que son sometidos millones de argentinos.

El principal problema del sistema previsional radica en que la relación de trabajadores registrados que aportan al sistema es prácticamente uno a uno con el número de pasivos. Las evaluaciones actuariales sugieren una relación de tres a uno para sostener una remuneración digna de retiro.

Además de una ecuación desventajosa, se agrega el dato insoslayable de que la caída de la economía provocó la destrucción de 19.210 empresas en abril último, en relación con febrero de 2020, previo al inicio de la pandemia de Covid-19 en el país.

Se perdieron ingresos y, al mismo tiempo, subsisten regímenes especiales que conllevan haberes que multiplican por 10 o por 20 veces el haber mínimo. Como agravante, en el Congreso Nacional fue presentada una veintena de proyectos para crear o ampliar estos regímenes, sin la contraparte económica.

Otra gran distorsión es el ingreso de miles de beneficiarios que no efectuaron aportes durante 30 años. Junto con la “jubilación de las amas de casa”, ahora se propicia un beneficio similar para más de 150 mil mujeres. Si bien ambas medidas pueden ser interpretadas como un gesto de equidad para personas que contribuyeron al sostenimiento de sus hogares al tiempo que se veían impedidas de efectuar tareas laborales, estos beneficios deberían ser otorgados a través de subsidios del Tesoro nacional.

Como se apela a los exiguos recursos de la Anses, los fondos serán siempre escasos para impulsar una mejora real de los haberes de los jubilados.

El régimen previsional debe dejar de lado los parches y asumir una profunda reforma para que la clase pasiva alcance un estado de bienestar.

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