Deben escucharse las alertas sobre cambio climático

Los científicos ambientales advierten que el calentamiento global es cada vez peor y avanza más rápidamente de lo esperado; que la suba recomendada de la temperatura de 1,5º se alcanzará en 2030 y no en 2040, como fuera solicitado por la COP de París en 2015.

Las fuertes lluvias provocaron deslizamientos de tierra e inundaciones en la parte occidental de Alemania. (AP)
Las fuertes lluvias provocaron deslizamientos de tierra e inundaciones en la parte occidental de Alemania. (AP)

El pasado 9 de agosto fuimos sorprendidos con un informe del IPCC (Panel Intergubernamental para el Cambio Climático de la ONU) relacionado con el avance arrollador de los problemas ambientales derivados del calentamiento global, fenómeno conocido como cambio climático y, lo que más llama la atención es que esto aparece a tres meses de realizarse la reunión mundial COP 26 (Conferencia de partes) en la ciudad de Glasgow en Escocia.

Las alarmas vienen sonando desde la cumbre de Estocolmo de 1972 y sucesivamente se escucharon en otros foros hasta llegar al Acuerdo de París 2015.

Lo que plantean los expertos es un estado de situación frente al futuro en cinco escenarios que van desde el más optimista al peor en cuanto a las emisiones de GEI (gases de efecto invernadero) producidas por la emisión a la atmósfera por la industria, los transportes y las usinas eléctricas, entre otros, que son alimentados por combustibles de fuente hidrocarburífera.

La advertencia anticipada se corresponde con la apreciación de los científicos ambientales de que el calentamiento global es peor y avanza más rápidamente de lo esperado; que la suba recomendada de la temperatura de 1,5º se alcanzará en 2030 y no en 2040, como fuera solicitado por la COP de París en 2015 y en ese escenario será difícil llegar a la neutralidad de carbono para 2050.

Los datos publicados para la peor versión son, en caso que todo siga como está hoy: para los próximos 20 años habrá un aumento de la temperatura de 1,6º. El problema es muy visible hoy que, con sólo un 1,1º de aumento en la temperatura desde la era preindustrial, hemos sufrido incendios gigantescos en California y Oregón en EEUU, en Grecia, Rusia, Turquía y Argelia, entre otros. Inundaciones en Alemania y Bélgica, los tornados en China y temperaturas de hasta 50º en Canadá.

Como consecuencia de esto, múltiples peligros nos acechan, que tienen que ver con estos cataclismos cada vez más frecuentes y violentos con víctimas y pérdidas materiales y el peligro de pérdidas importantes de zonas costeras bajas producto del crecimiento de los océanos que ya ha sido de 20 cm desde el inicio del siglo pasado y podría avanzar medio metro más hasta el fin del presente.

La contaminación de la atmósfera es más intensa en el hemisferio Norte, pero nosotros no estamos libres de estas amenazas.

Mendoza es una pequeñísima porción del mundo, pero aun así, tenemos obligaciones que cumplir como ciudadanos y como parte de nuestro ecosistema y, sobre todo, una alta responsabilidad para con nuestros hijos y nietos.

Mantener limpias las acequias y cauces, reciclar más, evitar los incendios de campos, aumentar el número de unidades eléctricas para el transporte colectivo, promover ya el automóvil eléctrico, la protesta social no debe quemar objetos, promover más decididamente el uso de energía solar y eólica, y no permitir actividades que usen exceso de agua o la contaminen.

Son algunas acciones que deberíamos encarar para ayudar a mitigar el riesgo de colapso al que estamos sometidos. Si bien el papel del Estado sería el de tomar las iniciativas, todos somos responsables de trabajar en esto porque el riesgo es de todos.

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