Ugarteche recuperó sus ferias, después de siete meses de cierre

En los dos espacios trabajaron 500 puestos. También se habilitaron las de Chacras de Coria y la de plaza departamental.

Bajo un estricto protocolo sanitario, en Ugarteche se convocaron trabajadores, comerciantes y cazadores de ofertas.
Bajo un estricto protocolo sanitario, en Ugarteche se convocaron trabajadores, comerciantes y cazadores de ofertas.

Después de siete meses, los feriantes regresaron para darle vida a los mercados. En Luján de Cuyo, con una fuerte presencia de la Municipalidad, los emprendedores montaron 500 puestos distribuidos entre las principales galerías a cielo abierto. Bajo un estricto protocolo sanitario, en Ugarteche se convocaron trabajadores, comerciantes y cazadores de ofertas. Para muchos, la reapertura de la Feria, fue también la oportunidad de sentirse activos otra vez.

A causa de la pandemia y los efectos colaterales que provocó la cuarentena, en nuestra provincia en el segundo trimestre 26.557 mendocinos se quedaron sin empleo. Ayer el número de los comerciantes fue alto y puede seguir multiplicándose en la medida en que el público responda a la convocatoria los próximos fines de semana. En la Feria Social, un predio en ruta 15 frente a una bodega, esperan contener hasta 1.100 puestos cada domingo por la mañana.

Claudio Ortiz es uno de los integrantes de la comisión directiva del paseo comercial, mesa chica que completan Cesar Di Lorenzo, Damián González y Oscar Godoy. “Desde que empezó a regir la restricción a causa de la pandemia nos sentimos muy tristes, porque estábamos viendo como mucha gente se quedaba sin trabajo. Muchos de los feriantes viven de esto y tratamos de mantener el contacto para que no perdieran la esperanza de la reapertura”, señaló Ortiz.

Volver en pandemia

El intendente de Luján Sebastián Bagagnolo dijo que se abre “una nueva etapa para el persa de Ugarteche. Después de meses de trabajo, logramos ordenar y habilitar cuatro Ferias en el Persa de Ugarteche”. Los trabajos de acondicionamiento de los predios se aceleraron en octubre y se los dotó de servicios: control sanitario, estacionamientos, seguridad, baños, etc.

“Con todos los recaudos y el apoyo del municipio, en todo lo que tiene que ver con los protocolos sanitarios, logramos la reapertura. Somos el predio más grande en Ugarteche, previo a la pandemia rotaban en esta Feria más de 500 puestos de venta durante todos los fines de semana y ingresaban cerca de 5000 personas a realizar sus compras”, detalló Ortíz. Durante el primer día, el movimiento fue bajo.

Los predios reúnen cuentapropistas, que se ofrecen para ejecutar diferentes trabajos, productores que llevan sus cosecha directo al público, comerciantes de nuevo y usado y también un núcleo importante de los puesteros que se ubicaban en la vía pública cerca de la rotonda. Entre todos forman un circuito económico que es una posibilidad de trabajo o una segunda fuente de ingresos.

En Ugarteche quedaron habilitadas las Feria del Valle (frente a la rotonda de ruta 15) y la Feria Social (frente a la bodega Navarro Correa), con un espacio por puesto de cinco metros por cinco. Entre las normas del protocolo sanitario puede ingresar una persona por cada uno de los stand que exponen sus productos, las tandas de clientes no superaron las 500 personas y en la renovación de público se habló de tres mil personas.

En los pasillos de estos mercados las historias de cientos de personas se entrecruzan y son el rostro de la realidad, son quienes buscan la oportunidad de generar un trabajo. Pequeños almacenes con mercadería no perecedera, productores que exponen sin intermediarios frutas o verduras de estación. En Luján las otras dos ferias habilitadas son las de artesanos en Chacras de Coria y la de la plaza departamental General San Martín.

Con la esperanza del comienzo

Néstor Moya (48 años) desde el año pasado viene a la Feria en busca de nuevas posibilidades. Se promociona como soldador y para trabajos herrería. Hace más de un año está desempleado y aquí encontró el espacio para la changa. Él era soldador y se desempeñaba en el rubro del petróleo. “Era un profesional, me fracture las piernas y no volví a conseguir un trabajo formal”, sostiene Moya.

“En la feria promociono algunos trabajos en metalúrgica, consigo lo suficiente como para ir tirando. A veces hago alguna reja por encargo u otra cosa. Vengo todos los domingos, aquí encontré un lugar en el que puedo ofrecer mis servicios”, agrega el soldador.

“Mi marido es celador en una escuela, el trabajo de la feria es un segundo ingreso para nuestra familia”, cuenta Natalia Molina (44 años). Ella es mamá de tres chicos y dos más del corazón, a la mesa son siete personas, Vendo café y pastelería casera: amaso churros, pastelitos o donas; mi marido se ofrece para distintos trabajos", agrega Molina.

Historias del rebusque para campear las interminables crisis argentinas

Roberto Di Lorenzo (67 años) camina con una bolsa de pescado que compró -a bajo pecio- en el camión del programa “Alimentos para todes” de la Secretaría de Comercio Interior de la Nación; al cruzar la calle de ingreso al predio frente a la bodega Navarro Correas en sus puestos exhibe aceitunas, frutas secas, algunas herramientas y otros artículos. “Desde hace cuarenta años me dedico a las ferias, al comercio, me conocen en toda la provincia. Este es un trabajo que me ayuda a mejorar mi jubilación”.

“Tengo muchas cosas, uno ve la oportunidad y compra mercadería. Vendes y para lo que va quedando siempre hay un comprador que busca. Mi puesto es un popurrí, armo lo que tengo. Es bueno hacer una diferencia para mejorar lo que gano en la jubilación”, sostiene Di  Lorenzo uno de los comerciantes de más edad del predio.

Jesús Coria (50 años), observa como camina la gente afirmado en la caja de su camioneta. Vendía ropa y otros artículos antes de la pandemia, con la reapertura de la Feria Social cambió de rubro y es dueño de una verdulería ambulante. Bajo un toldo azul comenta: “Hubo movimiento y se vendió…. Fue bueno para empezar”. El hombre agrega: “Desde el año pasado trabajo en la Feria, antes me dedicaba a los trabajos en la chacra y a lo que saliera para hacer. Pienso que va a venir más gente a comprar a los puestos porque buscan un beneficio, que la plata les dure”.

Para Claudia Concina (47) el trabajo en la feria también le ayuda a equilibrar sus finanzas, es una segunda fuente de ingresos. Ella trabaja como manicura de lunes a viernes y los fines de semana monta un puesto a cielo abierto de accesorios de acero quirúrgico y ropa usada. “Hace dos años empecé en las ferias. Puse un puesto de ropa usada y me fue bien”.

Tenemos algo para ofrecerte

Con tu suscripción navegás sin límites, accedés a contenidos exclusivos y mucho más. ¡También podés sumar Los Andes Pass para ahorrar en cientos de comercios!

VER PROMOS DE SUSCRIPCIÓN

COMPARTIR NOTA