Sin nuevos llamados a licitación, la construcción consolida su crisis

Pese a ser uno de los sectores exceptuados del aislamiento, el ritmo de trabajo ha sido muy limitado en los últimos meses. Preocupa la falta de obra pública.

En abril la actividad económica se derrumbó 26,4% y la construcción fue el rubro más perjudicado.
En abril la actividad económica se derrumbó 26,4% y la construcción fue el rubro más perjudicado.

Mendoza atraviesa una crisis sin precedentes en la industria de la construcción, incluso más grave que la que se padece a nivel nacional. El índice de desempleo en el sector es mayor al 90% y la pandemia ocasionada por el Covid-19 solo tiende a agravar las cosas.

Así lo admitió el presidente de la Cámara de Empresas Constructoras Independientes de Mendoza (Cecim), Gerardo Antonio Fernández, quien resaltó que el panorama es el más grave del que se tenga memoria y que, por lo tanto, “no encuentra parangones en ningún antecedente histórico”.

La situación actual, signada por inactividad casi total en materia pública y el poco movimiento a nivel privado, obligó a numerosas empresas a despedir personal. Para los referentes del sector, el panorama que se avizora a corto plazo es delicado, teniendo en cuenta el bajo número de contrataciones y licitaciones.

Crisis anticipada

Fernández indicó que los efectos del confinamiento perjudicaron mucho al sector, pero aclaró que la construcción ya venía siendo castigada desde la devaluación de abril de 2018. El punto más crítico sucedió en diciembre de 2019, cuando se perdieron 9 mil puestos de trabajo en la Provincia.

La llegada de la pandemia, agravó aun más la situación. “No hay actividad desde febrero de este año, cuando las obras que se llevaban adelante en Mendoza quedaron paralizadas”, recordó, y agregó que solo sobreviven algunas --de escasa relevancia- en determinados municipios.

“La mayoría de las empresas corren riesgo de cierre o se encuentran en concursos preventivos y con enormes deudas financieras y bancarias”, institió.

“Nuestra industria conlleva un proceso previo de al menos seis meses, que implica elaboración del proyecto, licitación y adjudicación. Si damos por terminado este año, deducimos que no hay horizontes de poder revertir el cuadro. Además, las tasas de interés para quienes deseen tomar créditos bancarios son elevadísimas”, se lamentó.

Tendencia nacional

Atilio Calzetta, mendocino y vicepresidente de la Confederación de Pymes Constructoras de la República Argentina, brindó datos elocuentes a nivel nacional. El experto indicó que la caída de actividad estuvo en el orden del 40% entre mayo de 2019 y mayo de 2020, con pérdida de 140 mil puestos de trabajo.

“Esto colocó a las Pymes en una situación extrema, mientras que a otras las llevó al colapso”, sostuvo. “Hemos mantenido audiencias con los ministerios de Infraestructura y de Vivienda, respectivamente, e hicimos llegar nuestra preocupación, pero también hicimos nuestro aporte de ideas”, agregó.

“Propusimos un plan integral de generación de obra pública y de arquitectura. Se trata de viviendas, hospitales y escuelas, que insumen mayor cantidad de mano de obra para dar salida rápida a este momento. También planteamos una participación de los privados, aunque en otro contexto”, comentó.

Empresarios hablan de una situación terminal

“Si antes de la pandemia el sector sufría un proceso de caída en picada, con este escenario la crisis es de carácter terminal”, alertó César Quintana, titular de la firma Ceveco y perteneciente a la Cámara de Empresas Independientes de Mendoza (CEIM). “Hace más de un año que no sale ni una licitación de obra pública, es decir, las únicas que generan trabajo en blanco. Si bien existe una pequeña reactivación de otras privadas, éstas otorgan trabajo informal”, diferenció.

Así, remarcó que el trabajo registrado de la construcción se ubica en su peor momento, incluso más que en 2001 y advirtió que no hay visión de futuro. “Los gobiernos nacional y provincial no han dado señales de querer reactivarlo en un futuro cercano”, concluyó.

Idéntico parecer manifestó el empresario Luis Saleme, quien reconoció no estar desarrollando obras de ninguna naturaleza. “Antes, por una licitación pequeña se presentaban tres o cuatro oferentes, mientras que hoy lo hacen alrededor de 15. Se multiplicó el caudal de empresas que están cotizando porque se necesita trabajar”, reflexionó, para sostener que el escenario “es tan incierto como el propio país”.

Por último, Hernán Felipe, de la firma Romeco, que se encarga de la venta y alquiler de maquinaria para la construcción, dijo que la actividad está lisa y llanamente frenada. “Me preocupa la situación actual, pero más aún las perspectivas: no hay minería, no hay posibilidades de tomar créditos para la obra pública y Portezuelo está en veremos. Si a todo esto le sumamos las consecuencias del aislamiento, los resultados serán terribles”, lamentó.

Respecto de su actividad, explicó que si bien es un buen momento para adquirir maquinaria, las empresas, por todo lo expuesto, carecen de liquidez.

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