Se amplió la brecha entre los mendocinos que más ganan y los de menor ingreso

La última Encuesta de Condiciones de Vida de la DEIE confirma que las distancias se agrandaron durante la pandemia. A qué se debe este fenómeno y qué implica para la economía.

La inflación golpeó con mayor fuerza a los sectores más vulnerables, provocando un empeoramiento de su situación económica. Foto: Ignacio Blanco / Los Andes
La inflación golpeó con mayor fuerza a los sectores más vulnerables, provocando un empeoramiento de su situación económica. Foto: Ignacio Blanco / Los Andes

La Encuesta de Condiciones de Vida, que cada año elabora la DEIE (Dirección de Estadísticas e Investigaciones Económicas de la provincia), muestra que, en un año, la brecha de ingreso entre los mendocinos que más ganan y los que menos, creció considerablemente. De hecho, el coeficiente de Gini, que es una medida de la desigualdad, pasó del 0,44 en 2020 al 0,47 en 2021 (cuanto mayor es el número, entre 0 y 1, mayor es la asimetría).

En 2020, el ingreso promedio individual era de $ 2.348 para el decil más bajo y de $ 64.577 para el más alto, lo que implica una diferencia del 2.650%. En tanto, el año pasado, quienes menos ganaron, alcanzaron un ingreso promedio de $ 3.204, mientras que quienes tuvieron mayores ingresos lograron uno medio de $ 101.704. Esto implicó que la variación trepara al 3.074%.

Se debe tener en cuenta que el ingreso medio individual es el ingreso promedio percibido bajo todo concepto por las personas e incluye las percepciones laborales y no laborales. También, que la población que percibe ingresos se clasifica en deciles, ordenados de menor a mayor ingreso, y que cada uno de ellos contiene al 10% de la población.

En el informe anual se detalla que el 20% de la población que más gana concentró, en 2021, alrededor del 50% del total de los ingresos individuales. Esto, porque el decil 9 alcanzó un total de $7,5 mil millones y el decil 10, de $14 mil millones; mientras que el ingreso total de la población en Mendoza fue de unos $43 mil millones. Un año atrás, en 2020, este mismo 20% de la población de mayores ingresos alcanzaba a concentrar un 48% del total.

El golpe de la inflación

Sebastián Laza, asesor del Ministerio de Economía y Energía de la provincia, señaló que la profundización de la brecha de ingresos se explica por la inflación, ya que la clase alta puede resguardar sus ahorros en dólares, mientras que la clase baja no tiene capacidad de ahorro y día a día pierde poder adquisitivo.

En cuanto al impacto que esta situación tiene en la economía, indicó que, en general, un aumento de brecha de ingresos genera que más gente dependa de subsidios, lo que se traduce en un incremento del gasto público.

Por su parte, José Vargas, de Evaluecon, consideró que este salto entre los deciles más bajos y los altos, de 2020 a 2021, era previsible. Esto, porque no todos los sectores tuvieron el mismo comportamiento en la salida de la pandemia: mientras a unos les fue bastante bien y se vieron beneficiados por un repunte en el consumo, otros aún no logran terminar de recomponerse e incluso hubo algunos que sufrieron de modo mucho más fuerte el impacto de este golpe a la actividad económica. Y esto se vincula con el nivel de ingresos de los trabajadores de cada uno de estos sectores.

Entre los que tuvieron una mejor evolución, el economista mencionó comercio, gastronomía y servicios, y sumó que hay otras ramas de la actividad a las que no les ha ido bien, por lo que los salarios han tendido a acomodarse por debajo de los niveles de inflación. Y recordó que, en 2021, la evolución de los precios comenzó a estar en un nivel relativamente alto, lo que provocó que esta brecha fuera cada vez más grande y que los ingresos de los sectores que no lograron repuntar se desplomaran.

Sobre lo que genera esta asimetría en los ingresos, Vargas indicó que tiene un impacto fuerte en los niveles de pobreza y que es de esperar que, en los próximos informes del Indec, sumado a la inflación, el número de pobres en el país empiece a ser más elevado.

Nicolás Aroma, economista asesor del Partido Justicialista, indicó que esta ampliación de las brechas de ingresos significa que Mendoza es cada vez más desigual. Explicó que las crisis económicas en general tienden a generar este fenómeno de que los que más ingresos tienen, acumulan cada vez más, mientras los sectores más postergados en ingresos tienen menos. Y que eso fue lo que hizo la pandemia, sumado a que la provincia tiene un modelo que es “procíclico”; es decir, amplifica el efecto, en lugar de combatirlo, por lo que la desigualdad se amplía.

Aroma sostuvo que la política redistributiva de Mendoza es regresiva tanto por el lado de los recursos como por el de los gastos. Esto, porque los únicos beneficiados con los impuestos son las empresas más grandes y los sectores que tienen altos niveles de ingresos. Y señaló que el programa Mendoza Activa es el mejor de los ejemplos de esto. En tanto, vinculado con los gastos, los salarios públicos están en niveles muy bajos en promedio y las inversiones que demandan los sectores más pobres -como salud y educación pública- tienen falencias en su funcionamiento.

Por otra parte, comentó que la provincia tiene mucha dispersión en los salarios de distintos sectores. De hecho, hay actividades que están muy arraigadas en la matriz productiva, cono la agricultura y la vitivinicultura, que están teniendo sueldos muy bajos, que hacen que descienda el salario promedio de los mendocinos. Ligado a esto, destacó que el sueldo medio en la provincia está bastante por debajo del promedio nacional.

Aroma planteó que una sociedad más equitativa empuja a una mejor dinámica económica, ya que los sectores con ingresos medios y bajos tienen un rol muy importante en la tracción del consumo y del mercado interno. Esto, porque los sectores con altos ingresos tienen mayor capacidad de ahorro, pero no está claro que vuelquen ese excedente nuevamente a inversión.

Otras asimetrías

La Encuesta de Condiciones de Vida también revela otras asimetrías, como las que se observan entre los ingresos de quienes viven en zonas rurales en comparación con quienes habitan en áreas urbanas. El ingreso individual medio de quienes residen en el campo fue, en 2021, de $24.294, mientras el de quienes lo hacen en la ciudad fue de $33.757; lo que determina una diferencia del 39%.

La región de residencia también genera desigualdades en el nivel de ingreso. Quienes viven en el Gran Mendoza tuvieron un ingreso individual medio de $33.571; en el Valle de Uco, de $30.998; en el Sur, de $29.378; en el Este, de $25.240; y en el Noreste de $21.457. Y la brecha también se extiende al género: los varones alcanzaron un ingreso medio de $35.379, mientras que las mujeres uno de apenas $27.161.

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