Qué hacer con el Banco Central: mantenerlo, darle más autonomía o cerrarlo definitivamente

El rol del Banco Central de la República Argentina (BCRA) es uno de los tantos temas recurrentes en las discusiones sobre economía y política. Algunas figuras suelen pedir que tenga una mayor autonomía con respecto al Poder Ejecutivo Nacional, mientras que otros llaman directamente a cerrarlo. Las miradas son amplias y especialistas de Mendoza también tienen su opinión.

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Nunca está de más recordar que el BCRA es el organismo rector del sistema financiero de Argentina. Su carta orgánica lo define como una entidad autárquica del Estado nacional, con funciones como regular el funcionamiento del sistema financiero y actuar como agente financiero del Estado nacional. Y también se le atribuye otra función clave: poseer “la maquinita” de emisión de pesos, lo que le implica varias críticas al hablar de inflación.

Aún desde antes de ser electo como diputado nacional, el economista Javier Milei ha sido uno de los principales críticos de la entidad, acusándola de ser una de las principales responsables de la suba de precios (por la emisión monetaria) y hablando incluso de “dinamitar” el BCRA. Incluso antes de su carrera electoral, decía que el único cargo pública que aceptaría en un gobierno era el de presidir el Banco Central, para cerrarlo.

En su visita a Mendoza a fines de abril, Milei afirmó que la “única forma que ha descubierto el mundo” para bajar la inflación “es frenar con la ‘maquinita’, y el único que tiene en la Argentina la convicción y el coraje para llevarlo a cabo soy yo. Porque acá son todos funcionales a la casta política. Es mentira que no se puede bajar la inflación, sí se puede”.

El propio presidente del BCRA, Miguel Pesce, le contestó hace poco que “no hay país del mundo que no tenga banco central, es una enormidad ese planteo” y afirmó que es necesario para “evitar recesiones extendidas” que terminen provocando desocupación y pobreza. “Cuando anularon la capacidad del Banco Central, como sucedió con la convertibilidad, terminamos con la crisis más larga de la historia”, argumentó Pesce a la radio El Destape.

Otros no piden cerrarlo, sino que tenga mayor independencia, como reiteró en Twitter la semana pasada Martín Tetaz, economista y diputado de Juntos por el Cambio: “Para combatir la inflación necesitamos un Banco Central completamente independiente del presidente (de este y de los que vengan), que funcione como el de Chile, Perú o Colombia, donde a pesar de la inestabilidad política, las crisis institucionales y la guerra, hay baja inflación”.

Consultando con economistas de Mendoza, Rodrigo González opinó que el BCRA es una pieza más dentro del rompecabezas económico que hay que resolver para arreglar los problemas de inflación: “Hay margen de acción para modificar la carta orgánica, por ejemplo para darle más independencia en su rol de manejar la política monetaria”. De todos modos, ese cambio debería ser en el marco de un plan económico que despierte confianza y credibilidad.

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Más que una reforma

González también comentó que la discusión por el rol del Banco Central se vincula con la de dolarizar o no la economía, ya que si se adoptara la moneda de EE. UU, la entidad argentina no emitiría billetes, pero igual tendría funciones de control, regulación y asistencia, además de ser un agente financiero.

“En Ecuador se usa el dólar, pero igual tienen un banco central que regula, por ejemplo, cuánto es el anclaje que deben tener los bancos de sus ahorros. También tendría un rol relevante en las operaciones internacionales, y guardaría reservas ante posibles sucesos de contingencias”, enumeró el economista mendocino. Si hay una crisis bancaria, una entidad podría pedirle asistencia, por eso también se le llama “el prestamista de última instancia”.

La discusión por el rol del BCRA en Argentina no es nueva, y en la mirada de Sebastián Laza, economista asesor del Ministerio de Economía de Mendoza, el Banco Central debería tener “una política parecida a la que tenía en la época de la convertibilidad”, en la que se le daba una mayor independencia con respecto a la voluntad del Poder Ejecutivo de turno.

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“La autonomía total es imposible. Lo ideal sería que se le de cierta autonomía, para que pueda cumplir con determinadas reglas monetarias que le permitan dar credibilidad a la moneda. Por supuesto, la política monetaria no puede estar desentendida de la política fiscal, sería ingenuo decir que el Banco Central tiene que ser totalmente independiente”, afirmó el asesor del Ministerio de Economía.

De todos modos, Gonzalez insistió en que reformar el Banco Central no servirá para frenar la inflación si eso no se acompaña de medidas económicas concretas.