Se desplomó la recaudación de ingresos brutos por la cuarentena

La recaudación de los primeros ocho meses de 2020 mostró resultados negativos respecto al año pasado. Según los empresarios, algunas actividades se han contraído un 80%.

En baja. En agosto, ATM registró el sexto mes consecutivo de retracción en el monto percibido por los impuestos provinciales. Foto: Ignacio Blanco / Los Andes.
En baja. En agosto, ATM registró el sexto mes consecutivo de retracción en el monto percibido por los impuestos provinciales. Foto: Ignacio Blanco / Los Andes.

En los primeros ocho meses del año la recaudación en Ingresos Brutos cayó 15,1% en términos reales en Mendoza. La retracción se explica por la baja actividad económica, en un contexto de restricciones al comercio y la industria, decretadas para hacerle frente a la pandemia de Covid-19.

Este impuesto, de competencia provincial, grava las actividades autónomas, actos u operaciones, y se aplica sobre la facturación de los negocios, independientemente de sus ganancias. De allí que su caída sea sinónimo de un diagnóstico negativo para el comercio y la industria.

Según datos de la Administración Tributaria de Mendoza (ATM), entre enero y agosto de 2019 la recaudación en Ingresos Brutos de la provincia fue de $ 18.691.017.546, mientas que en el mismo periodo del presente año el monto ascendió hasta un valor total de $ 23.128.950.982. Esto implica un crecimiento nominal del 24%, pero una caída en términos reales del 15,1% (teniendo en cuenta el efecto de la inflación).

Lo más preocupante es que la situación no tiende a mejorar. En agosto (último mes relevado) se registró una caída real del 15% en el monto percibido por Ingresos Brutos, pasando de $ 2.761.171.810 recaudados en 2019 a $ 3.271.900.805 este año. Si bien la variación nominal fue del 18,5%, al contemplar el efecto de la inflación, el resultado se vuelve negativo.

Actividad económica

Por lo dicho anteriormente, la recaudación de Ingresos Brutos es siempre un claro termómetro de cómo está la economía de Mendoza. El propio ministro de Hacienda y Finanzas, Lisandro Nieri, reconoció el difícil presente de la provincia. “Tenemos una situación de una gravedad pocas veces vista. La crisis en profundidad es la más grande de los últimos tiempos, y es más rápida también, porque llevamos 33 meses de recesión. Sin la pandemia ya teníamos una caída del 4% en el primer trimestre, y ahora con el coronavirus tenemos una baja acumulada del 16%”, declaró en una entrevista realizada por Los Andes.

“La magnitud de la caída es escandalosa. Con seguridad digo que es peor que el 2001, como lo dijo Enrique (Vaquié), a quien acompañé en el gobierno durante esa época. Pero todavía no vemos dónde es el final”, agregó el funcionario.

También los empresarios se muestran preocupados por la profundidad de la crisis. El vicepresidente de la Federación Económica de Mendoza (FEM), Adolfo Brennan, señaló que el turismo y el comercio (actividades con un peso de “entre el 22% y el 23% del PBG”), han tenido serios problemas atados a la pandemia. “El comercio en particular, cayó 30% en los primeros ochos meses. La baja es aun mayor en los rubros no esenciales, como indumentaria, calzado y accesorios”, comentó. “En turismo la caída fue peor, en torno al 80%, y hay que descontar los dos primeros meses del año en los que la temporada inició bien”, agregó.

Por otro lado, Brennan remarcó que los comerciantes han perdido una fuente de financiamiento. Esta tiene que ver con el pago que realizaban a sus proveedores una vez finalizada una temporada. “El pago se hacía a 60 o 120 días, y ahora se pide pago por adelantado, Por eso Mendoza Activa promete ser una herramienta muy útil para el comercio. Pensamos que puede ayudar a recuperar capital de trabajo”, cerró.

El funcionario se refirió a la iniciativa impulsada por el Gobierno de la provincia de Mendoza, a los efectos de mitigar el impacto económico generado por la pandemia, que contempla el reintegro del 40% del valor de las inversiones realizadas en los mendocinos en los rubros construcción, comercio y servicios, infraestructura agroindustrial, industria, horticultura, fruticultura y producción de forrajes.

En lo que respecta a la actividad comercio y servicios, los mendocinos mostraron un gran interés, ya que presentaron proyectos de inversión por más de $ 221,6 millones, con reintegros estimados, a través de aportes no reembolsables, en poco más de 70 millones de pesos. Vale destacar que el rubro comercial, en el marco del programa, se encuentra en cuarto lugar, después de construcción ($ 1.678 millones), industria ($ 700 millones), y maquinaria ($ 373,5 millones), según lo informado por el Gobierno.

En tanto, Daniel Ariosto, presidente de la Unión Comercial e Industrial de Mendoza (UCIM), y empresario del sector hotelero, recordó que antes de la pandemia la entidad había advertido al Gobierno que “la estructura impositiva era abusiva, y avanzaba en hasta un 60% sobre los ingresos de las empresas” (impuestos nacionales, sobre todo).

El empresario opinó que mes a mes se va a ir acentuando la caída de la actividad económica, debido a que el Gobierno Nacional cree, equivocadamente, que encerrando a la gente y disminuyendo la actividad económica, puede dominar a la enfermedad. “Tenemos que aprender a vivir con ella (la pandemia), abrir los cielos, abrir las fronteras”, consideró.

“Mendoza es una provincia encerrada en sí misma y eso es negativo. Debemos respetar los protocolos, pero abrirnos para poder desarrollar las diferentes actividades económicas, porque éste es un año particular, que se ha empeorado por las medidas que se tomaron desde el Gobierno. Hay actividades que serán las últimas en abrirse, pero si no se van habilitando de a poco, la retracción será mucho mayor”, cerró.

Antes y después de la pandemia

El Consejo Empresario Mendocino adelantó la situación en su último informe sobre las finanzas provinciales, pero poniendo en relieve el escenario previo a la pandemia.

“La última década se desarrolló en un escenario macroeconómico complejo, caracterizado por estancamiento económico (Mendoza creció apenas 0,2% anual promedio, entre 2010 y 2019), alta inflación y un pobre desempeño de componentes claves de la demanda agregada, como la inversión y las exportaciones. Como consecuencia, el sector privado no creó empleo, observándose también una caída del ingreso por habitante. Este contexto macroeconómico impactó de lleno en las economías provinciales, coronando una década agobiante para el sector productivo. En ese contexto, COVID-19 encontró a la economía mendocina en una situación de manifiesta debilidad”, señalaron.

En el mismo período, el Estado provincial creció 40% en términos relativos, pasando de 17% del Producto Bruto Geográfico (PBG) en 2010, a casi un 24% en 2019. En tanto que la presión tributaria efectiva pasó de 3,8% a 6,4% del PBG en 10 años (con un aumento significativo en el año 2012).

No obstante, el CEM destacó el “ordenamiento de las cuentas fiscales” que se alcanzó entre 2016 y 2018, que permitió alcanzar un superávit corriente (8,1% de los recursos), y un déficit operativo mínimo del 1,5%, el más bajo del periodo analizado.

“Sin embargo las erogaciones corrientes volvieron a crecer a un ritmo mayor que los recursos en 2019, diluyendo algunos de los logros alcanzados, entre ellos el resultado corriente, que volvió a ser deficitario (-0,3%) y el resultado operativo, que culminó con un déficit de 9,7% de los recursos corrientes”.

El análisis se hace necesario para entender el impacto del COVID-19 sobre las cuentas provinciales. Una brusca contracción de los recursos fiscales durante la cuarentena es, de acuerdo con el CEM, “un reflejo de la situación que experimentan familias, trabajadores y empresas del sector privado”.

“Superada la coyuntura actual, es necesario generar una agenda que priorice la producción y el empleo privado como bases del crecimiento y desarrollo de Mendoza, recreando un clima de negocios propicio para las inversiones”, se indica en el mismo y se agrega que para ello, “es necesario ampliar y diversificar la matriz productiva, permitiendo el desarrollo minero en las zonas donde exista consenso social; Malargüe es un claro ejemplo de ello. Mendoza debe incrementar la producción y el empleo en sectores tradicionales y no tradicionales y ser más competitiva, para colocar con eficiencia su producción en el mundo”.

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