Informe INV: creció la superficie cultivada con aspirant bouschet

La explosión de esta variedad se asoció a la preferencia por el consumo de vino tinto, pero se limitó por una resolución de 2020. En los últimos 20 años el malbec lideró las preferencias.

Uva Aspirant bouschet / Archivo
Uva Aspirant bouschet / Archivo

En los últimos 20 años, la variedad que ganó más extensión cultivada en el país ha sido la malbec. Le siguen, de acuerdo con el informe anual de superficie 2021 del Instituto Nacional de Vitivinicultura, la flame seedles, una apta para consumo y para la elaboración de pasas, y la aspirant bouschet que, en dos décadas, sumó 4.323 hectáreas, 3.178 en Mendoza. Esto, en un contexto de reducción del cultivo de vid que alcanza las 5.219 hectáreas en la provincia desde 2010.

La aspirant bouschet es una uva tinta a la que se conoce como “tintorera”, ya que otorga un buen aporte de color, por lo que puede mezclarse con uvas blancas para generar un tinto común. En 2017, la superficie total en el país era de 4.376 hectáreas, lo que permite comprender su crecimiento.

Nicolás Vicchi, subgerente de la Asociación de Cooperativas Vitivinícolas Argentinas, explicó que el cultivo de aspirant bouschet comenzó a crecer antes de que entrara en vigencia la resolución 10/2020, que estableció que los vinos, para ser considerados tintos genéricos debían estar elaborados, como mínimo, con un 85% de uvas tintas. Esto, con el objetivo de que sus “cualidades expresen personalidad, aromas, texturas y sabores característicos de los vinos tintos, lo que no puede ser suplido simplemente por la participación de variedades tintoreras que sólo aportan color”, según detalla el INV.

En efecto, el crecimiento más marcado se dio antes de 2020. Según el informe de superficie del INV de 2017, ese año ya se había extendido la superficie cultivada con esta variedad en 4.152 hectáreas, en todo el país. Esto implica que, en los últimos 5 años, se incorporaron menos de 200 más.

En este sentido, Vicchi resalta que los datos del instituto, que muestran que la aspirant bouschet sumó más de 3 mil hectáreas en Mendoza, abarcan un tiempo extenso, de dos décadas. Si bien en su momento el mercado la demandaba y los precios eran altos, con el cambio del INV fue perdiendo ese interés de utilizarla para dar más color a los tintos y, con ello, cayó su valor.

El gerente del Centro de Viñateros y Bodegueros del Este, Mauro Sosa, planteó que, a pesar de que esta variedad ha sido objeto de un cierto grado de sospecha, se trata de una que es considerada apta para elaboración y que aporta ciertas propiedades a los tintos. Así, indicó que contribuye a mejorar los matices del vino, tanto de color como de sabor, porque tiene una cierta aspereza.

En cuanto al porqué del crecimiento de la superficie, Sosa indicó que las variedades van sumando cantidad de hectáreas en función de la demanda de los mercados y de las posibilidades enológicas de cada una, y que, como se necesita un buen número de años para que un viñedo entre en producción, suele ocurrir que los números responden a tendencias de seis a siete años atrás. La aspirant, acotó, ha tenido temporadas de precios altos y otros de valores bajos.

Sergio Villanueva, gerente de la Unión Vitivinícola Argentina, indicó que la aparición de variedades como la ancellota –sexta en sumar más hectáreas en los últimos 20 años- y la aspirant bouschet responde a que la preferencia por el consumo de vinos tintos creció más rápido que las posibilidades del sector productivo de reconvertir a uvas tintas.

De ahí que hubo un incremento en el uso de variedades tintoreras para generar tintos a partir de una proporción significativa de blancos. Esto, a su vez, detalló Villanueva, causó diferencias con quienes habían plantado tintas y tenían que competir con las uvas blancas, de menor precio. Sin embargo, cuando fue creciendo la superficie de tintas, perdieron en parte su valor.

Por otra parte, destacó que la reconversión se dio, en gran medida, asociada a la desaparición de empresas familiares y la llegada de inversiones que respondían a las nuevas tendencias. Hoy, acotó, se observa que las uvas rosadas tienen como principal destino el mosto y que el mercado de las blancas cada vez es más chico, mientras que las tintas siguen ganando terreno. De hecho, las existencias proyectadas a 2023 están mostrando un stock de 7 a 8 meses de vinos blancos y de 4 a 4,5 meses para los tintos, lo que es una cifra bastante baja si se tiene en cuenta que no todos están disponibles.

El presidente del Instituto Nacional de Vitivinicultura, Martín Hinojosa, consideró que el crecimiento de la superficie cultivada con aspirant bouschet se irá reduciendo, por la aplicación de la resolución que elevó de 65% a 85% el porcentaje de uvas tintas que un vino debía tener para ser considerado tinto. Este cambio de normativa, que apuntó a mejorar la calidad del producto, provocó que las variedades denominadas “tintoreras” dejaran de tener la importancia que tenían antes.

En cuanto al crecimiento sostenido que sigue mostrando el malbec, Hinojosa indicó que muestra que todos entendieron que este varietal no fue una moda, sino que tiene mucha aceptación en el exterior, en países como Estados Unidos, que es un gran comprador de vino argentino y que, cuando uno logra insertarse, sigue comprando. Esto ha permitido, sumó, un crecimiento sostenido de la cepa, aunque resaltó que, en los últimos años, también se observa un incremento de la superficie de cabernet franc, que también se da muy bien en Argentina.

Menor superficie

Más allá de las modificaciones en cuanto a la proporción de cada variedad, el informe del INV también muestra otro dato, que no es novedoso, pero sí preocupante. Desde 2010, año del último censo vitícola, Mendoza perdió 5.219 hectáreas cultivadas con vid, lo que implica una disminución del 3,4%. La media nacional fue del -3,1% y San Juan registró una caída en cantidad de hectáreas de 7,7%.

Mauro Sosa subrayó que ese número responde a las propiedades que fueron dadas de baja ante el organismo o que el INV registró de oficio, pero que es probable que el número real sea bastante mayor, porque hay muchas fincas que han quedado abandonadas sin que se realice el trámite. Así, indicó que es muy llamativa la cantidad de propiedades en la zona Este que tenían viñedos y hoy están dedicadas a la horticultura. Por eso, consideró que sería importante volver a realizar un censo.

Nicolás Vicchi, por su parte, señaló que también ha habido una caída en la cantidad de productores, asociada a la crisis del sector primario vitivinícola, que ha ido descapitalizándose, al tiempo que han sido remplazados por otros que concentran un mayor número de hectáreas. Para revertir esto, indicó que es necesario favorecer la integración, de manera que los viticultores puedan disminuir sus costos y recuperar rentabilidad.

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