Damajuana: tras el repunte de 2020, las ventas se sostienen

Distintas bodegas dedicadas al fraccionamiento de este envase destacan la fidelidad de los consumidores, los que los ha llevado a una cierta estabilidad en los niveles de demanda.

Es uno de los envases que mejor relación precio calidad ofrecen al consumidor. Sin embargo, muchos referentes aseguran que sólo se mantiene por tradición.
Es uno de los envases que mejor relación precio calidad ofrecen al consumidor. Sin embargo, muchos referentes aseguran que sólo se mantiene por tradición.

El 2020 fue un gran año para el vino argentino, de eso no hay duda. La especial situación que trajo la pandemia por coronavirus hizo que el consumo aumentara tanto en el mercado externo como interno y el caso de la damajuana no fue la excepción a la regla. El año pasado cerró un crecimiento del 13,4%, una cifra que puso fin a nueve períodos consecutivos de descenso en su consumo anual y hasta fue superior al aumento de la botella. Sin embargo, el panorama ha cambiado durante 2021 ya que el primer semestre del año cerró con una baja de la demanda del 11,7%.

Aunque esto se puede tomar como un dato negativo, distintos productores de vino en damajuana hablan más de una vuelta a la “normalidad” que una baja en la demanda ya que, si se miran las cifras, son muy cercanas a las que hubo antes de la pandemia en un segmento que parece sostenido por la tradición y mira de reojo la amenaza de nuevas tendencias de consumo.

Según las cifras del Instituto Nacional de Vitivinicultura (INV), en junio, las cifras más recientes disponibles, las ventas de vino en damajuana alcanzaron los 26.141 hectolitros. En la comparativa interanual el descenso es de 37,7%. La cosa cambia si se ven los números con los que arrancó el año. En realidad hay una leve suba respecto de enero de 2021, cuando se consumieron 24.101 hectolitros y hasta es superior los 25.096 hectolitros que se registraron en el primer mes de 2020, cuando todavía el coronavirus no afectaba de lleno en el país.

Andrés Mastroeni, propietario de Bodega Mastroeni, donde dedican el 60% de su producción al vino en damajuana, contó que, si bien hubo un repunte en 2020, el nivel de sus ventas ha logrado mantener una constancia que se sostiene con los años. Desde hace 20 años elaboran con esta modalidad y en los comienzos la demanda era mayor, pero la cosa ha ido cambiando con el tiempo. “Tuvimos diez años muy buenos. Luego, las ventas mermaron un poco, pero se han mantenido en ese nivel”, destacó.

Emilio Giaquinta, uno de los propietarios de Bodega Familia Giaquinta, planteó en su caso un escenario similar: “Una cosa fue 2020 y otra es lo que está sucediendo ahora. El año pasado hubo un incremento exponencial del consumo de vino en damajuana”.

Giaquinta lo atribuye a esto al mayor tiempo que pasaron los argentinos en casa, pudiendo tomar vino como complemento de todas las comidas, y a que había un poder de compra general un poco mayor, condiciones que han cambiado para este año. “En nuestro caso se sigue consumiendo vino en damajuana, aunque en menor medida, aunque no hemos dejado de vender”, dijo.

Por qué elegir la damajuana

Los productores consultados por Los Andes coincidieron en que la estabilidad en los niveles de consumo de la damajuana responde a una fidelidad de los clientes y una tradición que se mantiene a lo largo de los años.

Si se tiene que señalar un grupo etario que se inclina por la damajuana, todos señalan que se trata de un público mayor a los 50 años y que acostumbra a comprar su damajuana en la vinoteca o el almacén de su barrio. Por caso, desde la vinería Pepe Botella explicaron que, para ellos, la mayor demanda se da en esas edades y se trata de un público fiel que semana a semana o cada 15 días se arrima al local en busca del mismo vino que ya consume hace años.

Entre los motivos que llevan al consumidor a elegir este envase, Mastroeni mencionó los costos, porque claramente es más conveniente para el consumo diario y, por otro lado, destacó la calidad. “Se puede consumir un producto de similares calidades con un ahorro de casi el 50%. Esto se atribuye a los costos de producción que tiene uno y el otro”, consideró.

Por su parte, Claudio Ricciardi, de Bodegas y viñedos La Iride, explicó que la damajuana mantiene su público porque el que consume todos los días vino puede encontrar una relación precio/calidad muy buena. “Una damajuana de La Iride oscila entre los $ 700 y los $ 1.000, dependiendo del lugar del país. y puede durar en promedio más de una semana en una casa donde dos personas toman diariamente”, estimó.

Más allá de eso, ambos coincidieron en que se trata de una producción con baja rentabilidad para las bodegas, pero que se mantiene por el compromiso con el consumidor que está acostumbrado a este envase.

En este sentido, Emilio Giaquinta sostuvo: “Para el mendocino es una opción mucho más conveniente que la botella. Cuando el vino tiene un bajo valor, la damajuana es conveniente para la bodega. En el caso contrario, cuando el vino tiene un valor importante, se vuelve más conveniente vender a granel que fraccionados. Pero lo seguimos manteniendo porque llevamos muchos años con este envase”.

La competencia con el bag in box

Desde los comercios dedicados a la venta de vino indicaron que, desde su experiencia, han notado que no hay mucha gente que se incorpore al consumo de damajuana, pero en estos casos difícilmente compren en otros envases. Sin embargo, los nuevos consumidores sí se muestran más predispuestos a otras alternativas y ahí gana terreno el bag in box.

Actualmente, durante el primer semestre de este 2021, la damajuana fue el tercer envase más utilizado para el fraccionamiento de vino detrás de las botellas y el tetra brik. Su participación en el total fue del 3,7%, en contrapartida del bag in box que acaparó el 0,2% del total y hasta se encuentra por debajo del consumo en lata (0,3%), aunque ha sido el que más ha crecido con una variación interanual respecto de los primeros seis meses de 2020 del 157,9%.

Para Andrés Mastroeni, el bag in box se ha instalado muy fuerte en los últimos años y puede competir en el mercado con la damajuana. “El problema con esto es que tiene costos en dólares, por lo que damajuana va a seguir existiendo y teniendo sus consumidores”, opinó.

Claudio Ricciardi, por su parte, destacó que la damajuana la consume en su mayoría un público mayor. Por eso, desde su bodega decidieron incorporar el bag in box para captar a los millennials o los más jóvenes y los resultados han sido buenos.

Desde su perspectiva, estos dos envases no son una competencia, sino un complemento. “Nosotros incorporamos el bag in box con el objetivo de desplazarla, pero se abrió un nuevo segmento de consumidores”, manifestó.

Más allá de eso, no fue muy optimista con las perspectivas futuras de la damajuana:

“Si se siguen las tendencias mundiales, en Europa pasó que la damajuana tuvo su auge y luego perdió su lugar.

No sé cuánto tiempo le queda, pero creo que con el recambio generacional va a ir desapareciendo y el remplazo puede ser el bag in box”, completó.

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