Carolina Castro: “Lograr la paridad es un esfuerzo colectivo, de mujeres y de varones”

La referente del sector industrial y autora del libro “Rompimos el cristal”, habla sobre los grandes avances en paridad de género y las barreras que quedan por superar en el mundo profesional.

Carolina Castro, integrante del directorio de la Unión Industrial Argentina
Carolina Castro, integrante del directorio de la Unión Industrial Argentina

Carolina Castro preside, junto con su madre, una importante empresa autopartista. Además, desde 2019, es integrante del directorio de la Unión Industrial Argentina y fue la primera mujer, en más de 130 años de historia de la entidad, en llegar a ese puesto. A fines de marzo, visitó la provincia para presentar su libro “Rompimos el cristal. Qué hacen y qué piensan las mujeres que construyen una Argentina más igualitaria”. En esta entrevista cuenta qué avances hubo en materia de paridad de género y cuáles siguen siendo las asignaturas pendientes.

-¿Qué te motivó a escribir “Rompimos el cristal”?

-El mayor impulso que sentí para encarar este libro, que resultó tan polifónico, fue la certeza de que aun cuando cada una de las experiencias de las mujeres que logramos romper algún techo de cristal es personal y única, y pese a que todavía somos una excepción en el mundo laboral, nuestras historias tienen muchos puntos de contacto con las de todas las mujeres.

“Rompimos el cristal” no es un manual con fórmulas mágicas para alcanzar lugares de liderazgo. Es más que nada una puesta en común de los desafíos que enfrentamos día a día todas las mujeres que hemos buscado ocupar posiciones históricamente asignadas a los varones. En esa puesta en común, creo que todas mostramos un camino que puede servir a otras que enfrentan los mismos desafíos: desde compatibilizar la vida familiar con la profesional, la descalificación o la duda respecto de nuestras capacidades, la sobre-exigencia que nos imponemos, hasta los prejuicios y estereotipos que enfrentamos.

-¿Qué surgió de la experiencia de escritura con otras mujeres? ¿Cambió la mirada inicial?

-Conocer las historias de vida de cada una de las mujeres que forman parte del libro, fue una experiencia muy enriquecedora para mí. Durante el proceso fui reconociendo situaciones y desafíos comunes a todas, pero también descubrí la mirada personal de cada una sobre su propia historia y su interpretación de cómo logró romper su techo de cristal.

Más allá de la mirada individual de cada quién, una gran enseñanza que me dejó el libro fue la ratificación de la necesidad de generar políticas públicas para reducir las desigualdades entre varones y mujeres. El objetivo de la paridad requiere de políticas de Estado, porque el objetivo es que las historias que el libro muestra como excepcionales, pasen a ser en el futuro la norma y no la excepción.

-Como empresaria del rubro autopartista y como directiva de la UIA, ¿sintió que tenía que demostrar más o enfrentó ciertas resistencias sólo por ser mujer?

-No se trata de una situación particular del mundo industrial. Todas las mujeres, que tuvimos en algún momento el deseo de alcanzar posiciones de liderazgo, nos hemos visto enfrentadas a situaciones semejantes: tener que rendir examen día a día para demostrar o validar nuestra capacidad y/o conocimientos, hacer frente al estigma de “ser ambiciosas” (¡como si acaso los hombres no fueran ambiciosos!) o a la duda que siembran sobre cómo logramos lo que logramos.

Lo que me pasó a mí, en definitiva, no difiere de lo que nos ha pasado a todas cuando hemos puesto en cuestión espacios hasta hoy exclusivamente masculinos.

-¿En los últimos años, hubo mayor inserción de las mujeres en la industria?

-Sí, hubo avances, pero no tan rápido como quisiéramos. De a poco, las mujeres vamos ganando terreno en trabajos que hasta ahora habían sido ocupados sólo por hombres. Sin embargo, el principal logro para mí es haber puesto el tema de la paridad en agenda, y no sólo en el sector industrial. En los últimos años logramos hacer visible la desigualdad y generar cierta incomodidad cuando se observa un desequilibrio de género importante. Esto se ve muy bien en las fotos de las reuniones, en todos los ámbitos, donde empezó a hacer ruido la ausencia de mujeres.

No es novedad que el sector industrial ha sido históricamente masculino: poner en cuestión esta realidad es un gran comienzo. Hay cada vez más mujeres en la industria, desde el piso de planta hasta la conducción gremial, pero es una agenda que necesita atención y acción permanentes porque los cambios no pasan solos. En Industrias Guidi, por ejemplo, cuando hicimos nuestra segunda planta en Zárate, hace una década, diseñamos desde el inicio el proyecto para sumar mujeres y hoy tenemos 25% de mujeres en el piso de planta. Es un buen logro, pero el objetivo es que entremos a nuestras plantas y la mitad de los equipos estén conformados por mujeres.

-¿Cuáles siguen siendo las barreras a derribar?

-Hay barreras en todas partes, pero ahora las vemos y las ponemos en cuestionamiento. Hay techos que ya no son de cristal sino de concreto. Hay pisos pegajosos y escaleras rotas: todas metáforas que sirven para ilustrar esas barreras. Van desde la educación, que acentúa las diferencias entre varones y mujeres desde la infancia, al encasillamiento de la mujer a determinados roles ligados a la maternidad y la vida doméstica, y la falta de políticas públicas consolidadas para atacar esas diferencias.

Sin embargo, hay un vaso medio lleno también: hoy nadie niega el problema y hay una gran movida colectiva para que cada uno busque impulsar un cambio desde el lugar donde está. El libro busca mostrar precisamente eso, que romper el techo es un esfuerzo colectivo, tanto de mujeres como de varones.

Perfil

Carolina Castro es licenciada de Ciencias Políticas de la UBA, miembro del directorio y directora de Recursos Humanos de Industrias Guidi, una autopartista familiar proveedora de Toyota Argentina y General Motors Argentina. Desde 2019 es prosecretaria de la UIA (Unión Industrial Argentina), la primera mujer en llegar a este puesto en la entidad. Aunque se la reconoce como una “mujer fuerte” dentro de la industria, ella señala que aprendió de su madre, Janet Guidi de Castro, quien heredó la empresa de su padre.

Entre diciembre de 2015 y julio de 2017 fue subsecretaria de pequeñas y medianas empresas en el Ministerio de Producción. El año pasado, fue una de los ocho empresarios y sindicalistas que acompañaron al presidente. Alberto Fernández, en el acto del Día de la Independencia, en la Quinta de Olivos.

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