Patricia Sosa renunció a la carne para no perder la telepatía

La participante reveló la mística experiencia que tuvo que la llevó a convertirse en vegetariana de por vida. Todas sus comidas animales en el programa las prepara “a ojo”.

La cantautora se refirió al extraño suceso que la hizo abandonar la carne.
La cantautora se refirió al extraño suceso que la hizo abandonar la carne.

Patricia Sosa es una amante del nuevo programa en el que participa. MasterChef Celebrity le ha dado la oportunidad de realizar en vivo uno de sus talentos ocultos: cocinar. Pero ya en la segunda noche, la esposa de Oscar Mediavilla ha encontrado un problema que tuvo que resolver sobre la marcha, cuando en la ronda “a ciegas” le tocó un elemento que no prueba hace años. La carne es su gran tabú.

Pero en ningún momento se mostró insegura de su accionar en las hornallas y con mucha mano preparó un plato al que llamó “Mollejas vírgenes”. Pero sus dudas comenzaron a acercarse al jurado evaluador, integrado por Germán Martitegui, Damián Betular y Donato De Santis. “Tenés que caminar con tu plato y ves a tres personas que no se mueven, que están duras mirándote fijo”, dijo mientras les acercaba su creación.

Patricia explicó primero cuál era la razón del nombre de su plato: “Jamás las probé, yo no como carne”. A lo que Martitegui dijo irónicamente: “Ah, me dejas más tranquilo”. La cantante explicó entonces que lo había hecho todo “a ojo”. Ante el cuestionamiento de Betular sobre la preparación, Patricia explicó: “Con vino blanco. Le hice un colchoncito primero de aceite de oliva, después un colchoncito de cebollas hasta que se doraron”.

Pero fue Salis quien le cuestionó sobre la decisión que le cambió la vida, al eliminar todo rastro de carne de su alimentación. Entonces la cantante se refirió a la mística experiencia que vivió en el Cerro Uritorco, anécdota a la que se ha referido en ocasiones anteriores.

Un día subí a un cerro muy alto. Fui a hacer un avistaje de luces, de seres de otro plano”, dijo misteriosamente la participante captando a todos con curiosidad. “Pero cuando bajaba de la montaña, una montaña muy alta, la bruma me tapa de aquí para abajo -dijo señalándose el torso-. Y era muy difícil bajar, muy difícil”.

Continuando su relato llegó al momento culmine: “Entonces pensé: ‘¡Dios mío, que se ilumine algo porque nos vamos a caer!’ Y en eso, una luz se puso en el camino y nos guió hasta la salida”. Fue esa misma señora que la salvó de la niebla la que le hizo la gran revelación de su próxima decisión. “Entonces, la señora contactada se dio vuelta y me dijo: ‘Deberías dejar de comer carne porque tiene una toxina que inhibe la telepatía’. Y no comí nunca más”, terminó diciendo Patricia ante la mirada atónita de los jueves y todos sus compañeros.

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