Alejandra Maglietti y una mentira que la persigue desde los inicios de su carrera

La periodista del Nueve confesó a través de sus Stories que su nombre en realidad no es Alejandra y fue una situación en la provincia lo que la obligó a cambiar su nombre.

La abogada y periodista era llamada de otra manera.
La abogada y periodista era llamada de otra manera.

Un secreto que realmente sorprendió a sus miles de seguidores. Alejandra Maglietti ha dejado sin palabras a los usuarios de las redes y a los televidentes que la ven cada día al revelar que en realidad ella no es quien todos creen. Hoy es reconocida por ser una de las figuras principales de Bendita TV, pero incluso antes de la famosa publicidad que la llevó a la fama, poco se podría encontrar de ella, porque su nombre en realidad no es Alejandra.

Oriunda de Formosa, la periodista debió tomar una difícil decisión a inicios de su carrera en el mundo de la tele y el espectáculo. Ella venía desde su provincia, donde sus amigos, familiares y conocidos la llamaban por el nombre de... Ayelén. Así figura en cada unos de sus documentos, pero la llegada a la capital del país casi que la obligó a dejar atrás su propia identidad.

Fue por las redes donde la periodista confesó las razones. Un usuario le puso en la caja de preguntas “¿Por qué no te dejaste el nombre Ayelén como te conocían en Formosa?”. Tomándose en serio el cuestionamiento, comenzó aclarando algo que la molesta sobre las suposiciones de la gente. “Todos piensan que tiene que ver con que me quiero olvidar de lo que viví en Formosa. Y no, nada que ver”.

La razón para dejar de ser Ayelén

Pero Maglietti en realidad está muy orgullosa de sus orígenes, lo que la impulsó a este cambio radical fueron los mismos porteños. “No me entendían. Cuando vine acá yo decía Ayelén y no me entendía nadie. Entonces tuve que usar Alejandra y quedó ese nombre solo por eso”, explicó por las redes.

Entre otros de sus secretos, confesó que sabe algunas palabras en guaraní, al menos las necesarias para poner a cualquiera en su lugar. “No sé hablar guaraní como para mantener una conversación o decirte algo de corrido. Sí sé puteadas y frases sueltas. Pero cuando escucho a otros hablar alguna que otra palabra capto”, explicó la también abogada.

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