B-Girl Vale: la Maradona del breaking

“No gané medallas, pero gané muchas otras cosas”, dice la mendocina que representó a Argentina en breaking en Buenos Aires 2018.

B-Girl Vale: la Maradona del breaking
B-Girl Vale: la Maradona del breaking

"En una villa nació, fue deseo de Dios, crecer y sobrevivir a la humilde expresión…"

Cuenta la historia que hace 50 años, un chico nacido en Villa Fiorito, soñaba con ser futbolista y que el deporte le cambió la vida para siempre hasta llevarlo a ser una personalidad mundial.

"Los Juegos me cambiaron la vida y la forma de pensar", dice Valeria González o más conocida en el mundo deportivo como B-Girl Vale la tupungatina que fue la única  representante argentina de breaking en los Juegos Olímpicos de la Juventud en Buenos Aires.

Para dimensionar cuan real ha sido el aporte hay que conocer la historia de esta joven, que más allá de que no ganó medalla sabe que los últimos meses le permitieron dar un paso que en su realidad era muy difícil de conseguir.

“Somos cinco hermanos y siempre mi familia tuvo que alquilar. Hace un tiempo mi mamá se separó y no teníamos para alquilar. Entonces nos vinimos de Tupungato a Tunuyán. Mi barrio es un asentamiento La Sidrera y acá pude comenzar a vivir de esta manera”, cuenta Vale con la verborragia típica de quién está feliz, aún viviendo momentos de algarabía.

Vale comenzó a hacer breakdance a los 14 años, cuando se enteró que muy cerca de su nuevo domicilio había un CIC municipal en el que se daban clases de baile e inspirada en su amor por esa actividad. Pero no hubo amor a primera vista. "El primer día no había nadie y no quería volver, pero mi mamá me dijo que probáramos de nuevo. La segunda vez vi que los chicos se paraban de cabeza y no me gustó. Pero mi mamá me insistió y gracias a Dios que lo hizo", cuenta.

"Enfrentar la adversidad con afán de ganarse a cada paso la vida…"

Su llegada a los Juegos se dio casi de casualidad. Aunque hubo tantas trabas que uno debe convencerse de que ese era su destino. "Nos enteramos que había que mandar un video a una página de Japón (Breaking for gold) para poder ser seleccionada para los Juegos. Yo no entendía nada, porque no me daba cuenta como el baile podía ingresar en los Olímpicos. Me acuerdo que hicimos como treinta tomas en dos días y ya cuando faltaba poco tiempo, lo mandé. De Argentina fuimos cinco chicas y quedé en el primer lugar. Eso me dio la clasificación directa para la final en Japón al igual que la chica que quedó segunda. Las otras tenían que ir a una previa en Filadelfia, pero no viajaron por cuestión de dinero".

Llegar a Oriente no fue fácil por varias razones. "Con una plata que me dio un sponsor pudimos hacer que la mamá de mi entrenador (Jeremías Sosa) se liberara de deudas y sacara una tarjeta de crédito. Con ella pagamos los pasajes, pero en la Embajada no me dieron la visa, aunque si a mí entrenador. Pensé que habíamos perdido toda la plata y el sueño. Nos quedamos una semana en Buenos Aires y volvimos a intentar. Finalmente me dieron el permiso por unos meses", cuenta y la voz se le vuelve a angustiar como debe haber pasado en ese momento.

Con su inocencia y la ilusión a cuestas se alojó en un hostel. "Después nos dijeron que teníamos alojamiento en un hotel cinco estrellas, pero ya estábamos por volvernos", repasa con una sonrisa.

"…con experiencia sedienta ambición de llegar…"

Contra todas las adversidades, quedó entre las 16 mejores superando a la otra chica argentina y eso le dio la clasificación. "Ese día fue el más feliz", dice mientras recupera el brillo en su mirada.

"El jurado no solo ve el desempeño de cada uno. También se tienen en cuenta las posturas, la colocación de las manos y los pies, la indumentaria y si el participante sigue el ritmo de la música", en eso me enfocaba yo en cada una de las competencias", sigue casi monologando en este momento de la charla.

Sobre su experiencia en Buenos Aires cuenta que  "hubo pequeñas cosas que fallaron y me dejaron la sensación que podría haber llegado más lejos. Tengo bronca porque usé zapatillas nuevas y se me salieron, entonces bailaba pensando en eso y me desordené. Yo tenía unas zapatillas viejas que las debería haber usado. Después de eso estaba muy enojada, Son experiencias".

…tal vez jugando pudiera a su familia ayudar...

De cara al futuro, cuenta que "más allá de no traer una medalla, a mí se me abrieron un montón de puertas y eso es impagable. Además, gané conocimientos y pude descubrir cosas que me hicieron cambiar mi forma de pensar". 

Su paso por los Juegos fueron para ella como un másters acelerado de vida. Tiene sus ideas claras, más allá de que muchos piensen que eso no se puede a los 18 años.

"Ahora, por ser olímpica, ya puedo dar clases de mi actividad y eso hará que gane tiempo. Mi idea era vivir de la danza, pero para hacer profesorado tenía que estudiar tres años", dice mientras su voz, aguda, sigue recuperando el entusiasmo,

"En la escuela conseguí poder tener un sistema semipresencial y con un par de cuadernillos ya termino la secundaria", repasa.

…Sembró alegría en el pueblo, regó de gloria este suelo...

Contará la historia que en el 2018, una mendocina que que veía en el baile su futuro, encontró el camino en unos Juegos Olímpicos para cambiar su realidad.

Representante de la cultura urbana 

El Break-Dance o b-boying (breaking) es un deporte/danza contemporánea que forma parte de la cultura del Hip Hop surgida en las comunidades de los barrios neoyorquinos como Bronx y Brooklyn en la década de 1970.

Break dance es un término comercial utilizado por los medios para llamar a esta cultura, pero su nombre real es breaking, danza que alcanzaría un reconocimiento más alto en los años 80´s, gracias a la influencia de diversos artistas como James Brown, y películas como  Beat Street. Los primeros innovadores del breaking fueron los jóvenes afroamericanos y los puertorriqueños.

Se denomina b-boy, b-girl o breaker a quien practica esta danza. La "B" de b-boy/b-girl proviene del término breakboy/breakgirl, dado que el bailarín danzaba los breaks ("roturas") de una canción provista por el DJ.

Divididos en “batallas” de destrezas, los participantes se repartieron en categorías femenina, masculina y  parejas mixtas, y después de eso ha sacarle brillo al piso.

Fueron 24 competidores, 12 varones y 12 mujeres, de 18 países que quedaron en la historia como los primeros en participar en esta actividad.

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