Se duplicaron los divorcios en parejas que no llegan a los cuatro años de casados

Las estadísticas corresponden a los últimos 9 años. Explican que se da a partir de las separaciones exprés del nuevo Código Civil.

Se duplicaron los divorcios en parejas que no llegan a los cuatro años de casados
Se duplicaron los divorcios en parejas que no llegan a los cuatro años de casados

Según datos del Registro Civil de la Ciudad de Buenos Aires, en los últimos 9 años se duplicó la cantidad de matrimonios que duran menos de cuatro años. El análisis de la psicóloga experta en vínculos familiares Alejandra Libenson sobre el curioso fenómeno.

En 2009, fueron 512 las parejas casadas con menos de cuatro años que pedían el divorcio. El año pasado, la cifra ascendió hasta 1007. El 'divorcio exprés' incluido en el nuevo Código Civil facilitó la ruptura de los matrimonios.

Bajo la normativa establecida en 2015, ahora basta con que una de las partes pida el divorcio para que este se efectivice y, además, el vínculo legal ya no debe cumplir un plazo mínimo de 3 años como antes para pedirlo sino que puede inscribirse en cualquier momento después de dar el sí.

Para la psicóloga Alejanda Libenson, "es curioso que en esta era de la cultura del éxito y de la baja tolerancia a la frustración uno pueda sostener un vínculo a lo largo de mucho tiempo" ya que esto implica "renunciar a muchas otras relaciones, cuando hay un acuerdo entre las partes de mutua convivencia y necesidad de ser exclusivos, sin terceros en discordia".

"Algunas parejas actuales eligen ir probando diferentes modos de vincularse con otras personas porque saben que siempre hay alguien más con quien poder estar. Es una cultura deseante. El deseo no tiene objeto ni sujeto, se va concretando. Esta sociedad está imprimiendo cada vez más la posibilidad de la expectativa de que hay algo más y mejor, cuanto antes y más rápido porque 'el mundo se termina'", expresó la profesional en Radio Mitre.

En ese sentido, la terapeuta señaló que "si en las primeras experiencias de crianza uno no ha atravesado la frustración, la capacidad de espera, de poder elegir, sostener y actuar con responsabilidad, lo más probable es que ante cualquier dificultad o situación de dolor, esa persona tienda a tomar distancia, replegarse y cortar, emitiendo la posibilidad de reparar, construir y de reelegir desde otro lugar con quién uno está".

"Entre el pensamiento y la acción tiene que haber un tiempo de espera. Porque si el impulso se convierte en una acción espontánea, no nos da la chance de mediar la palabra y poder preguntarnos y preguntarle al otro si queremos seguir estando juntos o no. Tal vez por eso los divorcios son un modo de actuar algo que tal vez no se pudo poner en palabras en el momento adecuado", argumentó Libenson.

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