Raúl Flores y una yunga de artistas

El creador cordobés, dedicado a la fotografía contemporánea, presenta 50 imágenes tomadas con un celular en el Museo Municipal de Arte Moderno. Junto a él exponen los nueve jóvenes seleccionados para la formación Yungas Arte Contemporáneo, que dictó en 20

Raúl Flores y una yunga de artistas
Raúl Flores y una yunga de artistas

Raúl Flores nació en Córdoba en 1965. Luego de formarse en artes visuales y de participar en colectivos de su provincia se instaló un año en Río de Janeiro y más tarde en Buenos Aires, donde retomó su práctica artística en 1990.

Las esculturas con galletas eran por entonces obra de su creación, que giraba en torno a la comida: “Me resultó un tema muy atractivo cuando empecé mi carrera porque Argentina es un país que la utiliza como metáfora de muchas cosas: “somos el granero del mundo”; cuando se habla de corrupción se dice “repartir la torta”; “tenemos la mejor carne”.

Yo llegué a la fotografía a partir de un problema técnico de conservación de la comida”, dice el autor de un sinfín de retratos de interiores de heladeras, piletas de cocina, basureros y restos de alimentos en estado puro.

Fotografía de ocasión, como define a su obra el historiador del arte Marcelo Pacheco, en “una sucesión de banalidades que el fotógrafo, con poco pudor técnico y poca responsabilidad temática registra aquí y allá (en Buenos Aires, La Habana, San Pablo, en casa de amigos, en un hotel, en la calle)”.

El arte de las imágenes duraderas como medio práctico, lo hogareño y la curiosidad, lo criollo y lo trash conviven en la mirada filosa de este artista en el que “lo doméstico se encrespa y adquiere la sustancia de observaciones culturales”, en palabras de Pacheco. 

A los 32 años, Flores fue becado en el Programa de Perfeccionamiento para Jóvenes Artistas dirigido por Guillermo Kuitca y desde 2001 hasta 2004 vivió en Barcelona, donde fundó junto a la diseñadora Paula Galli la asociación Doque Arte Contemporáneo, dedicada a la promoción de jóvenes artistas sudamericanos en España.

Decenas de exposiciones nacionales y en el exterior, premios e instancias de formación construyen a este hombre que reconoce al tránsito urbano y su vida social como eje temático de los últimos diez años de producción.

“Vivo de viaje desde hace mucho tiempo por distintos motivos, por situaciones laborales pero también por amor; soy alguien que se mueve mucho”, dice en pleno montaje de la muestra “S/T”, en la que expone 50 imágenes tomadas con un iPhone y que hasta hace pocos días estuvo en Mock Galería, en Buenos Aires.

Junto a él exponen nueve artistas jóvenes de Mendoza que integraron el programa de formación Yungas Arte Contemporáneo, que creó hace tres años junto al artista Piero Sogno con el fin de profesionalizar la escena artística local y generar espacios que promuevan el diálogo y la experimentación. Hasta el momento la experiencia tuvo lugar en la provincia, Tucumán y Corrientes.

- ¿Cómo surge la muestra "S/T"?

- Este proyecto nace hace un año y está vinculado a Yungas, porque tuvo que ver con mi nomadismo. En un momento Yungas Corrientes y Tucumán se cruzaron y durante varios meses viví en tres provincias como tutor de los artistas seleccionados.

Esas imágenes supuestamente inconexas aparecieron de material que yo pasaba en mis clases; en paralelo hacía mi obra con la cámara del teléfono y cuando vi todo eso desordenado me interesó mucho y apareció el proyecto.

Cada serie son módulos de tres o seis imágenes con una palabra como disparador; la edición la hice con la persona que escribió el catálogo, que es Teo Wainfred.

Son imágenes de fragmentos de mis clases, mi vida social y mi producción como fotógrafo. Es la primera vez que presento un proyecto realizado con celular.

Si bien hace 20 años que utilizo la fotografía como soporte, cada obra fue realizada con una cámara distinta. La muestra ya se vio en Buenos Aires y funcionó muy bien. La falta de título es porque en realidad es una sola idea que funciona como random.

- ¿La fotografía es tu medio de trabajo o recurrís a otros soportes? ¿Cuál es tu relación con la técnica?

- Mi profesionalización como artista está vinculada a la fotografía. Mi primera muestra que yo considero buena hasta ahora, toda mi obra que pertenece a museos y colecciones privadas, y lo internacional está ligada a lo fotográfico; mi formación es de escuela de arte con especialización en pintura.

Creo que cada cámara resuelve una imagen como la pensó el ingeniero que la diseñó. Cuando desarrollo un proyecto trato de buscar una cámara que piense como yo pensé ese proyecto.

En cuanto a la técnica, le pido a cada cámara lo que puede. La preocupación técnica no es un problema mío, sino del ambiente fotográfico que no me interesa para nada y que por lo general es muy crítico con mi obra.

- ¿Cuándo decidiste ser artista y qué influencia tuvieron tus padres?

- Decidí ser artista de niño, jugando a serlo. Mis padres, dos personas muy inteligentes me inscribieron rápidamente en la escuela de arte y en talleres, entonces hice un taller infantil, luego el infanto-juvenil, un taller libre y la carrera.

Tuve cerca de 16 años dedicados a la formación. Creo que mis padres me enseñaron a ser buen amigo y para mi obra es muy importante el vínculo con los interlocutores.

Generalmente mi obra sale del diálogo que tengo con esas personas y de las notas sueltas que tomo, donde por lo general escribo la imagen que voy a hacer.

- ¿Qué es Yungas y cuál fue el resultado de la experiencia en Mendoza?

- Yungas es un proyecto que armamos con Piero Sogno, un artista tucumano. Es una beca que cuenta con un jurado local que elige a un grupo de artistas con los que trabajo durante ocho meses una vez al mes durante tres o cuatro días.

Tratamos de que el programa cuente con invitados, en Mendoza estuvo muy presente Adriana Puebla; es una mezcla de capitales privados y públicos con lo cual los presupuestos en cada lugar son muy desparejos.

La idea es seguir grupalmente la producción de ese año de cada artista. Creo que cuando los artistas se reúnen a hablar pasan muchas cosas: primero se vincula con el contexto más directo, que es el trabajo grupal, y eso genera un impacto en el circuito donde está.

Con una periodicidad pasan estas cosas, generan proyectos en común, una devolución, un tejido. Me interesa pensar Yungas como tejido. Yungas rompió con la modalidad de clínica del Fondo Nacional de las Artes, donde aparece alguien de afuera, viene y te da diez tips de cómo seguir trabajando tu obra con una mirada supuestamente profesional.

Creo que lo que funciona bien es que sea un tiempo largo, creo que muchas de las conclusiones de Yungas terminan en un bar borracho, fuera del ámbito del taller.

Creo que funciona bien pensar a los artistas como colegas, compartir las experiencias y las dudas, y creo que la única estrategia fue convivir un tiempo. La única certeza que tengo es que desde que nos conocimos todos somos mejores artistas y eso me enorgullece mucho.

A Raúl Flores algo le molesta y no lo oculta: “El Museo censuró mi foto del catálogo, de tapa. Me llamó la atención y me parece un detalle sobresaliente de esta muestra”.

Yunga de artistas

Exponen junto a Raúl Flores hasta el 7 de setiembre en el MMAMM, Subsuelo Plaza Independencia, los nueve autores seleccionados en la instancia de formación realizada en 2013, que contó con la curaduría de Florencia Juri:

Noelia Guzmán presenta un video arte y un stop motion acompañado de objetos y una serie de fotografías: "Mi búsqueda de personas específicas o el encuentro espontáneo con las mismas hacen de cada experiencia algo único, rico y diverso, con interacciones que me enriquecen al momento de crear".

Alfredo Dufour expone un políptico en acrílico sobre MDF: "Mi obra es una fiesta a la que no pude ir. Recolecto y resignifico, a veces redirijo; me alimento de la superficie de las cosas que me gustan. Existe en mi trabajo cierta inocencia o inconsciencia, a veces contradicción entre lo plástico, el tema y su abordaje. En un lugar donde todo parece estar resuelto, me sigo preguntando, ¿por qué el sudor es tan sexy?"

Carolina Simón: Desde el video arte, esta vez, propone investigar en tres líneas conceptuales: Gesto, Palabra y Discurso. "Abordo estos conceptos a través de la metáfora, utilizando el cuerpo como soporte, así como objetos, animales y sitios que desde su carga simbólica construyen un "cuerpo biográfico": mi cuerpo biográfico". En su trabajo la pregunta es un punto de partida.

Federico Jefferies: "Partiendo de la premisa de que el tiempo no existe, o bien, que es una abstracción compleja de nuestra conciencia mortal, me propuse cristalizar el tiempo en el espacio a partir de la descomposición de una acción en la sumatoria de cada uno de sus instantes efímeros", dice acerca de su obra "Estructura ausente".

Constanza Giuliani trabajó una pintura en gran formato con aerosol sobre tela arpillera de plástico y una pintura en aerosol sobre cartón. Acerca de su obra, explica: "Me interesa lo que sentimos y cómo lo expresamos. Investigo la materialidad de esa expresión, su forma. La forma que tienen las emociones en el cuerpo y en la mente. Creo que las posibilidades son infinitas".

Juan Castillo apela a temáticas animales, sexuales y fantásticas con una estética vinculada al realismo mágico en la pintura y asociada a la línea como elemento mínimo del dibujo. Su serie de personajes híbridos con cabeza de animal funcionan como paradigma del ser contemporáneo en situaciones ambiguas y sugerentes que cuestionan al espectador.

Facundo Díaz: "Mi obra habla del fuego, de la fuente, del elixir mágico, de la muerte, del ritual de apertura del portal, de nuevos héroes con simples búsquedas de complejos cambios". Durante la inauguración de la muestra incendió una pintura del 2012 en la puerta del museo: "la locación mental es la Plaza de las Princesas Muertas".

Cosa Rara: El protagonista de este proyecto es la muerte a partir del suicidio de artistas y su reflexión en vida acerca del fin de la existencia. "Pensando en mis ídolos decidí que mi muerte debía ser parte de este proyecto y en un acto de brujería, para conjurar el triunfo de mi arte, me maté en la pintura".

Omar Jury presenta una obra fragmentada en la que toma como elemento a la pintura en una especie de vuelta atrás. Sobre su trabajo afirma: "Cuando produzco trato de utilizar diferentes lenguajes y no limitarme a uno solo. Si bien no me gusta combinar técnicas, sí me gusta abordarlas por separado. Me he abocado a la acuarela, la instalación, la escultura y la fotografía".

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