Promover la paternidad desde el Estado

Promover la paternidad desde el Estado
Promover la paternidad desde el Estado

Desde el Estado, y desde todos los estamentos de nuestra sociedad, hay que promover que los varones ejerzan su paternidad a pleno. Es decir que cuando nazca un hijo, éste cuente con sus dos padres para atenderlo, criarlo y satisfacer sus necesidades. Que difundan que desde el embarazo el hombre debe estar cuidando que la mujer tenga todo lo que se requiere para que la gestación transcurra normalmente y luego distribuyan equitativamente las tareas de la crianza.

Durante mucho tiempo se hizo al revés, se enseñaba que no era de hombres atender a los niños y que esa era una tarea exclusiva de mujeres. Aún hoy hay profesionales que, formados hace cuarenta años y con libros de hace cien, siguen inculcando que las mujeres deben dedicarse sólo a cuidar hijos y que el varón no tiene nada que hacer allí, como no sea poner plata y pegar unos gritos, de vez en cuando, para ratificar su autoridad.

Juezas y jueces, abogadas y abogados, doctoras y doctores, psicólogas y psicólogos, psiquiatras y psiquiatros, que siguen funcionando con el viejo esquema de la sociedad patriarcal y ven con malos ojos a los colegas que plantean la equidad y solidaridad entre papá y mamá.

Es un derecho de los hijos ser criados por ambos padres, estén estos casados o no, juntos o separados. La historia de la pareja puede terminarse o no haber comenzado nunca, pero como padres siempre deberán ejercer de manera conjunta, equitativa y solidaria.

La cantidad de hijos sin padre aumenta cada vez más; en esto contribuyen distintos factores a los que el Estado debe abocarse para contrarrestarlos y hacer que esa tendencia se quiebre. Sólo así lograremos que cada vez haya menos medio huérfanos, que además de sufrir la ausencia paterna deban estar mendigando la ayuda del Estado.

Madres solas, que tienen que cargar con toda la responsabilidad de criar a sus hijos y de mantener el hogar, padres que quieren participar en la crianza y se encuentran con puros obstáculos, desde los preconceptos sociales -a que recién hacíamos referencia- hasta los impedimentos en el mundo laboral. Y llegado el caso, un sistema judicial en el cual el hombre tiene que entrar arrodillado para que le permitan ver a sus hijos.

Fomentar la paternidad para que los hijos tengan todo lo que necesitan. Para que las mujeres puedan seguir con su vida y no deban abandonarlo todo por la maternidad. Para que los padres puedan vivir su vida afectiva a pleno y disfrutar de sus hijos.

El Estado debe decididamente tomar esto en serio, y hacer de ello una política de Estado, en la cual haya todo un programa a desarrollar, con objetivos claros y con metas precisas a llevar a cabo en distintos campos que tengan que ver con la familia.

Actualización de la legislación

Licencia por paternidad. Hace tiempo que está en tratamiento un proyecto para dar a los trabajadores varones que son padres una licencia suficiente que le permita tomar contacto con su hijo y hacerse cargo de sus cuidados desde los primeros días.

Puntos de encuentro familiar. También está en tratamiento un proyecto para la creación de lugares aptos y con personal especializado para que los hijos de parejas con separaciones conflictivas no pierdan el contacto con alguno de sus padres mientras dura la pelea judicial. Estos lugares sirven también para las re-vinculaciones cuando la relación se ha perdido o ha habido situaciones de alienación parental (cuando uno de los padres pone su hijo en contra del otro).

Registro de obstaculizadores del vínculo filial. Esta medida ya está legislada pero no pasó de ser una expresión de deseos, por eso ahora el Poder Ejecutivo provincial ha enviado a la Legislatura un nuevo proyecto para que funcione efectivamente.

En ese registro los jueces colocarán los nombres de las personas que obstaculicen el vínculo de un niño con sus padres o familiares y tendrán una serie de consecuencias similares a los que figuran en el registro de deudores de la cuota alimentaria. Todo esto tiene por objeto que no haya impunidad para quienes atenten contra los derechos del niño, niña y adolescente.

Hay que promover también lo que en otros países han denominado "ley de paternidad responsable" para acabar con esa afrenta a la dignidad humana que son los certificados de nacimiento con padre desconocido.

De los cuales el Estado ha sido el principal cómplice ya que una madre no puede decir quién es el padre, si éste no está presente para confirmarlo. Esa normativa, que se inventó hace siglos para proteger el buen nombre de los "señores" que gustaban de abusar de cuanta niña o señora anduviera cerca, en el Registro Civil sigue tan vigente como en el siglo XIX. Es una vergüenza humana.

A nivel nacional, con las modificaciones al Código Civil que están siendo tratadas, se avanzará considerablemente en muchos aspectos en beneficio de los hijos y sus derechos.

Las obligaciones del Estado

El objetivo del accionar del Estado en este aspecto deber ser que haya cada vez menos hijos sin padre y que esos padres se hagan responsables de manera equitativa y solidaria de las tareas de la crianza.

Campañas de concientización permanentes. En centros de salud, maternidades, centros comunitarios y delegaciones municipales, a fin de hacer llegar cursos, información, afiches, trípticos y todo lo que sea necesario para el logro del objetivo mencionado.

Escuela de padres. Promover su creación en distintos lugares de la provincia y apoyar las que ya existen. Lugares donde personal especializado y padres con experiencia enseñen cómo realizar las distintas tareas que un niño requiere.

Para que ambos padres sean capaces de bañar al bebé o de cambiarle los pañales, sepan cómo calmarlo o cuándo recurrir al médico; luego cómo prepararle la comida y más tarde cómo ayudarle en las tareas de la escuela.

Cuidar a un hijo no es tarea fácil, pero con un poco de ayuda se sale adelante y hoy, cuando muchas parejas no tiene familia alrededor para apoyarlas, estas escuelas de padres son un gran recurso. Igualmente para los padres adolescentes, con toda una problemática específica que si no la atendemos causa estragos, en ellos y en sus hijos.

En fin, hay muchísimas cosas que el Estado puede y debe hacer para promover la paternidad y lograr que cada vez haya menos hijos sin padre. Estos niños sufren carencias de todo tipo, afectivas, psicológicas y en muchos casos también sufren carencias a nivel nutritivo, educativo y de salud. El Estado procura cubrir como puede pero cada vez le será más difícil en la medida que se aboque a las consecuencias y no a las causas.

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