Miguel Mateos sin prejuicios: “El formato disco se está diluyendo”

En plena gira de “Electropop”, su último disco, el ex Zas asegura que en un par de años más dejará de editar álbumes para pasar directamente a la venta digital de canciones.

La salida de "Electropop", el disco que Miguel Mateos grabó en los Estados Unidos bajo su producción y para el que convocó a reconocidos músicos como Michael Thompson (guitarra) y Leland Sklar (bajo), que trabajaron con Michael Bolton, Joe Cocker, Madonna y Phil Collins, entre otros, marca una especie de bisagra en la carrera de este músico de 62 años.

La idea es que "Electropop" sea el primero de tres discos que abarquen las tres líneas de formación del artista: el pop, el rock y el formato acústico. Luego de lo cual, ya lo tiene decidido, dejará de editar álbumes para dedicarse exclusivamente a la venta de canciones on line.

Además de destacar su mirada sin prejuicios sobre la música, Mateos manifiesta en esta entrevista su satisfacción por haber recuperado el catálogo de Zas que estaba en manos de Music Hall, tras una gestión del Instituto Nacional de la Música.

-En "Electropop" te metés de lleno en las máquinas pero también reflotás viejos sonidos.

-Sí, es que volví sobre la idea de hacer un tríptico que reuniera los tres subgéneros que me formaron. Es algo que tenía pensado hacer con mi disco anterior, "La alegría ha vuelto a la ciudad", que iba a abarcar estas tres patas y se iba a llamar "La maravillosa historia del rock and roll". Pero finalmente no se dio y aquí estoy intentándolo de nuevo.

-Es decir que este disco viene a ser la pata pop de las tres.

-Sí, y después vendrá la acústica y luego la más rockera. Van a ser mis tres últimas obras con el formato disco, que es algo que se está diluyendo con el tiempo si es que no está diluido ya. Después me dedicaré nada más que a la venta digital de canciones.

-Los trece temas de "Electropop" ¿fueron todos compuestos para el álbum o algunos te quedaron del primer proyecto?

-En realidad las canciones siguen saliendo del piano. Yo elegí unas veinte que tengo grabadas y elegí las que más se podían encuadrar en una producción sónica como ésta, que tiene sintetizadores, máquinas de ritmo y secuencias. Alguna que otra sí la terminé especialmente para éste, la fui sacando de los samples y armando con distintas partes que ya tenía en la computadora. Son canciones que toco en piano, puedo tocarlas todas.

-¿Cómo te llevás con la música electrónica?

-Me gusta mucho. Me encanta desde Depeche Mode hasta los actuales Calvin Harris o Capital Cities. De todos tengo alguna influencia. Hasta de los más nuevos Broken Bells, aunque respiran los '80 con sus baterías, tambores, cámaras, melodías bien fluidas.

-En esa línea, ¿son todos hijos de Kratwerk?

-No, Kraftwerk es otra cosa.

-¿A quién ves más en esa línea?

-A Ultravox, que alguna vez mencioné como una de mis bandas preferidas; Depeche y alguna que otra banda en la que todos cantan. O Duran Duran, no sé. Duran Duran tiene canciones estupendas. Me hubiera gustado escribir "Ordinary World", por ejemplo. Pero yo escucho de todo, no tengo ningún prejuicio musical y disfruto también de Frank Zappa, los Sex Pistols, Led Zeppelin y hasta David Gilmour.

-Pero en el tema "La ley del pulgar" despotricás contra el amor digital.

- No, no despotrico, es una ironía nada más. Tiene que ver con lo que me contó una mamá sobre su hijo de 16 años que no hacía otra cosa que mirar el celular. Otra vez voy a cenar a un restaurante y veo una parejita en el Día de los Enamorados, cada uno con la mirada clavada en sus celulares.

El único vínculo era ese, la fotito para mostrar el sushi. No lo tomo como una crítica, es francamente una ironía. Pero hoy se prefiere la comunicación a través de una pantalla de celular que cara a cara con otra persona.

-¿Querías que "Euforia" fuera el tema power del disco, el más bailable?

-No, hay dos o tres que son muy bailables. A mí también me gusta el dance, fui el primero en hacer remixes de las canciones y me mataron. Después salieron todos los demás. Fui uno de los primeros animales que se atrevió a hacer remixes.

-¿Los hacías vos?

-No, los mandaba. Imaginate que estábamos hablando del 86, hace 30 años de eso. Creo que lo hizo alguien en Estados Unidos porque acá no existía.

Los productores en ese momento me dijeron de hacer un disco doble y ponerlo atrás de otro, fue todo un atrevimiento. También hice "Obsesión", que fue un disco netamente dance. Yo disfruto de Calvin Harris y de Frank Zappa, por eso. Disfruto hasta de Abba y Katy Perry.

-Planteabas lo de la temática de "La quinta pata del gato", la de buscarle un problema todo. ¿Esa actitud es muy de latino?

-Es netamente latino.

-¿Los gringos se hacen menos problema?

-Me parece que sí. Me parece nada más, eh. No lo puedo asegurar. Nosotros tenemos una carga y aparte dudamos de todo. La desconfianza viene porque muchas veces nos han cagado, obvio. Aparte es una expresión nuestra, en inglés creo que se dice la tercera pata del gato. Pero en México se dice igual.

-¿Qué sabías de los discos que habías editado por Music Hall y que ahora recuperaste?

-Nada, hace 10 años atrás o un poquito más empezamos a gestionar para recuperar mis derechos. Después de 2 años de litigar me di cuenta de que no podía solo.

-¿En manos de quién estaban?

-En manos de una especie de agencia de inescrupulosos abogados que tenían dudosas corporaciones y nombre que no se sabía de quien. Sinceramente, le perdí el rastro. Hablamos con un abogado. En un momento llevaba tanta plata gastada en mis abogados que me di cuenta que así no iba.

-¿Cuándo te llegó que el Inamu se puso a cargo de recuperar el catálogo del sello?

-Esto fue una movida política muy interesante del anterior gobierno. Cristian Aldana me llamó y me comentó lo que se iba a hacer, y le dije que le diera para adelante, que yo estaba para lo que necesitara. Pasaron dos años y un día me llamó para decirme que estaba por salir la sentencia de que me devolvían los discos. Y no lo podía creer.

-¿Qué discos recuperaste?

-"ZAZ", "Huevos", "Tengo que parar", "Rockas vivas", el EP de "Mensajes en la radio" y "Perdiendo el control" en inglés, que era el disco psicodélico que se ponía la púa al revés. Todo eso ha vuelto.

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