Claudio Manchado: el Buby de la Villa Nueva

El sobrenombre traspasa las barreras y el fútbol de Mendoza así lo reconoce. Entró en la historia de los grandes arqueros del Tomba y aún se enorgullece de sus inicios en Murialdo. Hoy visitador médico y padre orgulloso.

Puntual y de traje como lo exige su profesión actual, Claudio Manchado se presta para una entrevista relajada y con muchas risas.

Salió de Murialdo, jugó en Guaymallén, brilló en Godoy Cruz, creció con San Martín y hasta vistió los colores de la Lepra. El futbolero común mendocino lo respeta y reconoce. Es de esos nombres que trascendió clubes y se metió en la historia de todos.

“De pibe mi viejo me llevaba a ver a Guaymallén, y me tiraba bastante. Es más, alcancé a jugar con un grande como el Chufi Sosa en el ‘89, Meritello, Patón Rivas, Héctor Caruso” recuerda con precisión. Claro que para el “Buby”, su cuna es Leonardo Murialdo. “Es todo para mi. El baby fútbol, el colegio, tengo mi vida allí. Haber debutado en Primera a los 16 años. Sigo viviendo allí en Villa Nueva; mis hijos van a ese colegio. Y viviré mi vejez también” cuenta orgulloso.

Claro que después llegaría el salto de calidad, la chance de escalar lo más alto posible. Y sus dotes lo llevaron muy alto. "Me dediqué de chico, mi sueño era jugar en Primera. Debuté en Murialdo y Alberto Garro ya me conocía de desde inferiores. En el '90 pasé a Godoy Cruz, salimos campeones y me compraron el pase. Allí se armó un grupo de los mejores. Aquel plantel con Rubén y Osvaldo Almeida, Rafa Iglesias, Gato Oldrá, el Cachorro Abaurre" nombrando algunos nomás de los que le dieron la primera gran alegría al Tomba: ascender a la B Nacional.

E inmediatamente llegan la analogía con este presente glorioso de Godoy Cruz. “Uno compara y sin querer encuentra coincidencias.

Aquellos logros nuestros tienen su prolongación en este momento del Tomba. Y hay que disfrutarlo. Uno no puede dejar de felicitar a este plantel, porque ha llevado al Tomba muy  alto”. Y explica que “Godoy Cruz siempre tuvo un proyecto. Generar buenos futbolistas, pero antes buenas personas. En ese club uno aprendió y creció de la misma manera. El crecimiento institucional se basaba en lograr metas deportivas y formar buenas personas. Claro que hubo épocas de vacas flacas, aun cuando ascendimos, no había plata. Luego cuando llegó Mansur, Contreras, fue una inyección económica para mantener ese proceso” recuerda el Buby.

La máxima divisional llegó en “Gimnasia y Tiro en el ‘98.  Otro gran paso en mi carrera, fue Rosario Central. Estuve dos años y medio, integré el plantel de la Copa Libertadores, y aunque jugué pocos partidos  de titular, pude disfrutar a varios técnicos que me marcaron. El Flaco Menotti, Bauza, Russo”.

El rápido repaso a su carrera no le impide volver al presente. “Cerca de retirarme, hace ya diez años, comencé con esto de visitador médico. Estoy en Roemmers, uno de los laboratorios más grandes de esta industria. Me pone muy contento. Cuando visito un médico, siempre sale el tema, y es grato porque el reconocimiento te lo da el deporte” y deja a modo de enseñanza: “Sigo insistiendo que el fútbol es una carrera corta, que dejás de jugar y se olvidan de vos. Y hay que seguir generando recursos para mantener una vida digna. En cualquier deporte pasa eso. Hoy cuando dejan, todos quieren ser DT, y no hay lugar para todos”.

"En el club Alemán ahora soy 9. Muy parecido al Cachorro Abaurre (risas). Él sabe que me gusta jugar de '9', hubiésemos hecho una dupla interesante"

"El puesto de arquero te desgasta"

“En los últimos 20 años, Godoy Cruz tuvo arqueros con una gran proyección. A Nelson Ibáñez, Diego Pozo, Sebastián Torrico, los conozco desde muy chicos. Yo jugaba en Primera y ellos venía de abajo. A ellos también les sugería que se sacrificaran, que su oportunidad iba a llegar. Una vez, Diego se quería ir a Estados Unidos a trabajar, porque tenía la familia allá. Recuerdo que le dije 'vos estas loco, quedáte acá que cuando me vaya vos sos el que atajará' y me respondió 'pero si vos ni siquiera te resfrias. Llevás como 150 partidos jugados’. Y atrás venía el “Loco” y luego “Seba”. Para mi es un orgullo que tanto al “Loco” como a Diego los hayan citado alguna vez para la Selección.

Recuerdo que les hice hacer su primer contrato con la empresa de guantes. Y hoy cuando los veo, les mangueo y ambos me regalaron un par nuevo (risas). El que más técnica tenía era Diego, más dotado por su altura para el puesto. El Loco Ibáñez era, como dice su apodo, lindo, querible. Cuando no le salían las cosas, era insoportable. Quizá de los tres el más parecido a mi era ‘Seba’. Constante, se entrenaba noche y día. Siempre decía que de chico iba a verme atajar”.

"El 'Flaco' Menotti tiene un léxico muy sencillo, te dice las cosas de una manera que te quedan para siempre. No hacía diferencias entre titulares y suplentes"

“A mis hijos nunca los incentivé para jugar de arqueros, pero así lo eligieron. Del arco yo terminé agotado, cansado. Psicológicamente fue desgastante. Por ser el mayor, Ignacio me vio en acción, le gusta la cancha grande pero ahora ataja en futsal del club Alemán. Franco ataja en las inferiores de Murialdo, en fútbol de campo. Tiene más técnica. Ignacio es más arriesgado, más alocado. Atajan bien los dos. Pueda ser que lo disfruten, que no lo padezcan como yo al final de mi carrera. Ambos tienen que estudiar, sacrificarse. El más grande estudia, trabaja y juega. El fútbol es pan para hoy, hambre para mañana”

Ficha personal: Claudio Manchado

Edad: 46 años (10-3-71)
Hijos: Dos Ignacio (22 años), Franco (14)
Esposa: Carina
Profesión: Visitador médico
Trayectoria: Leonardo Murialdo, Guaymallén, Godoy Cruz, Gimnasia y Tiro, Rosario Central.

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