Check in: Cecilia Martínez Ruppel, Periodista y poeta. Ex editora de Lonley Planet Argentina. Creadora de Chamana moderna.

Último lugar que visitaste: Perú. Hice lo clásico: Cusco y Valle Sagrado, más Lima y sumé Máncora para terminar con un poco de playa.

¿Qué llevás en tu equipaje de mano? Anteojos (de lectura y de sol), dos libros -uno de ficción o de un tema que esté estudiando y uno de poesía-, un cuaderno y lapicera para escribir y dibujar (¡no llevo más la pluma porque siempre se explotan los cartuchos en el avión!) y abrigo, siempre tengo frío durante los vuelos.

Ventanilla o pasillo: Ventanilla. No soy de levantarme, me gusta tener una "pared" sobre la que dormir y me encanta la transición entre ver nubes y vislumbrar de a poco al destino al que llego.

¿Matás o te matan las horas en los aeropuertos? Lo tomo con calma; lo siento a nivel físico pero lo manejo en lo mental. Aprovecho para dibujar y completar mi diario de viaje, leer, usar Internet y observar a la gente, o bien me quedo dormida tipo desmayada. Me matan las horas en aeropuertos caóticos, pero en los que son grandes y se puede caminar e incluso encontrar silencio, no tengo mayores problemas.

Lectura para viajar: Me reservo algo especial que tenga sin leer o compro algo en particular, es una decisión importante para mí. A Perú por ejemplo llevé la última novela de Fabián Casas, Titanes del coco, porque un amigo me dijo que hablaba de la locura que son las redacciones periodísticas y que me iba a generar empatía por el momento personal en que yo me encontraba (dejando una redacción para ser independiente). Así fue y me reí mucho. Por otro lado, viajé decidida a comprar en Lima las obras completas del poeta José Watanabe. Lo curioso fue que el libro de Casas hace mención a ese autor peruano y otros a lo largo de la novela e incluso casi al final cita uno de Javier Heraud al que le saqué una foto en el Museo del Libro y de la Lengua porque me conmovió: ("Yo no me/ río de/ la/ muerte./ Sucede/ simplemente,/ que no/ tengo miedo/ de morir/ entre/ pájaros,/ y/ árboles"). Cuando se dan esas sincronizaciones soy muy feliz.

Música para volar en avión: ¡Escucho de todo! Puedo escuchar de cumbia a punk, la que escucho a diario.

Y para un viaje por la carretera: Si voy sola en micro hago videoclips mentales mirando por la ventanilla con música tranquila (de cantautores melódicos a experimental) o muy bailable (desde technopop hasta swing). Y si voy con amigos en auto "una que sepamos todos". Me acuerdo de rutas argentinas cantando algo de Charly o en México a los gritos con Marco Antonio Solís.

Vacaciones ¿WiFi o unplugged? Intento estar unplugged la mayor cantidad de tiempo posible pero me conecto cada tanto. También uso mucho Internet para ver mapas, cómo llegar a un lugar y otras logísticas. Como siempre, buscando el equilibrio.

¿Qué es lo primero que hacés cuando llegás a un nuevo lugar? Me gusta salir a caminar y chusmear algún supermercado y si es mercado popular, muchísimo mejor.

Lo peor que te puede pasar en un viaje: Sentirme mal físicamente.

Tu ritual favorito: Agradecer, porque viajar me hace tomar mayor conciencia de lo sagrado y eso me lleva a conversar con la naturaleza y la historia. Si voy al mar le pido que me purifique y le agradezco por llevarse las energías densas acumuladas; si voy al bosque o a la selva pido permiso a los árboles para tomar su chi (energía vital); si voy a ruinas o sitios arqueológicos, agradezco a los que pasaron por ahí antes que yo.

Tu peor olvido: ¡Me olvidé el pasaporte en la caja de seguridad de un hotel en Cartagena y me fui a Santa Marta!

Un cliché turístico que sí y uno que no: Sí a visitar todo lo obvio y a que cada uno siga el cliché que lo haga feliz sin que lo juzguen. Esto último me cuesta sostenerlo sólo ante las selfies, cuando interesan más que el lugar en sí y la gente alrededor; cuando se deja de estar en el momento presente y se está pensando en los "me gusta".

Un sabor  nuevo que hayas descubierto en un viaje: En la Riviera Nayarit probé la yaka, la fruta colgante más grande del mundo, valga la redundancia, conocida como "la fruta de los siete sabores". La comés y parece piña, frutilla, papaya, mango, durazno, melón, banana… te confunde el paladar y te da súper poderes: comés un pedacito y te vuelve tropical. También soy fan de la michelada, cerveza con limón, salsa picante, salsa inglesa, clamato, sal y pimienta. Cuando leo lo que tiene, mi lógica no entiende que me encante, pero es la pura verdad.

¿Qué te gusta comprar? Artesanías; lo norteño, lo andino, lo originario me fascina. Los tejidos, las materias primas naturales, las paletas de colores que usan y cómo las manejan, la simbología sagrada que aplican en las piezas… quisiera traerme todo.

Un museo que te impactó: La Casa Azul de Frida Kahlo y Diego Rivera, llegué justo por el Día de los Muertos y había un gran altar con figuras de ellos en miniatura. Primero vi las obras de Frida, me encantó pero estaba tranquila. Cuando subí y llegué a su estudio, donde están sus corsets y pomos de pintura a medio usar, el peso de su historia me estrujó el corazón. De ahí fui a la Casa museo León Trotsky y me pareció increíble verla tapiada, los agujeros de las balas, sus zapatos. Si bien visité museos con obras perfectas e increíbles, lo que más me impactó fueron en esos dos los objetos marcando ausencias.

Un destino para un road trip: Cuba es pequeña como para recorrerla en un tiempo prudente y en una semana podés estar en una ciudad como La Habana; callecitas como las de Cienfuegos, la playa y terminar bailando la salsa más pura en Santiago. Y toda la Argentina, que cuanto más la conozco más valoro lo variada y llena de tesoros que es.

Un lugar para descansar: Tigre casi te obliga a tirarte en una hamaca paraguaya. Ilha Grande en Brasil, Isla Mujeres en México, los Esteros del Iberá, San Luis con su cadencia tenue, Tafí del Valle.

Un destino de lujo: Me acuerdo de Formentera, isla cuya belleza es directamente proporcional a sus precios. Muchos italianos adinerados y un mar que dan ganas de hacerse sirena. Pero el tipo de lujo que más valoro es el de acceder a la naturaleza desde lugares privilegiados, como en un crucero que me permitió almorzar frente al glaciar Perito Moreno, un hotel de película adentro del Parque Nacional Torres del Payne o sobrevolar Ushuaia en helicóptero. También encontrar comida exquisita, una buena barra y una buena cama, en ese orden.

Y uno de bajo presupuesto: Argentina creo que mantiene opciones que permiten recorrerla aunque sea de mochilero y más si se evita la temporada alta. Quisiera conocer India y el Sudeste Asiático, que tras pagar el pasaje aparentemente es muy barato.

Un hallazgo cultural: Fui a la cancha varias veces en México a ver a los Pumas de la UNAM y la inocencia de los cantos de hinchada en relación a los nuestros me resultaron muy llamativos, al igual que la cantidad de alcohol que se toma antes y durante los partidos y las mascotas que tienen medio influenciados por los espectáculos deportivos estadounidenses, creo yo. Estuve en Europa durante una Eurocopa y disfruté mucho ver cómo viven el evento. En el último mundial me tocó ver un Chile-Brasil en Santiago, en un centro de ski lleno de brasileños y chilenos y fue tremenda fiesta, un partido muy sufrido y muy triste para Chile que perdió sobre el pucho. Estando en Lima jugaba Perú para las eliminatorias y lo fui a ver a un bar con una amiga; para nuestra sorpresa, ¡nos encontramos la calle tomada de hinchas como si fuera la final! No me interesa el fútbol en particular, así que descubrir que me gusta mucho como expresión cultural, fue un hallazgo para mí.

Tu escapada favorita: Me gusta mucho ir a Mar Azul, Las Gaviotas, toda esa zona de la costa local que combina cabañas en el bosque y playa. Y Uruguay.

Un destino que te sorprendió: La ciudadela medieval de Carcassonne, al sur de Francia, cerca de Toulouse, porque nunca había visitado algo semejante y me maravilla pensar en cómo vivía la gente ahí. También las selvas; tuve la suerte de conocer algunas espesas al norte de Brasil, en México e incluso las yungas tucumanas donde pasaron meses escondidos Los Uturuncos, la primera guerrilla del siglo XX en Argentina, y me sorprende cómo en cuestión de minutos la oscuridad se traga el paisaje y da paso al frío y a sonidos que no reconocés. El misterio lo posee todo.

Y uno que te decepcionó: Para mí decepcionarse es una decisión así que es un camino que intento no tomar cada vez con mayor conciencia. Las únicas pequeñas decepciones que recuerdo es ir a lugares que deseaba conocer y que estuvieran cerrados.

Una canción que te recuerde un viaje: Lovesong, de The Cure, porque los vi en vivo en Barcelona por primera vez, perdí a mis amigas y cuando tocaron ese tema me puse a bailar sola entre miles de desconocidos, en un país ajeno bajo la noche estrellada, fue una liberación, como la fiesta de egresados tardía de mi oscuridad adolescente.

El destino al que siempre podrías volver: México. Fui tres veces y cada vez que pienso en vacaciones por inercia miro antes que cualquier otro destino a cuánto están los pasajes para allá. Siempre hay otro pueblo u otra playa que conocer, la cultura y la comida me gustan muchísimo y algo que me atrae más todavía: tengo allá amigos hermosos, lo que siempre le permite a uno abordar el destino de una manera muy diferente y enriquecedora.

Tu recomendación para viajar: Pedir tips a gente local, siempre tener resuelto por lo menos en dónde vas a dormir la primera noche y andar receptivo, animarse a perderse y a salirse de lo planeado.

Un tip para un viajero que visite tu ciudad: ¡El under porteño! El teatro independiente, los recitales de bandas emergentes, los bodegones "de mala muerte", las milongas más escondidas.

Un recuerdo inolvidable: Mi bautismo de buceo en Arraial do Cabo y haberme ido sola a Uruguay a tomar ayahuasca y San Pedro en una noche ritual.

El viaje de tus sueños: ¡Lo voy a hacer realidad este año! Volveré a Perú, en un viaje junto a un chamán y a un maestro iniciático hasta la montaña sagrada de Ausangate, a 6.000 msnm, con la intención de recibir el grado de sacerdotisa andina. De ahí iré a Bolivia, país del que deseo fervientemente empaparme.

Un destino pendiente que empiece con tu inicial: China, porque estudio tai chi y me atrae la cultura tradicional, con su medicina y sus artes. Me gustaría ver de cerca templos y paisajes. Y Córdoba. Conozco poco y tengo cada vez más ganas de ahondar en la parte de las sierras, donde me enteré de unos viajes que hacen en carpa para aprender a reconocer y recolectar plantas medicinales.

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