Ariel Winograd: “Me siento un privilegiado”

El cineasta habla del éxito de “Mamá se fue de viaje”, la comedia que protagonizan Diego Peretti y Carla Peterson y que sigue siendo, desde su estreno hace diez días, la película argentina más vista en todo el país en lo que va del año.

Ariel Winograd parece haber encontrado la fórmula perfecta que combina comedias de alta calidad con buena recepción crítica y de público. Es que su idea de “cine comercial” jamás se contrapone a la calidad fílmica y casi podríamos decir que se trata de un autor, en la medida en que las seis películas que lleva realizadas son todas comedias y cada una con una mirada diferente sobre el género.

La última, estrenada hace dos semanas y aún en cartel en todas las multisalas del país, es “Mamá se fue de viaje”, una comedia que Winograd venía planeando desde hace casi una década y que tiene a una familia como protagonista absoluta: el matrimonio integrado por los personajes de Carla Peterson y Diego Peretti y sus cuatro hijos.

“Cara de queso (mi primer ghetto)”, fue una singular comedia sobre la adolescencia; “Mi primera boda”, acerca de un fiesta de casamiento que deviene en caos, muy al estilo de las llamadas “screwball comedies” de los años 40; “Vino para robar”, una elegante comedia de ladrones rodada en Mendoza y en Italia con cierto sabor hitchcockiano; después “Sin hijos”, acerca de un padre separado que se debate entre dos amores: su hija de 9 años y una nueva novia que no quiere saber nada con la maternidad; “Permitidos”, más cercana a la actual Nueva Comedia Americana, se centra en una pareja veinteañera y su relación con la infidelidad;  y finalmente “Mamá se fue de viaje”, que ahonda en las relaciones familiares con un matrimonio de cuarentones.

El guión de “Mamá se fue de viaje”, de Mariano Vera, tiene como eje a una madre de cuatro hijos que, dedicada a la crianza de estos y a las tareas domésticas, pone en aprietos a su marido conservador y en buena medida machista, al dejarle como encargo a los niños durante el tiempo que ella piensa necesario para abrir un paréntesis a su agobiante rutina.

Winograd, que también contó aquí con las actuaciones de Muriel Santa Ana, Martín Piroyansky, Guillermo Arengo, Pilar Gamboa, Maruja Bustamante y Mario Alarcón, así como fotografía de Félix Monti, habló de lo que significa para él ser un buen hacedor de comedias y hasta contó que alguna vez le gustaría trabajar con Adrián Suar como actor.

-¿Qué tanto tiene que ver esta historia con vos mismo?

-El 23 de agosto cumplo 40. Después de filmar “Sin hijos”, donde ya tuvimos la grata experiencia de trabajar con Diego (Peretti), producida íntegramente por Patagonik, y de “Permitidos”, surgió una posibilidad de dirigir un guión ajeno pero con el que me sentí completamente identificado, que es algo fundamental para que me enganche con una propuesta. Estoy en el momento en que puedo entender perfectamente al personaje y poder aportar a la historia muchas cosas desde mi lugar de realizador.

-¿Tenes la necesidad de identificarte en algún punto de la historia?

-Después de tener hijos, este es un tema con el que me siento mucho más identificado. Seguramente cuando hice “Permitidos” fue algo así como viajar por el tiempo para encontrarme con algo de mi propio pasado. Pero en este caso en particular se da que, además, actúa uno de mis hijos (Lorenzo, de dos años y medio, que hace el papel de Lolo, el más chiquito de la familia). Se dio de una manera natural, con conciencia de saber el paño de lo que estaba sucediendo, de poder decir que puedo identificarme o no con los personajes y que, más allá de esto, lo que se cuenta es verdad.

-¿Qué tiene que tener una buena comedia?

-Cada uno se ríe de diferentes cosas, pero hay algo que está ligado a la sustancia de la comedia y es que tiene que tener un contexto emocional en los personajes, para que no sea una comedia chata que no pueda explicarse. Siento que a la hora de construir este personaje de Diego, a diferencia del de “Sin hijos”, donde el protagonista estaba divorciado y quería volver atrás en el tiempo para sentirse más joven, este es uno más chapado a la antigua, un minimizador de lo que son las tareas del hogar, y muchas veces me ponía a pensar lo contrario de lo que yo haría, algo que lo hace muy divertido.

-Peretti es como uno de esos grandes comediantes del cine estadounidense...

-Peretti es Peretti. Para mí tiene una versatilidad muy grande, con la que puede trabajar tanto un registro emocional como humorístico en el mismo momento, en un mismo personaje, y puede entender la comedia como un instrumento al servicio de la película. Para poder lograr eso tiene que tener un bagaje adentro muy importante. La construcción de este personaje fue muy larga y confiaba en su capacidad de mejorarlo permanentemente. Tiene un uso de su cuerpo y de sus facciones que, en un plano corto, ya te está contando algo.

-Es muy importante la presencia de los chicos en el relato...

-La película tiene algo que no se ve y que es mejor que no se vea, que es la paciencia enorme que hay que tener para trabajar con cuatro actores niños o poco más, en un relato donde no es filmar una toma y listo, sino pensar en que se debe rodar y después editar pero que no falte nada. Las mismas escenas sin cortar se filmaban cuatro o cinco veces y a partir de ahí se resolvía el proceso de edición.

-¿Y como fue rodar con Carla Peterson?

-Lo de Carla estuvo muy ligado al personaje. Poco antes del rodaje ella estaba en los Estados Unidos acompañando a su marido, Martín Lousteau, entonces nuestro embajador allí. Nuestros primeros encuentros fueron por Skype, nos conocíamos muy poco de antes y cuando comenzamos con el intercambio me di cuenta de que era perfecta para el personaje de ese guión. Acordamos un tiempo de rodaje muy limitado, nada más que diez días. Tenía muy en claro el talento de Carla para la comedia, pero como habíamos hablado mucho del personaje y todo lo que significaba, que cuanto más agotado, baqueteado y distante de la familia esté iba a salir mejor, el resultado fue impresionante.

-¿Cómo fue el trabajo con los chicos?

-No me cabe duda de que fue muy bueno contar con el talento de María Laura Berch como coach de elenco juvenil, una experta a la que hay que llamar para todas las películas donde haya niños. Es un poco madre, amiga, y tiene eso de pensar qué es lo que les pasa a esos chicos en la historia. Hubo un casting enorme porque además tenían que tener ciertos rasgos parecidos a alguno de sus padres de ficción.

-¿Cómo ves la comedia en el cine argentino de hoy?

-En Estados Unidos hay una larga tradición de stand up, muchos de esos comediantes más tarde famosos salieron de “Saturday Night Live” y quizás por eso ahora que hay tanto stand up aquí, creo que se está formando una nueva tradición de comedia en nuestro país. Espero que pronto puedan empezar a tener sus ramificaciones, actores que se puedan sumar al cine. En cuanto al cine de comedia, yo aquí me siento un privilegiado, poder haber hecho en los últimos tres años tres películas, y sé que no es algo muy frecuente. Hacer cine no es sencillo y no siento que haya una ola de buenas comedias. Las comedias están más ligadas a los actores que a los directores.

-Martín Piroyansky es un actor que está en todos tus films...

-Siempre hay como un papel para él, pidiendo a gritos que sea él. Se da naturalmente, somos muy amigos y nos divertimos mucho. Incluso la película que él dirigió, “Voley”, sigue un poco en esta línea.

-¿Y en materia de otros comediantes, hay alguno con el que pensás que podrías trabajar?

-Ya hice seis comedias y ninguna con Adrián Suar. Me gustaría hacer una con Adrián, creo que es un gran comediante.

Batiendo récords

En los primeros cinco días desde su estreno, “Mamá se fue de viaje” fue vista por más de 200.000 personas en todo el país, con lo que tuvo el mejor arranque del cine argentino en lo que va del año, superando los de “Nieve negra” (el thriller con Ricardo Darín y Leonardo Sbaraglia que tuvo 171.619 personas en enero) y hasta a “Los padecientes”,  con los más tórridos Benjamín Vicuña y la China Suárez que apenas hizo 133.786 en sus primeros cinco días.

“Mamá se fue de viaje” también dejó muy atrás a “Casi leyendas” (con Diego Peretti y Diego Torres), que vieron 157.736 espectadores pero en 80 días en cartel, y a “Sólo se vive una vez” (Peter Lanzani y Gérard Depardieu) que vieron 72.167 en 25 días.

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