Año 2000: el motín vendimial

El Gobierno se adjudica la resolución como un éxito político. Accedió a dar mejores condiciones de vida para los reclusos.

El motín tuvo el final deseado: todos los rehenes recuperaron la libertad y no hubo muertos. Después de la crisis vivida, el gobierno de Roberto Iglesias convirtió a la resolución de este hecho en su mayor éxito político desde que asumió hace casi tres meses.

Tras más de 40 horas de negociaciones, los internos amotinados dejaron de lado su intención de fugarse y se limitaron a pedir mejores condiciones de vida y mayor agilidad en los trámites judiciales. En tanto que los diez cabecillas negociaron su traslado a otras unidades penitenciarias.

Sólo hubo tres heridos: dos guardiacárceles y un interno, que se recuperan.

Pero este epílogo del motín más largo de la historia provincial, pareció alterarse cuando todos ya festejaban. Es que cuando los policías ingresaron al penal para recuperar el control en los pabellones, algunos prisioneros los recibieron a balazos.

En ese momento, pasadas las 18.30, muchos creyeron que la historia comenzaba nuevamente de cero, aunque ya sin rehenes de por medio. Pero el enfrentamiento no pasó a mayores y las fuerzas de seguridad finalmente retomaron el mando.

Anoche, los efectivos policiales, apoyados por los gendarmes, tenían totalmente controlada la situación y tras una breve búsqueda encontraron cuatro armas en el interior de la cárcel.

La actividad continuará hoy a primera hora de la mañana. La policía hará una requisa más profunda de todos los pabellones, para relevar los daños provocados por los incendios (habrían destruido el 80% de las instalaciones) y buscar armas y drogas.

Más allá del final y del crédito político que se autoadjudicó el Gobierno, ayer se mencionaba como un hecho prácticamente seguro la renuncia del director de la penitenciaría, Alejandro Espeche.

Éste aseguró que su renuncia estaba a disposición de “quien crea” (en obvia alusión al Gobernador o el ministro Orquín) que no está capacitado para la función.

De la tensión a la calma

Ayer a la mañana quienes estaban apostados en el penal ya vislumbraron una pronta solución del conflicto.

Es que los amotinados declinaron su intención de fugarse y comenzaron a negociar una salida pacífica y algunas mejoras para la población carcelaria.

El Consejo Provincial de Seguridad estuvo reunido desde las 8 y se contactó permanentemente con los subsecretarios de Justicia, Roberto Grillo, y de Seguridad, Alejandro Salomón, que comandaron las tratativas desde la misma cárcel.

A través de los mediadores del Grupo de Resolución de Incidentes de Seguridad (Gris), el Ejecutivo trasladó sus requerimientos. Y los cabecillas demostraron su voluntad de terminar con el motín liberando a varios rehenes.

Pasado el mediodía, el Gobierno se comprometió a cumplir el petitorio de los internos y la situación se relajó. Además, envió alimentos y bebida al interior del penal, para fortalecer el pacto. Entonces, el final era sólo cuestión de horas.

A dos cuadras del conflicto estaban concentrados los familiares de los reclusos. Los gendarmes no les permitían acercarse más y desde allí siguieron las alternativas de las negociaciones, aunque se quejaron por la falta de información de parte de las autoridades.

No menos preocupados estaban los vecinos de la zona. Acostumbrados ya a los motines, se asomaban por las ventanas cada vez que escuchaban disparos y algunos se animaron a salir para dialogar con policías y gendarmes y buscar información de primera mano.

El final se precipitó a la siesta. Entonces, comenzó a salir de a uno la decena de rehenes que aún estaba en poder de los presos.

Cada nueva cara que aparecía tras el portón, era acompañada por la alegría y los llantos de los familiares, que aguardaban desde hacía horas la resolución del conflicto.

Civiles y penitenciarios fueron liberados alternadamente. Y a las 18.05 salieron los últimos 5 juntos. Cinco minutos después, los 10 cabecillas de la revuelta fueron subidos a una tráfic y trasladados a los calabozos de contraventores de la Policía. Allí, son custodiados por un numeroso grupo de efectivos, mientras se tramita su traslado a otras penitenciarías por cuestiones de seguridad.

La situación volvió a la normalidad ayer a la tarde lentamente, una vez liberados los rehenes y tras las escaramuzas en el interior del penal cuando entraron los policías.

La Gendarmería se replegó y liberó el tránsito vehicular en Boulogne Sur Mer. En tanto los familiares de los presos se concentraron en el frente a la espera de novedades...
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Los amotinados tomaron como rehenes a 21 personas, entre los cuales había 13 civiles y 8 agentes penitenciarios.

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