Vuelta a clases: llega la temida segunda parte del año

Hasta fin de año los chicos deben enfrentar las demandas del ciclo lectivo con cada vez menos energía, que también afecta a los padres. Cómo superarlas.

Con el regreso a clases, se inicia hoy la segunda etapa del ciclo lectivo. Los próximos pueden ser meses intensos con muchas demandas para los chicos pero también para los grandes, por lo que habrá que estar preparado para afrontarlo con éxito.

Distribuir energías, generar estrategias y sobre todo, armarse de paciencia son aspectos claves. Es que pese al receso invernal que termina, el cansancio del año se acumula y mucho más si durante las vacaciones hubo trasnochadas, muchas salidas y poco descanso.

Con la llegada de la primavera, las flores y los pajaritos, llegará una efervescencia que los mismos docentes reconocen se traslada a las conductas en el curso. Y en los últimos meses del año lograr atención y concentración es todo un desafío.

Hay festejos, trabajos que terminar, etapas que se cierran y otras que se abren. Quienes transitan el último año de primaria o secundaria están ya enfocados en tomar decisiones para el futuro o prepararse para rendir exámenes. Por otra  parte, quienes realizan alguna actividad deportiva o artística pueden tener muestras, torneos y hasta evaluaciones.

“Las pilas duran unas dos semanas y ya viene otra vez el cansancio, en esta época me cuesta más que mi hija se ponga a estudiar”, reconoce Verónica (45). Ella además es docente de primaria y aprecia cómo cambia la conducta de sus alumnos luego del receso.

“Ves que los chicos vuelven con entusiasmo para ver a los compañeros pero no tanto para aprender, por eso lo fuerte se ve en la primera etapa; los chicos ya vienen con la idea de que se termina el año entonces cuesta más, ya no tienen la misma atención y predisposición. En los más grandes también se notan cambios mentales y físicos”, detalla.

Por su parte, Lorena (41), mamá de 4 niños, dice que desde su punto de vista “la que viene es la peor parte del año, porque a partir de octubre hay que hacer cierres de todo y hay muchas cosas extra que estresan. Además se suman muchos festejos y hay muchos eventos sumado al trabajo de uno, así que hay que ponerle actitud para sobrellevarlo”.

En tanto, Natalia (37) considera que “el comienzo de clases implica estrés pero no sólo por la escuela sino además por todas las actividades extras y el trabajo, entonces todo eso implica horarios y corridas. Los chicos siempre han ido a la escuela pero somos cada vez más las mamás que trabajamos y tenemos que ocuparnos de muchas cosas, por lo que estamos muy sobreexigidas”.

En este marco hay que tener en cuenta actos de fin de curso y colaciones de grado. Además, entre el 28 de noviembre y el 12 de diciembre se tomarán los exámenes integradores, conocidos como “globales”. Y el 7 de diciembre terminan las clases pero no necesariamente las actividades.

El hijo de Natalia egresa de 7° grado por lo que hay un cúmulo de emociones con las que habrá que sobrellevar este período, como nostalgia y ansiedad, además de la sobrecarga de estar hace meses organizando viaje y celebración de fin de curso. 
Chicos estresados

La psicóloga y psicopedagoga Susana Ferreira explicó que el entorno familiar tiene un alto impacto en el rendimiento académico del niño o adolescente y en los recursos con los que cuenta para afrontar las demandas del entorno.

Agregó que muchos alumnos manifiestan dificultades en el aprendizaje, pero lo que hay detrás son algunas situaciones familiares que lo están afectando o dificultades relacionales con sus pares.

Señaló que se nota cuando hay una madre o padre que se toma tiempo para acompañar los procesos de aprendizaje de su hijo, los contextualiza y ayuda en la organización.

Por otra parte, “muchas veces el cansancio de los chicos no tiene que ver con la cantidad de tareas escolares sino con factores extra escuela, como falta de descanso o mala alimentación”, aseguró.

Además, en esta época del año también comienzan a ser más frecuentes las tardanzas y muchos no rinden porque no desayunan.

“Lo frecuente son chicos muy estresados frente a las exigencias, irritables o con  falta de responsabilidad frente a las cosas, que no pueden permanecer en el aula toda la clase o que molestan a los compañeros. Otros se muestran apáticos, todo lo cual impactará en el rendimiento escolar”, agregó Ferreira.

En cuanto a los globales, dijo que suelen implicar mucha presión para los alumnos pero fundamentalmente porque muchos padres les atribuyen mucha importancia, lo cual impacta en ellos.

Entre los adolescentes incide la falta de un descanso adecuado ya que suelen trasnochar y no dormir las horas suficientes, tal cual señaló la coordinadora del programa de Adolescencia de OSEP, Silvana Nadal: “No cumplen el mínimo de 8 horas que deberían dormir, lo hacen 4 o 5 horas y por eso luego tienen menos rendimiento”.

Esto fundamentalmente por el abuso de pantallas, que se extiende por la noche. Nadal comentó que la Sociedad Argentina de Pediatría y otras entidades internacionales recomiendan que su uso no supere las 2 o 3 horas.

En contraposición, destacó que estudios hechos en el país muestran que en la práctica se extienden a 5 o 6 en promedio y hay casos que superan las 8 horas diarias.

Por último, agregó que la necesidad de tomar decisiones sobre la carrera a seguir los deja muy agobiados y que el cansancio se nota particularmente entre quienes acuden todo el año a un preuniversitario.

Consejos

Organización. El tiempo hay que organizarlo para su aprovechamiento. En el caso de las tareas escolares, la psicopedagoga Susana Ferreira subrayó que el niño no puede estar abocado a ella más de 15 a 20 minutos. Por ello recomendó hacer tres intervalos con un descanso de 5 minutos.

Integrar conocimientos. Ferreira sugirió asegurarse de que el niño pueda aplicar lo que ha estudiado. Por ejemplo, hacer cuentas si ha estudiado las tablas.

Límites. Ponerlos en el uso de pantallas y determinar horas mínimas para el sueño. Éste debe realizarse durante la noche para que implique un descanso reparador.

Alimentación. Mantener una nutrición adecuada, no saltearse el desayuno, comer 4 a 6 veces por día, y de manera saludable y variada, con abundantes frutas y verduras.

Acompañamiento. Es fundamental no presionar en los procesos a los hijos. A los pequeños para estudiar y hacer tareas: a los más grandes en la elección de la carrera; y con todos poder mantener un diálogo fluido sobre las cosas que les suceden.

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