Volvieron los peces a un arroyo que fue contaminado

Se sembraron más de 300 truchas en el Salas Caroca de Tunuyán, a casi 3 años de que una negligencia matara a 20 mil peces.

Volvieron los peces a un arroyo que fue contaminado
Volvieron los peces a un arroyo que fue contaminado

A principios de 2012, el arroyo Salas Caroca de Tunuyán cobraba trascendencia pública por ofrecer el triste espectáculo de más de 20 mil peces muertos a lo largo de su cauce y en un coto de pesca por el que pasa.

El lavado de recipientes con agroquímicos aguas arriba fue el motivo de tamaña depredación. Días atrás, el mismo arroyo atestiguó el inicio de un proceso de remediación ambiental: más de 300 alevines de truchas arcoiris fueron sembrados en su lecho.

Apenas ingresaron en las aguas -bastante calmas y calurosas para la altura de la primavera que transcurre- los pequeños peces se escabulleron con rapidez, decididos a explorar su nuevo hogar. Su esperada presencia no sólo renovará la vida del cauce, sino que las truchas les servirán de sensores al personal de Recursos Naturales para monitorear el estado de salud de este arroyo en el futuro.

“Estos ejemplares son muy territorialistas. Cada uno salió a buscar el rincón del río que tomará por casa. Es muy raro que se mude si está cómodo con su sitio”, explicó visiblemente emocionado Alberto Moscuen, piscicultor y uno de los propietarios del coto de pesca vecino que sufrió las consecuencias de la contaminación.

Desde hace un tiempo, el hombre está colaborando con tareas en la Estación de Piscicultura del Manzano Histórico y propuso este sitio a las autoridades para abrir allí la temporada de siembra de alevines en el Valle de Uco.

“Se lo debíamos, era una cuenta pendiente con este arroyo. La irresponsabilidad de una persona arruinó el equilibrio y la dinámica de este hábitat natural, que tardará años en recuperarse. Sólo el hombre es capaz de hacer tanto daño”, reflexionó Moscuen.

Como pez en el agua

La siembra se realizó en el fondo de una propiedad privada de la calle Melchor Villanueva, cuyo límite natural es el Salas Caroca. Con una mezcla de entusiasmo y curiosidad, agricultores y vecinos de la finca se acercaron a presenciar este particular ritual. Todos hicieron silencio, tal vez por el respeto mismo que inspira la naturaleza o para evitar sumar mayor estrés a los animales en traslado.

Tito Moscuen bajó al lecho del río e introdujo un termómetro especial por algunos minutos, luego realizó lo mismo en los tanques de agua que venían sobre las camionetas. “Hay que equilibrar la temperatura hídrica, para evitar que sufran un shock término”, explicó.

Cuando los especialistas constataron que no existían riesgos, comenzó la siembra de las truchas en baldes de agua. Apenas tocaron el agua, las coloridas y pequeñas siluetas se perdieron en la corriente. Cada tanto se asomaba alguna para cazar algún bicho de la superficie.

“Ellas tienen un rol importante, vendrían a ser como el tigre de África. Las truchas regulan que no pululen otras especies, como los dientudos o las mojarras”, comentaron.

Estos más de 300 ejemplares de salmónidos fueron rescatados del arroyo La Remonta de Campo Los Andes. “Se capturan todos los años aguas abajo, antes que el cauce llegue a la planta potabilizadora de La Consulta, ya que es este arroyo el que provee el agua a todos esos poblados sancarlinos”, explicó Emiliano Calatayud, delegado de Recursos Naturales en el Valle de Uco.

Los especialistas explicaron que no debe pasar mucho tiempo desde la captura hasta la reinserción en su nuevo hábitat. “Es importante que no pierdan su estado salvaje, para que puedan sobrevivir en el arroyo”, apuntó Moscuen. Por su parte, Calatayud indicó que realizan periódicamente estas siembras, pero no se anuncian demasiado para evitar la pesca depredadora.

En este sentido, la estación de piscicultura del Manzano Histórico actúa como fuente permanente de provisión de salmónidos, que se suman a distintos cursos de agua de la provincia. En el último tiempo, la institución también provee de truchas para estanques y lagos a clubes privados y otras instituciones en Mendoza y otras provincias.

Un crimen ecológico

El 17 de febrero de 2012 los hermanos Moscuen denunciaban públicamente -también en la Justicia- la muerte de 20 mil ejemplares de salmón siberiano, la especie que comercializan para limpiar estanques y lagos. Toda la superficie de las lagunas en su coto de pesca, de Tunuyán, estaba cubierta de cadáveres flotando.

Horas después, los afectados descubrieron que alguien había lavado recipientes de agroquímicos en el arroyo. Toda esta información fue a la Justicia, que aún no dictamina al respecto. “Es un crimen ecológico, no sólo por lo que murió sino por lo que esas sustancias seguirán matando, pues los pesticidas son degenerativos. Pero Argentina es un país en pañales en este tipo de juicios”, expuso Alberto Moscuen.

La pasión de los Moscuen por la piscicultura viene de su abuelo Reynaldo. Alberto, que ha practicado la pesca en distintos lugares del país y el mundo, dice que “es un analgésico para el espíritu. Nunca te vas disconforme aunque no se pesque, lo que vale es el contacto con la naturaleza”.

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