Violencia vincular: alertas a tener en cuenta

El tema es complejo y toma muchas aristas según cuál sea el caso y tipo de vínculo intrafamiliar. En esta nota algunos indicios que pueden emerger en determinadas relaciones, que rozan la violencia o en las que ésta forma parte de ellas.

Si bien cada pareja y familia es un mundo, con la violencia jamás se “tranza”. Pero para que eso suceda hay que discernir sus diversas aristas y manifestaciones (muchas veces sutiles y engañosas) que preservan en su instinto primario el control, el manejo y el ejercicio de la violencia pura en todas sus expresiones.

¿Qué tipos de violencias existen y cuáles son las alerta a tener en cuenta? Lo que tenés que saber desde la palabra de la psicopedagoga Mónica Coronado.

Círculos tóxicos

“La violencia intrafamiliar es aquella que tiene lugar dentro de la familia, ya sea que el agresor comparta o haya compartido el mismo domicilio y comprende, entre otros: violación, maltrato físico, psicológico y abuso sexual. La violencia doméstica es un modelo de conductas aprendidas, coercitivas, que involucran abuso físico o la amenaza de abuso él. También puede incluir el abuso psicológico repetido, el ataque sexual, el aislamiento social progresivo, el castigo, la intimidación y la coerción económica”, escriben los especialistas del sitio Psicología on line.

Según la página existen autores que señalan que la violencia intrafamiliar se da básicamente por tres factores; “uno de ellos es la falta de control de impulsos, la carencia afectiva y la incapacidad para resolver problemas adecuadamente; y además en algunas personas podrían aparecer variables de abuso de alcohol y drogas”.

Más allá de la enumeración resulta fundamental poder resaltar determinados indicios  o manifestaciones para no pasar por alto.

Segúnla psicopedagoga Mónica Coronado, “en general hay que entender que la violencia se va gestando desde el inicio del vínculo con la pareja que dará luego origen a una familia. Ya desde esa instancia hay situaciones y alarmas que van dándose, ya sea del hombre hacia la mujer; o incluso, viceversa.

- ¿Cuáles son?

- Algunos pueden ser la tendencia a la posesividad, el control del otro, la restricción de amistades, el inmiscuirse en la privacidad de la pareja o interferir en ella. Se suman las amenazas y la descalificación como indicadores tempranos motivos de alarma. Por ello desde las escuelas se trabaja mucho con los adolescentes y jóvenes para que estén atentos a estos indicadores, ya que pueden llegar a ser precursores de la violencia familiar que se da en las primeras relaciones de pareja.

- ¿Qué sucede cuando tienen hijos?

- Cuando se configuran como familia existen diversos tipos de violencia que pueden darse. En muchos casos no hay violencia física, pero sí verbal, psicológica o de tipo económica; vinculada esta última a las restricciones y controles de gastos.

Las violencias se van dando y consolidando en la medida en que la pareja crece en la relación. Muchas veces siguen ese proceso hacia los hijos, ya que son los más vulnerables dentro del seno familiar; e incluso hacia los ancianos. Son muchos los casos que se ven del ejercicio de la violencia (cual fuere) de los hijos adultos hacia los padres mayores. Suelen verse muchas consultas de padres maltratados por sus hijos.

- ¿Qué genera este tipo de conducta en una persona?

- Hay personas que a veces caen en el error de hablar de “genes violentos” y esto no es así. No hay una influencia genética, sino un aprendizaje de la violencia, que mucha veces se ha dado en el seno familiar; por ejemplo cuando una persona ha vivido en una familia en donde se ha descalificado al otro, o a la pareja, o en donde la violencia ha estado presente bajo diferentes formas. A veces tienden a repetir el patrón.

Muchas otras veces sucede todo lo contrario, y encontramos papás a los que les cuesta poner límites porque han sido maltratados en sus hogares de niños. Es como aquel sujeto que ha sido hijo de fumadores y odia el cigarrillo luego de adulto, y se mantiene en un hábito de vida opuesto. Vencer el aprendizaje naturalizado de la violencia, como una manera de resolver los conflictos, es una tarea de vida.

- ¿Qué tipos de violencias se tipifican?

-  Hay tipificaciones que hablan de muchas clases de violencia y que tienen que ver con restringir y limitar al otro, o someterlo al poder para lo que sea. Es decir usar la agresión como herramienta de someter y dominar. Obviamente la violencia más evidente es la física: se pueden ver chicos con golpes, empujones, pellizcos, por aludir sólo a algunos terribles ejemplos, apreciables desde los colegios mismos. Se suman los abusos.

Otro tipo es la verbal: insultos, agravios, descalificaciones, comentarios que lastiman o humillaciones orales forman parte de esta clase de violencia. Lo que se llama violencia psicológica, generando entornos de inseguridades, celos, posesividad, o miedo, en donde la otra persona termine siendo acosada, acorralada, lastimada, despreciada y con mella en su autoestima.

Por su lado, también aparecer la violencia sexual hacia la pareja, caracterizada por actos sexuales no consentidos por ella, en donde se puede hablar de “violación” ya que se llega al acto sexual sin consentimiento.

La violencia simbólica y a veces más útil, pero no menos dañina: como cuando por ejemplo los padres no pasan a sus hijos la cuota alimentaria, o realizan restricciones de gastos de la pareja,  por medio del control.

- Los hogares que no son violentos, ¿pueden ser escenario de algún episodio "humano" de cólera, sin por ello ser caracterizados como "violentos"?

- Uno puede tener un episodio de violencia aislado, muy diferente a tener un comportamiento persistente y repetitivo donde la relación con  los demás aparece  atravesada por el miedo y el temor. Allí sí hay violencia.

Un momento de “violencia aislado”, por ejemplo en donde un padre se enoja y le pega a su hijo un “chirlo” porque se le escapó a la calle y casi lo atropellan, es algo muy diferente a hacerlo todo el tiempo por cualquier razón. De hecho nunca el golpe es una respuesta adecuada.

Si fue algo aislado, y se asume el compromiso de la no repetición del mismo, para buscar otra manera de sanción y concientización es una actitud muy diferente a la repetición constante por todo motivo.

Otro ejemplo puede ser una pareja de novios que en un momento de celos se grita y se descalifica verbalmente. Una cosa es que ocurra una vez llevados por el fragor de la pelea y la inmadurez, y algo muy diferente es que sea algo que ocurra siempre, y no se haga un compromiso interno de no discutir más de esa forma.

Cuando algo ocurre una vez (hablamos de actitudes más viscerales, no de situaciones de abuso o maltrato físico que jamás deben ocurrir ni permitirse hacia nadie) hay que hacer un análisis introspectivo para tener el firme compromiso de que no vuelva a suceder.

- Si hablamos de la violencia repetitiva, y no de una situación de rabia momentánea, ¿cómo funciona?

- El problema del patrón de violencia familiar es que hay un episodio de violencia, seguido del pedido de disculpas, para que luego de un tiempo comience a generarse un período de irritabilidad (por lo que sea) hasta el nuevo estallido de violencia. Se da un patrón cíclico, sobre todo en lo concerniente a la pareja.

Hay muchos prejuicios hacia las personas que sufren violencia familiar, como si hubiera un consentimiento o una aceptación en vivir este tipo de situaciones y esto no es así. Por lo contrario, quedan atrapados en una trama de esta circularidad oscura.

- ¿Cómo se sugiere "poner límites" a los chicos de una manera pedagógica?

- Considero que hay que  educar en el amor, la firmeza y los valores. Si el chico se porta mal pues tendrá que tener una sanción, pero no a través de un “chirlo”, sino por ejemplo sacándole lo que le gusta como no ver tele, ayudar a limpiar el jardín o hacer tareas, analizando lo sucedido y pidiendo disculpas de ser necesario a quien corresponda.

Los padres tienen recursos para sancionar, lo que pasa es que lleva tiempo, compromiso y dedicación, y muchos prefieren acudir a la violencia de una cachetada o “chirlo”.

Se puede educar con firmeza, límites y autoridad sin llegar nunca al golpe.

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