Un medio de transporte que hizo historia

El Trasandino, como idea de unir a los dos países, se generó en 1857, cuando se trazaron las primeras líneas en Buenos Aires. En 1885 el tren llegó a Mendoza y en 1910 se logró perforar el túnel que conectó a Argentina y Chile. En las tareas de construcción llegaron a trabajar 1.675 obreros.

Esta línea operó hasta 1934, cuando en febrero de ese año un aluvión interrumpió las líneas a la altura de la Estación Zanjón Amarillo. Esa estación era de vital importancia, ya que ahí se encontraban las locomotoras Kitson Meyer, que tenían servicio de cremallera, lo que posibilitaba el ascenso y descenso en las empinadas pendientes que debía atravesar el tren.

En 1944 el gobierno argentino nacionalizó la línea, incorporándola al Ferrocarril Belgrano y que operó hasta la década del 70.
Los motivos del cierre se deben principalmente al tema económico. Su construcción y trazado demandó enormes sumas de dinero: fue la línea más cara construida, debido a su trazado y corto kilometraje.

A su vez, los fletes que se cobraban era muy altos en comparación a los envíos al resto del país. Era más barato enviar mercadería a Buenos Aires que a Chile.  Además, el trazado no permitía el acarreo de gran cantidad de vagones por las enormes pendientes, lo que aumentaba el costo del transporte.

Realmente era un viaje extraordinario, las crónicas de viajeros que lo relatan son apasionantes. Aún quedan filmaciones y muy buenas fotografías de su funcionamiento, gracias a la memoria de los ferrocarrileros, como don Garcés Delgado, Luis Keena, Baldomero Fernández y Julio Monsalvo.

Las estaciones a lo largo de la línea eran de vital importancia para el reabastecimiento de agua para las locomotoras a vapor. También funcionaban como verdaderos centros de comunicación con las cercanías, donde habitantes y puesteros tenían contacto con la correspondencia y encomiendas que trasladaba esa línea.

El Trasandino fue de vital importancia para la economía mendocina, ya que permitía la vinculación de su comercio con todo el país. No solo mercaderías, vinos y uva, sino personas que se movilizaron a través de un servicio seguro, rápido y económico vieron perder sus esperanzas cuando el ferrocarril fue suprimido en la década de los 90.

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